Los nuevos escenarios financieros
Siempre refiri¨¦ndonos al mercado de las grandes empresas y corporaciones como prestatarias puede constatarse a lo largo de los dos ¨²ltimos decenios c¨®mo viene oper¨¢ndose un cambio clave en la verdadera funci¨®n de la banca: su abdicaci¨®n rreciente de la asunci¨®n del riesgo, que es, a la postre, su caracter¨ªstica m¨¢s sustantiva. Son as¨ª los ahorradores y prestatarios (o emprendedores) los que, en tales casos, se ponen en contacto directamente, quedando la banca como un broker quefimita su actuaci¨®n al diseflo y a la distribuci¨®n, no asumiendo riesgos, excepto cuando asegura la emisi¨®n correspondiente.Esta posici¨®n (desintermediaci¨®n bancaria) implica ganar menos -s¨®lo comisiones-, dentro, adem¨¢s, de un marco de creciente competencia y libertad (desregulaci¨®n) frente a un mercado m¨¢s transparente, lo que lleva a que se fuercen m¨¢s operaciones cerca de los emisores de t¨ªtulos (securitizaci¨®n).
Al final, este proceso puede ocasionar una sobrefinanciaci¨®n y, en definitiva, unas decisiones de gasto e inversi¨®n ineficientes por parte del prestatrio. A su vez, como el riesgo se diluye directamente entre la masa de ahorradores -particulares e instituciones-, lo natund es que la infonnaci¨®n de ¨¦stos sea peor que la que la banca se exige en su funci¨®n tradicional. Lo cual, unido a la presi¨®n se?alada m¨¢s arriba, puede poner en cuesti¨®n la calidad de los riesgos derramados.
Esta clase de razonamiento tiene cierta analog¨ªa en cuanto a las causas -deficiente informaci¨®n y sobrefinanciaci¨®n- con la gestaci¨®n del llamado riesgo pa¨ªs o deuda pa¨ªs, relativo a las obligaciones de una serie de pa¨ªses, especialmente latinoamericanos.
En efecto, la importante liquidex que en una serie de pa¨ªses gener¨® la crisis petrol¨ªfera iniciada en 1973 fue reciclada por la banca hacia otros pa¨ªses (los antes citados). Esta sobrefinanciaci¨®n que dirigi¨® la banca (actuzaido aqu¨ª no ya como broker sino como principal) foment¨® la inversi¨®n de los repetidos pa¨ªses emprendedores que hoy est¨¢n sin posibilidades de devolver su deuda. La informaci¨®n de la banca no fue la adecuada respecto de tales pa¨ªses y de la idoneidad de sus inversiones. Como puede no serla la informaci¨®n de los ahorradores directamente conectados con los emisores a que alud¨ªamos al principio.
No diremos que la desintermediaci¨®n sea intr¨ªnsecamente negativa pero s¨ª que con algunos catalizadores (como los importantes d¨¦ficit p¨²blicos de muchos pa¨ªses) ha contribuido al imperio de la econom¨ªa financiera sobre la real, una de cuyas manifestaciones -por supuesto, producida por causas muy complejas- ha podido ser el crash burs¨¢til de octubre del pasado a?o.
Securitizaci¨®n-innovaci¨®n
Esta desintermedicaci¨®n, cuya traducci¨®n m¨¢s general es la securitizaci¨®n -m¨¢s/menos, el empleo de t¨ªtulos en lugar de p¨®lizas para sustentar los cr¨¦ditos- que as¨ª pueden transmitirse en partes al¨ªcuotas-, est¨¢ muy lejos de desaparecer. Hay un proceso de interacci¨®n, innovaci¨®n/securitizaci¨®n, que induce (y es influido por) algo totalmente deseable como es una mayor competencia y profundidad de los mercados. Aun cuando se nota cierta vuelta a la posici¨®n intermediadora de la banca dentro de una concepci¨®n de relaci¨®n-cliente en lugar de relaci¨®n-operaci¨®n, el peso relativo del cr¨¦dito cl¨¢sico ya no se ha restablecido. En efecto, en el per¨ªodo 1977-1987, y refiri¨¦ndonos a Espa?a, el cr¨¦dito cl¨¢sico ha pasado de representar el 42% del total de activos financieros al 22% (fuente: Banco de Espa?a, informe anual 1987). A nivel intemacional, en tanto los bonos y euronotas han pasado de 50.000 millones de d¨®lares en 1981 a 250.000 millones de d¨®lares en 1987, los pr¨¦stamos sindicados (p¨®lizas) han bajado de 100.000 millones de d¨®lares a cifras del tenor de 25.000 a 80.000 millones en el citado per¨ªodo (fuente: Banco de Inglaterra).
La irmovaci¨®n/securitizaci¨®n es una respuesta y una oportunidad. Es una respuesta al emplazamiento de los grandes flujos de capitales, a las evoluciones err¨¢ticas de los tipos reales de inter¨¦s y a los cambios espectaculares que se han producido en la posici¨®n econ¨®mica de algunos bloques de pa¨ªses, especialmente Pr¨®ximo y Extremo Oriente. Es una respuesta a la contingencia legislativa que pasa en ciertos pa¨ªses de una desregularizaci¨®n a una sobreregularizaci¨®n, por ejemplo en el Reino Unido o con motivo del Acta ?nica Europea 1992.
Pero el binomio innovaci¨®n/ securitizaci¨®n ha sido una oportunidad en el intento de global¨ªzar los mercados. Nunca se hab¨ªa vivido tama?o fervor por traspasar las fronteras, y por abrirlas a su vez, como a trav¨¦s de instrumentos de instrumentos de secur¨ªtizaci¨®n operantes en los mercados de capitales. Instrumentos que han tirado de la tecnolog¨ªa, que han tenido que introducirse en otros mercados cuando ya no cab¨ªa rodear las barreras legales, y que han desarrollado a su vez sus nuevas aplicaciones y defensas, como los swaps, los contratos de opciones, futuros, etc¨¦tera.
Nueva cultura financiera
Claro es que este proceso ha marcado una impronta en los mercados -securitizaci¨®n- o sector de los t¨ªtulos valores, de forma que ¨¦ste ha llegado a tener su propia cultura.
Por naturaleza, es un sector que demanda libertad de acci¨®n sin restricciones normativas y sus directivos nada tienen que ver con los que se mueven en la banca cl¨¢sica. La cultura de la securitizaci¨®n tiene pocos dogmas, a lo sumo la variable espacio/tiempo en t¨¦rmino de inter¨¦s/cambios. Ello define una'enorme especializaci¨®n tanto en los agentes como en todo lo que los rodea.
As¨ª, aparecen en el desarrollo de esta actividad unos riesgos espec¨ªficos de liquidez/ cambio/inter¨¦s/contrapartida, distintos del riesgo cl¨¢sico de solvencia en la banca. Y aparecen tambi¨¦n los riesgos del acento de la propia posici¨®n en el mercado, o los que surgen al operar en cualquier pa¨ªs en el caso en que la legislaci¨®n, por ejemplo fiscal, es incompleta.
Y a su vez, estas nuevas clases de riesgos generan compensaciones espec¨ªficas como los aludidos swaps u otras muchas figuras que contrarrestan aqu¨¦l. O procuran oportunidades de competitividad basadas en ventajas fiscales diferenciales entre pa¨ªses.
La securitizaci¨®n demanda una muy especializada tecnolog¨ªa para su operatividad, sus controles y su programaci¨®n. Y tambi¨¦n unas muy singulares formas de distribuci¨®n.
Despu¨¦s de todo, y volviendo al comienzo de este art¨ªculo, la p¨¦rdida parcial del papel de la banca como analista del riesgo solvencia se est¨¢ sustituyendo por la diversificaci¨®n del riesgo, por medio de nuevos instrumentos de defensa y por la actuaci¨®n en mayor n¨²mero de operaciones, pa¨ªses y monedas.
Es decir, lo que la securitizaci¨®n provoc¨® lo ha compensado en cierto modo. Lo que no ha compensado sino, al contrario, posiblemente acelerado es el cambio del margen financiero de la banca por los ingresos por comisiones.
Y la ruptura de barreras funcionales que ha provocado el que la banca, invadidas muchas de sus tareas por otros intermediarios, penetre en campos como los seguros, brokerages inmobiliarios, trading de f¨ªsicos, agencias de todo tipo, etc¨¦tera.
?ste es, en parte, el escenario financiero con que habr¨¢ de enfrentarse la banca espa?ola en su escalada europea, en la medida en que la actividad al por mayor vaya a ser uno de los hilos conductores de la misma. Pero ¨¦sta es otra historia que en su momento comentaremos.
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