Europa es distinta, deber¨ªa luchar con todas sus fuerzas para seguir si¨¦ndolo
El futuro de la UE no pasa por acomodarse a las reglas de Estados Unidos, sino por defender el multilateralismo
Masha Gessen, la activista rusa afincada en Estados Unidos, ¨²ltimo premio Hannah Arendt, propone en un art¨ªculo de 2016, tras la primera victoria de Donald Trump, unas reglas para tratar con los aut¨®cratas: la primera, creer lo que dicen. Y despu¨¦s, no dejarse enga?ar por peque?os signos de normalidad, no pensar que las instituciones por s¨ª solas nos salvar¨¢n, no hacer concesiones ni dar tregua y recordar el futuro, en el sentido de que nada dura para siempre. La resistencia debe ser obstinada, intransigente e indignada, resume.
La Uni¨®n Europea se mantiene como el gran frente contra las autocracias. Europa todav¨ªa es distinta, escrib¨ªa hace d¨ªas Anne Applebaum. Acaba de aprobar una ley con normas para los servicios digitales y los grandes magnates de las tecnol¨®gicas tienen que pasar por el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n. Casi todo el mundo en la UE piensa que Donald Trump traer¨¢ graves complicaciones y que esta vez la Uni¨®n tendr¨¢ que reaccionar para agilizar sus mecanismos de decisi¨®n y para enfocar sus recursos hacia los nuevos desaf¨ªos industriales, tecnol¨®gicos y de defensa. Tiempos dif¨ªciles para todos, y muy especialmente para la vicepresidenta de la Comisi¨®n, la espa?ola Teresa Ribera, que representa el muro de contenci¨®n contra quienes piensan que la agenda verde deber¨ªa ser r¨¢pidamente recortada para liberar fondos.
Es cierto que Europa es distinta y que deber¨ªa luchar con todas sus fuerzas para seguir si¨¦ndolo. El futuro de la UE no pasa por acomodarse a las nuevas reglas de Estados Unidos, sino, precisamente, por defender el sistema multinacional que Donald Trump pretende arrasar. En esta nueva etapa es muy posible que Estados Unidos provoque desorden e inestabilidad. Los europeos, desde hace ya muchas d¨¦cadas, odian el desorden y defienden dos principios sobre los que levantaron la Uni¨®n: respeto a la integridad territorial y resoluci¨®n pac¨ªfica de las controversias. Quieren calma, pero es muy posible que eso no dependa ya de sus propias fuerzas. Lo que si depender¨¢ de ellos es mantener la estructura de la Uni¨®n Europea y su capacidad para aumentar su seguridad sin, por ello, renunciar sus pol¨ªticas verdes, de cooperaci¨®n y de ayuda internacional.
Se aproxima un momento fundamental: las elecciones que se celebrar¨¢n en Alemania el pr¨®ximo d¨ªa 23 de febrero. Hac¨ªa muchos a?os que no exist¨ªa un ambiente de tanto desasosiego. En las elecciones alemanas concurre un partido de clara vocaci¨®n autocr¨¢tica, Alternativa para Alemania (AfD por sus siglas alemanas), que defiende el abandono de la UE, la desaparici¨®n de las pol¨ªticas verdes y de g¨¦nero, la aproximaci¨®n a Rusia y una violenta pol¨ªtica de expulsi¨®n de inmigrantes, entre otras propuestas angustiosas. El problema no es que AfD pueda ganar las elecciones, que no lo har¨¢, sino en qu¨¦ posici¨®n queda (segunda, dicen ahora los sondeos, aunque a¨²n es pronto para c¨¢lculos seguros y los socialdem¨®cratas tienen fama de recuperar posiciones en los ¨²ltimos minutos).
Seg¨²n esos mismos sondeos, ganar¨¢ las elecciones el candidato de la CDU, Friedrich Merz, un hombre peculiar, un conservador que nunca soport¨® a su colega Angela Merkel, hasta el extremo de marcharse del partido unos a?os. Merz ha asumido una pol¨ªtica de inmigraci¨®n casi tan dura como la de AfD y dice estar dispuesto a sacarla adelante sin renunciar a los votos de AfD, es decir, rompiendo el cintur¨®n que ha funcionado hasta ahora en Alemania, seg¨²n el cual todos los partidos se negaban a aprobar leyes que dependieran del apoyo del partido donde se refugian los nost¨¢lgicos del nazismo. Merz asegura que nunca negociar¨¢, ¡°ni muerto¡±, lleg¨® a precisar, con Alice Weidel ¡ªla ex¨®tica dirigente de AfD, lesbiana, casada con una inmigrante de Sri Lanka, que parece un trampantojo, una ilusi¨®n con la que se enga?a a alguien haci¨¦ndole ver lo que no es¡ª, y se defiende afirmando que una cosa es que AfD vote alguna de sus propuestas y otra dar respetabilidad a ese partido. Pero eso es exactamente lo que muchos comentaristas alemanes piensan: que sacar adelante una ley con el apoyo de AfD es concederle la peligrosa normalizaci¨®n que durante tantos a?os se le ha negado. Incluso un sector de la CDU no quiso este viernes apoyar a Merz.
Por encima de todo, las elecciones alemanas van a ser el banco de pruebas en el que comprobar si los medios profesionales de aquel pa¨ªs son capaces de luchar con ¨¦xito contra la alteraci¨®n de la jerarqu¨ªa de noticias que provocan las redes, manipuladas como nunca por intereses ajenos al periodismo. Si son capaces de contar el asesinato de un ni?o a manos de un inmigrante enfermo mental recordando cu¨¢ntos asesinatos cometieron ese mismo mes alemanes de pura cepa. O si logran recordar que la cultura tiene m¨¢s que ver con la ignorancia que con las maneras de comer. Como dec¨ªa el profesor de Princeton, Dan-el Padilla Peralta, dominicano y negro, experto en Roma y Atenas, ¡°?por qu¨¦ los cl¨¢sicos son cosa de los blancos?¡±. ?Por qu¨¦ Kant no es parte de un sirio culto y s¨ª lo es de un alem¨¢n iletrado?
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