Banca e industria
El devenir econ¨®mico tiene mucho de biol¨®gico, pero, a diferencia de la naturaleza humana, aqu¨¦l dispone de amplias oportunidades de renovarse. Acontecimientos -como los pasados Juegos Ol¨ªmpicos de Se¨²l- propiciados, por la ingente capacidad de comunicaci¨®n adquirida generan un c¨²mulo de necesidades que tiran de la tecnolog¨ªa y de sus desarrollos.Nuevas necesidades, competitividad puesta a prueba para satisfacerlas, oportunidad de renovaci¨®n econ¨®mica. Y, en este sentido, 1992 va a ser el gran y permanente acontecimiento que, a trav¨¦s de una muy superior comunicaci¨®n europea, va a suscitar una explosi¨®n de nuevas demandas que actuar¨¢n inmediatamente: sobre la oferta y que, en definitiva, pondr¨¢n a prueba las posibilidades tecnol¨®gicas.
En nuestro caso, a nivel de pa¨ªs, liemos tenido alg¨²n est¨ªmulo derivado de la tard¨ªa concienciaci¨®n de una crisis a nivel mundial, enfrentada a h¨¢bitos crecientemente hedonistas o presuntamente propios de pa¨ªs desarrollado. Pero est¨ªmulo en todo caso insuficiente, ya que todav¨ªa nos movemos en estructuras de producci¨®n poco competitivas, centradas a¨²n en productos maduros y en medio de mercados poco flexibles. A pesar de contar con factores diferenciales favorables en ciertas materias primas y mano de obra, los costes incorporados por unidad de producto son a todas luces insatisfactorios, en t¨¦rminos generales.
Mucho se ha hablado -tras largas ¨¦pocas en que se ha criticado la posici¨®n accionarial de la banca en las empresas- de la necesidad de promover y apoyar por la banca iniciativas empresariales que apenas se han alumbrado con caracter¨ªsticas genuinamente nacionales en los ¨²ltimos lustros. Tambi¨¦n se ha invocado la indeclinable presencia de la banca en el proceso de reindustrializaci¨®n del pa¨ªs. Cierto es que puede haber ocasiones en que sea dif¨ªcil allegar capital riesgo del mercado de capitales o del ahorro privado directo en general. Es claro que, especialmente en tales casos, y en la medida en que el proyecto sea intr¨ªnsecamente v¨¢lido, la banca debe adquirir alg¨²n tipo de compromiso.
El nuevo orden europeo
En ocasiones, habr¨¢ de dise?ar f¨®rmulas econ¨®micas y estables de financiaci¨®n ajena, o actuar a trav¨¦s de instrumentos de promoci¨®n especializados, etc¨¦tera. Pero lo que s¨ª conviene es destacar que tal compromiso debe ser voluntario, complementario de otras instancias, subsidiario del papel que corresponde al empresario y, desde luego, temporal.
El problema es que tales planteamientos, adem¨¢s de no haber sido profusamente puestos en pr¨¢ctica por ausencia de proyectos adecuadamente enmarcados, pueden estar qued¨¢ndose obsoletos. En efecto, el Acta ¨²nica Europea, previsiblemente, producir¨¢ una dram¨¢tica aunque gradual aplicaci¨®n del principio de b¨²squeda, e incluso rastreo, de la combinaci¨®n m¨¢s eficiente de recursos para servir en cada momento y lugar las necesidades m¨¢s apremiantes, de mayor potencial y aun las m¨¢s de f¨¢cil inducci¨®n (los Juegos Ol¨ªmpicos, las modas, las exposiciones, las manifestaciones culturales, etc¨¦tera, como inductores de demanda).
Y todo ello a trav¨¦s de una competencia sin fronteras geogr¨¢ficas, aduaneras, fiscales, financieras, pol¨ªticas o sociales. Una competencia que m¨¢s que factor generador de renta ser¨¢ un metro de separaci¨®n entre empresas que consumen est¨¦rilmente recursos y empresas eficaces.
Sin barreras contingenciales entre pa¨ªses, ni desigualdades artificiales; con pol¨ªticas econ¨®micas relativamente convergentes, las diferencias por disposici¨®n de materias primas o las defensas que a veces dispensa la lejan¨ªa perder¨¢n toda consideraci¨®n. Ya est¨¢ llegando la hora de la competitividad a ultranza y abierta. Y para ello es crucial la informaci¨®n: su disponibilidad, capacidad de tratamiento y aplicaci¨®n. En la informaci¨®n est¨¢ la base de la tecnolog¨ªa que poseer o usar, previamente asimilada.
Conglomerados
Cada vez ser¨¢ m¨¢s importante estar en el origen de los procesos o productos que son cr¨ªticos en su utilizaci¨®n para poder competir. Procesos como organizar, dise?ar, gestionar, por ejemplo, almacenes, distribuciones en planta, coordinaciones de l¨ªneas o de factor¨ªas o de sociedades entrelazadas... Productos como nuevos materiales, o nuevas formas de obtenerlos o de aplicarlos... En un entorno, adem¨¢s, con mayor informaci¨®n, m¨¢s contrastada y objetiva, obtenida en menor tiempo, m¨¢s conocida, transparente, disponible, homog¨¦nea, simult¨¢nea.
Este esbozo nos est¨¢ se?alando el creciente auge de los grandes conglomerados multinacionales que, a trav¨¦s de la disposici¨®n de informaci¨®n, sintetizan los outputs de otros, los tratan y a?aden valor final, respondiendo a necesidades m¨²ltiples en cualquier sitio y momento y aun provocando indirectamente nuevas demandas.
Y, en el otro lado, la multiplicidad de productores tremendamente eficientes y especializados, listos para volcar en procesos muy definidos toda la concreta tecnolog¨ªa necesaria para conseguir outputs que servir a los grandes conglomerados.
Un mundo tal implica una merma de las variables que discriminan pol¨ªticamente a los Estados. Una tendencia tal apunta, asimismo, a una banca que tendr¨¢ que seguir esa orientaci¨®n de eficiencia sin fronteras. El papel de la banca se presiente activo en dotar de fluidez y profundizaci¨®n a los mercados y como mediadora entre una econom¨ªa real terciarizada y un ahorro cultivado.
M¨¢s asesora que puramente financiadora. Una mediaci¨®n y un asesoramiento que requerir¨¢n del dominio de la informaci¨®n, la aplicaci¨®n creciente de las t¨¦cnicas de simulaci¨®n, de inteligencia artificial, que asumir¨¢ parte del conocimiento del experto para fabricar sus propias respuestas.
El capital riesgo es patrimonio del empresario, y ah¨ª, en esa producci¨®n especializada y eficiente que antes citaba, hay un papel temporal y subsidiario a desempe?ar por la banca. Pero a medida que la econom¨ªa real se extienda en consideraciones terciarias y mediatas, aglutinando multitud de variables y outputs obtenidos en ¨®ptimas condiciones, la banca, en relaci¨®n con esta ingente industria, habr¨¢ de adoptar posiciones envolventes y tangenciales, de mediaci¨®n y asesoramiento.
La propia banca es en buena parte industria, a trav¨¦s de su funci¨®n de producci¨®n o, mejor a¨²n, de sus diversas funciones de producci¨®n cada vez m¨¢s diversificadas y distribuidas. Y la banca, como la industria, habr¨¢ de tener en cuenta, especialmente en el negocio al por mayor, la influencia que cada funci¨®n de producci¨®n tiene en t¨¦rminos de calidad de sus outputs para permanecer competitiva. Los m¨¢rgenes son tan sensibles, contingentes y estrechos en esos mercados que la funci¨®n de producci¨®n como soporte cobra un car¨¢cter decisorio no s¨®lo para la clientela, sino para el marketing, la programaci¨®n y el control de la propia actividad desarrollada.
En todo caso, y volviendo al papel a desempe?ar por la banca en relaci¨®n con su posici¨®n en las empresas, hay una nueva variable que conviene considerar: la europeizaci¨®n de la banca espa?ola, objeto del tercer y ¨²ltimo art¨ªculo de esta serie La banca y Europa.
"La capacidad de renovaci¨®n de la oferta productiva, a trav¨¦s de las nuevas necesidades gene radas por ciertos acontecimientos, pone a prueba la tecnolog¨ªa y destaca, m¨¢s si cabe, el concepto de competencia a ultranza. En todo ello tiene mucho que ver la informaci¨®n, que tender¨¢ a ordenar la oferta en grandes conglomerados de s¨ªntesis, por una par te, y en m¨²ltiples productores eficientes y especializados, por otra. En este nuevo orden, la banca ser¨¢, cada vez m¨¢s, un mediador entre una econom¨ªa real terciarizada y un ahorro cultivado".
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