Liberarse de ETA
El 12 de enero del pasado a?o las fuerzas pol¨ªticas vascas daban paso a una nueva etapa al firmar el acuerdo para la pacificaci¨®n y normalizaci¨®n de Euskadi. Se abandonaba una forma de actuar gracias a la cual el terrorismo pudo gozar durante a?os de respetabilidad social, parasitando la vida pol¨ªtica de la comunidad aut¨®noma.Ciertamente, se hab¨ªan dado pasos importantes antes de esa fecha: una persistente actuaci¨®n policial, en ocasiones incomprendida, pero que ha rendido sus frutos; una pol¨ªtica de colaboraci¨®n con Francia de la que se han derivado importantes detenciones, la m¨¢s reciente la de Josu Ternera; la actitud firme de algunos partidos pol¨ªticos, que han estado en vanguardia de esta lucha social contra la violencia; el acuerdo del Parlamento vasco, de marzo de 1985, y el nuevo clima de di¨¢logo y entendimiento surgido a ra¨ªz de las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, sin el cual dif¨ªcilmente se podr¨ªa entender el acuerdo obtenido hace un a?o.
Aislamiento social
Pero ninguno de ellos tuvo, en el terreno de la movilizaci¨®n social, el alcance y la repercusi¨®n del pacto de Ajuria Enea. El aislamiento social de los terroristas y de su entorno pol¨ªtico ha alcanzado desde entonces unas proporciones sin precedentes, que incluso han sobrepasado las previsiones m¨¢s optimistas. Ha habido, a mi entender, una raz¨®n fundamental para explicar tal fen¨®meno: la sociedad vasca se encontraba ya especialmente predispuesta para un pacto de esta naturaleza. Porque fue la sociedad vasca la que, en ¨²ltima instancia, impuls¨® a los partidos pol¨ªticos a comprometerse hasta el fondo en este terreno, dejando a un lado diferencias pol¨ªticas.
Man3estaciones como las de ?ibar, Elg¨®ibar, Santurce, Ata¨²n, Ond¨¢rroa, en respuesta a otros tantos asesinatos (o amenazas de asesinato) de ETA; la identificaci¨®n de ETA como enemigo p¨²blico n¨²mero uno del pueblo vasco; las condenas abiertas a los partidarios de la violencia -Herri Batasuna-, identificados sin complejo alguno; la desactivaci¨®n de los mensajes victimistas de quienes apoyan el terrorismo... Son elementos, todos ellos, demostrativos de un vuelco importante e irreversible en el estado de opini¨®n de la sociedad vasca.
Factor esencial de este proceso ha sido el hecho de que los Ayuntamientos se hayan convertido en la punta de lanza de la lucha por la pacificaci¨®n de Euskadi, lo cual ha sido determinante para que el pacto de Ajuria Enea se asumiera como un compromiso colectivo que ha desbordado el marco institucional. Cabe recordar la rica tradici¨®n municipalista del Pa¨ªs Vasco para calibrar las dimensiones exactas de semejante hecho.
Porque es algo in¨¦dito en nuestra m¨¢s reciente historia que los Ayuntamientos (¨²nica instituci¨®n en la que participan los partidarios de la violencia) dejen de ser reducto de agitaci¨®n de Herri Batasuna para convertirse en fiscalizadores de sus acciones u omisiones. Resulta sorprendente que quienes se han impuesto como tarea pol¨ªtica agredir a alcaldes y concejales y boicotear plenos municipales se hayan visto en la situaci¨®n de tener que responder a preguntas excesivamente inc¨®modas para ellos.
Y resulta igualmente novedoso que, como est¨¢ ocurriendo en Guip¨²zcoa, los partidos democr¨¢ticos se hayan puesto de acuerdo para responder a cualquier iniciativa desestabilizadora de Herri Batasuna, que ha tenido que pasar ahora de la ofensiva a la defensiva.
En definitiva, el pacto de Ajuria Enea ha posibilitado entrar cada vez m¨¢s a fondo en ese espacio de apoyo al terrorismo, que hasta ahora se hab¨ªa considerado inexpugnable. Los partidarios del terrorismo han basado hasta la fecha su estrategia pol¨ªtica en la consideraci¨®n de que la calle es suya. Desde hace un a?o, tal consideraci¨®n est¨¢ dejando de ser una realidad. Los ciudadanos les han empezado a pedir explicaciones. Defender el terrorismo est¨¢ empezando a ser impopular.
Por este motivo la sociedad vasca, su vida pol¨ªtica, empieza al fin a liberarse de ETA. Precisamente por ello ha sido el pasado a?o, el a?o en que los temas econ¨®micos y sociales han adquirido el protagonismo que tienen en cualquier sociedad moderna.
Y no es casualidad que estos hechos -debilidad del terrorismo, unidad de las fuerzas pol¨ªticas para combatirlo en la calle, aislamiento social de los violentos y preponderancia de los temas econ¨®micos y sociales- est¨¦n coincidiendo en el mismo tiempo.
Dificultades
Y ¨¦stas son las razones por las que los apologistas del terror encuentran cada vez mayores dificultades para vender su mercanc¨ªa en Euskadi. Rechazada activamente por la sociedad vasca y desprovista de razones pol¨ªticas con las que se pudo adornar en su primera ¨¦poca, ETA es percibida cada vez m¨¢s n¨ªtidamente por los ciudadanos como una monstruosa m¨¢quina de matar. Por lo dem¨¢s, su propaganda, sus problemas, su dial¨¦ctica, son algo que interesa ya a muy poca gente en el Pa¨ªs Vasco. Lo ¨²nico que la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n vasca espera es el d¨ªa y la hora en que deje de matar. E incluso en este punto la organizaci¨®n terrorista ha perdido credibilidad.
Para quien recuerde las expectativas desmesuradas que origin¨® la primera oferta de tregua de ETA, a primeros de a?o, no ha podido pasarle desapercibida la indiferencia con que han sido acogidos su segundo anuncio y su reciente "tregua unilateral". Varios muertos, una creciente indignaci¨®n y madurez de la sociedad vasca, el fortalecimiento del autogobierno de Euskadi, los avances del entendimiento en el seno de nuestra sociedad y, en definitiva, un correr del tiempo que marcha en contra del terrorismo, son las razones que explican tales cambios de actitud.
Conviene, por ¨²ltimo, dejar rese?ada una observaci¨®n: la sociedad vasca ha demostrado que es capaz de comprometerse frente a los violentos, si ve unidad y coherencia en sus partidos democr¨¢ticos y capacidad de liderazgo en sus instituciones. Esta circunstancia sit¨²a a las fuerzas pol¨ªticas de Euskadi ante la grave responsabilidad de mantener el pacto de Ajuria Enea y de profundizar sus contenidos. Porque no es exagerado afirmar que, a lo largo del pasado a?o, la sensibilidad de los ciudadanos vascos en contra del terrorismo, su compromiso frente a los violentos, han experimentado unos avances muy superiores a los que tuvieron lugar en los ocho a?os de autonom¨ªa que le precedieron. Y no tenemos derecho a echar por la borda todos estos avances.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Liderazgo pol¨ªtico
- Opini¨®n
- Manifestaciones contra ETA
- Relaciones institucionales
- Declaraciones terrorismo
- HB
- Pacto Ajuria Enea
- Pactos pol¨ªticos
- Comunidades aut¨®nomas
- Manifestaciones contra terrorismo
- Pactos antiterroristas
- Ayuntamientos
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Administraci¨®n local
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pa¨ªs Vasco
- ETA
- Lucha antiterrorista
- Partidos pol¨ªticos
- Grupos terroristas
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Terrorismo
- Sociedad