Una catarsis festiva
El carnaval madrile?o, a medio camino entre Brasil y Venecia
El carnaval madrile?o presenta caracter¨ªsticas que se pueden encontrar, por un lado, en el festejo caribe?o, fundamentalmente b¨¢quico y l¨²dico, y, por otro, en el carnaval europeo, especialmente el veneciano, donde lo popular est¨¢ eclipsado por un refinamiento dominado por las clases pudientes. Pero, por encima de todo, el carnaval madrile?o est¨¢ fascinado por el disfraz como medio para tomar, aunque sea por unas horas, la personalidad de sujetos que, por unas razones u otras, son actualidad y carne de mofa y pitorreo. Esta ca arsis ante lo inmediato ha hecho prolifer ir desde los Tejeros del a?o 1981 y los payas de 1983 hasta las desarrolladas Sabrinas del pasado a?o. Este a?o, las pare las de Albertos, enfandados en gabardina; beis, inundan las calles de Madrid.
El a?o pasado las calles de Madrid se llenaron de Sabrinas con enormes pechos de pl¨¢stico. El carnaval que vino d¨ªas despu¨¦s del golpe del 23-F ofrec¨ªa en cada esquina un guardia civil que pistola en mano gritaba: "?Se sienten, corto!". Tras la visita de Juan Pablo II, eran varios los papas que paseaban por Madrid rodeados de monjitas que hab¨ªan colgado sobre sus senos postizos carteles de "Tetas tuas". En un momento como el actual en el que el mundo ec¨®nomico protagoniza gran parte de la vida espa?ola, se pueden ver paseando por el centro madrile?o m¨²ltiples parejas de Albertos que, con sendas gabardinas beis, parodian a Alberto Cortina. y Alberto Alcocer.Todo ello deja ver con claridad la capacidad de mofarse y pitorrearse -a lo que incit¨® anteayer la actriz Rafaela Aparicio como pregonera de los carnavales madrile?os- de la poblaci¨®n de Madrid. Una poblaci¨®n que, por encima de todo, goza y disfruta con ridiculizar la inmediatez de la vida social y pol¨ªtica espa?ola, a no ser que Reagan o cualquier otro personaje internacional se les ofrezca en bandeja como manjar a destripar.
Temas de actualidad
Buena prueba de ello es el concurso de chacotas, chirigotas y cuchufletas de este a?o, celebrado ayer, donde los temas elegidos se han centrado fundamentalmente en el piso de los Boyer; en la relaci¨®n, destapada por la prensa del coraz¨®n, entre Marta Ch¨¢varri y Alberto Cortina; la visita de la reina Isabel de Inglaterra a Madrid, y la huelga del 14-D.
En este sentido se puede observar que el carnaval ofrece, por encima de otros aspectos, la caracter¨ªstica de ser una aut¨¦ntica catairsis, ya que permite a la poblaci¨®n reaccionar ante los sucesos inmediatos. Es esta misma reacci¨®n cat¨¢rtica, que existe en Espa?a al margen de los carnavales, la que ha creado cosas tan importantes como la literatura sat¨ªrica.
Al igual que este g¨¦nero literario, el carnaval sirve para recrearse en la oposici¨®n a algo, fundamentalmente al poder. Por un lado permite jugar a que nada diferencie al poderoso del paup¨¦rrimo, y ello entra?a la fascinaci¨®n que supone no ofrecer al vecino el espect¨¢culo de la propia inferioridad. Por otra parte ofrece la capacidad de sorpresa y, como todo aquello que est¨¢ tapado, excita la imaginaci¨®n.
En ese sentido el madrile?o tambi¨¦n es un carnaval b¨¢quico y lujurioso como el caribeflo, aunque este ¨²ltimo se recrea en destapar el cuerpo, independientemente de que ¨¦ste sea adornado y enriquecido.
Cierto es que el carnaval madrile?o viene determinado por la climatolog¨ªa y ello no da posibilidades de lucir las carnes. Bib¨ª Andersen, musa del carnaval de Madrid este a?o, se dirigi¨® anteayer a los madrile?os desde la plaza Mayor con manga corta y generoso escote en un intento de saltarse a la torera los fr¨ªos madrile?os. La pobrecilla termin¨® tiritando sin poder evitar que todas las miradas se centraran en su pecho, seguramente porque ¨¦ste ofrec¨ªa una tersura de aut¨¦ntica piel de gallina.
Pero el carnaval de Madrid tambi¨¦n ofrece otra vertiente que entronca con los que se celebran en ciudades europeas como Venecia o Viena, donde los pudientes festejan estos d¨ªas con toda clase de refinamientos.
Competici¨®n
En su deseo de mimetizarlo todo, los poderosos utilizan el carnaval para tener una nueva oportunidad de competir entre ellos. Actualmente este hecho se da m¨¢s que nunca debido a la uniformidad de la moda, que impide a las clasesfuertes mostrar sus diferencias. Es en estos festejos carnavaleros donde la jet ecna el resto.
A mitad de camino entre uno 1 otro carnaval se encuentran en Madrid bailes como el del C¨ªrculo de Bellas Artes, donde por 2.500 p¨²as, coinciden desde la beautifulpeople con sus disfraces deslumbrantes y bellos, hasta los populacheros, que con imaginaci¨®n y poco dinero se autoconfeccionan la copia d e un conocido personaje o elaboran un traje en el que la riqueza de elementos quedar¨¢ sustituida por la capacidad creai lora de su autor. Todo un para so para los mirones.
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