Ruth Benzacar
Una apuesta decidida por el arte argentino
Once d¨ªas antes de las elecciones presidenciales argentinas, a finales de octubre de 1983, inaugur¨® su galler¨ªa de arte en Buenos Aires. La libertad abr¨ªa las urnas y vivificaba la explosi¨®n art¨ªstica. Hasta entonces hab¨ªa trabajado en su casa. Ruth Benzacar, de 56 a?os y poseedora de una de unas mejores galer¨ªas de arte en Argentina, seg¨²n los expertos, ha cre¨ªdo y apostado por los pintores argentinos, en un pa¨ªs donde la dictadura y la crisis econ¨®mica han afectado muy seriamente a este sector. Ruth Benzacar se encuentra en Madrid, donde participa en la feria de arte Arco 89 con una clara obsesi¨®n: conseguir que el arte argentino tenga el lugar que le corresponde en el mercado internacional.
Con la madurez, Ruth Benzacar ha logrado aunar en un solo objetivo el idealismo y el romanticismo por el arte con la realidad de encauzarlo dentro del sistema de mercado, que ella califica como "la convergencia del movimiento est¨¦tico y su comercializaci¨®n". Tiene muy claro que la fuerte crisis econ¨®mica de su pa¨ªs no favorece la creaci¨®n de este sistema, pero est¨¢ convencida de que son caminos simult¨¢neos y, paralelos.Ella se peleaba con su marido, Samuel Benzacar, ingeniero agr¨®nomo, cuando, "despu¨¦s de hacerse rico de golpe", comenz¨® a comprar cuadros. "Yo le dec¨ªa que el arte ten¨ªa que estar en los museos y no en las casas particulares para disfrute de unos pocos". Cuenta Ruth que por un problema de manejo pol¨ªtico y econ¨®mico, "tan t¨ªpico en mi pa¨ªs durante unos a?os", en una noche su marido dej¨® de ser rico. Sin embargo, no vendieron los cuadros. Ella transform¨® su casa en un taller y sali¨® en busca de artistas argentinos. Eso fue en 1965, y ahora posee una importante galer¨ªa con pintores prestigiosos, como Luis Felipe No¨¦, Alfredo Prior o Luis Fernando Benedit. De este ¨²ltimo, el Museo de Arte Moderno de Nueva York posee 16 obras.
Siempre ha apostado por el riesgo, nunca por lo que ya est¨¢ consagrado. Le gusta jugar con lo que llama "el movimiento vivo". Es en este sentido por lo que est¨¢ considerada un mecenas en su pa¨ªs. "Soy un mecenas si se entiende por ello no una persona de fortuna, pero s¨ª una persona poseedora de cosas afortunadas". Ha aprendido muchas cosas en el camino. Una de ellas es la de que no tiene importancia que la gente adquiera arte por inversi¨®n o por snobismo o moda. "A esa gente luego le pasan cosas que ni se imaginaban que les iban a pasar. Yo he visto peleas entre matrimonios en proceso de separaci¨®n por un cuadro y no por la casa o por el coche". "Es muy lindo como s¨ªmbolo que el capital del mundo haya apostado por la obra de arte".
Durante la dictadura, Ruth Benzacar sobrevivi¨® con su trabajo aplicando el principio de no aceptar un favor de alguien a quien no se est¨¦ dispuesto a corresponderle del mismo modo. "Eso me ayud¨® mucho. Dej¨¦ de ganar mucha plata, pero nunca perd¨ª mi libertad", dice risue?a. Ahora se siente orgullosa de su Gobierno y de Alfons¨ªn. "Nos ha liberado de los hombres con uniforme que pod¨ªan censurar las obras de arte".
Se reconoce poco l¨²dica, y dice que no sabe jugar fuera del encuadre de su trabajo y sus afectos. Y cuando habla de estos afectos tiene en mente, sin ninguna duda, a sus dos nietos, Mora y Nicol¨¢s, de los que s¨®lo una persona habla con igual pasi¨®n que ella: su marido Samuel.
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