Cr¨ªtico, astro y aspirante a santo

J. J. N. A., "Mi mayor deseo ser¨ªa llegar a la santidad, como Ignacio de Loyola, que escribi¨® un libro de reglas para llegar a ser santo. Yo, al bautizar y definir la transvanguardia, escrib¨ª un libro de reglas para que los artistas lleguen a ser grandes artistas, y como soy napolitano, pienso que la transvanguardia es como una iglesia cat¨®lica, apost¨®lica y napolitana".

"La transvanguardia", dice, "es una especie de ampliaci¨®n de la fainilia pict¨®rica, una invitaci¨®n para que los nietos, la abuela y la t¨ªa vivan en el mismo espacio pict¨®rico en lugar del arte ed¨ªpico que crearon las vanguardias hist¨®ricas, en las que siempre se trataba de asesinar al padre o, lo que es lo mismo, al estilo hegem¨®nico anterior", explica Achille Bonito Oliva como autodefinici¨®n y credo.

Este en¨¦rgico y brillante napolitano de 50 a?os podr¨ªa ser considerado por muchos un narcisista y un megal¨®mano, m¨¢xime cuando debe de ser el ¨²nico cr¨ªtico de arte del mundo que tiene un libro de retratos suyos hechos por diversos artistas y otro libro biogr¨¢fico escrito por la galerista Lucrezia de Domizio, pero hasta en esa faceta es congruente con sus principios: "Yo creo", dice, "que el cr¨ªtico no tiene funci¨®n social a menos que sea un gran cr¨ªtico, es decir, que influya en el gusto, la producci¨®n y el mercado art¨ªsticos. Pienso que ¨¦se es mi caso".