El cuento de la lechera
El teniente coronel Calvete quiere provocar su reingreso en prisi¨®n
Ha pasado dos a?os en la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ de Henares tras confesar voluntariamente que se llev¨® 297 millones de la caja de la Marina. El teniente coronel Carlos Calvete, ex habilitado general de la Armada, cuenta al detalle c¨®mo pas¨® en pocos meses de "creerse dios", por el mont¨®n de millones que pensaba ganar, a verse como "un miserable enga?ado". Ahora, lo sorprendente es que Calvete est¨¢ empe?ado en ser encarcelado de nuevo. "Haced lo posible para que vuelva".
CARLOS Y?RNOZAcompa?ado de su mujer, Marioti Taboada, y de su abogado, Manuel Tuero, el teniente coronel insiste, entre cigarro y cigarro, que la Audiencia Provincial de Madrid le ha hecho una gran faena" al ponerle en libertad. Calvete ha aprobado en estos dos a?os en prisi¨®n tres cursos de la carrera de Ciencias Empresariales y este a?o quer¨ªa aprobar los otros dos cursos de la carrera. Para ello, contaba con "muchas horas de estudio al d¨ªa" y con la ayuda de un hijo suyo que ya cubri¨® los cinco cursos y que le visitaba asiduamente en la c¨¢rcel para explicarle dudas de varias asignaturas.Pero la carrera le estaba sirviendo para redimir parte de la condena que pueda recaerle -el fiscal Jos¨¦ Luis Bueren pide 12 a?os y un d¨ªa de prisi¨®n contra ¨¦l por un delito de malversaci¨®n de fondos de la Armada- y haber finalizado los cursos le hubiera supuesto m¨¢s meses de redenci¨®n.
Toda esta rebaja, adem¨¢s, puede convertirse en meses de menos que transcurrir¨¢ en una prisi¨®n ordinaria si as¨ª lo deciden los jueces, ya que su caso est¨¢ siendo analizado por la justicia ordinaria, aunque el Tribunal Supremo tiene que decidir sobre un recurso planteado por Calvete, porque pretende ser juzgado por la jurisdicci¨®n militar.
Es tal el deseo del teniente coronel de regresar a la c¨¢rcel que ya anuncia que incumplir¨¢ la orden de presentarse cada quince d¨ªas ante el juez, con lo que pueden retirarle la concesi¨®n de libertad provisional, que l¨®gicamente se otorga en beneficio del procesado. Salvo en el caso de Calvete, a juzgar por sus palabras.
Calvete recuerda que a comienzos de los ochenta viv¨ªa holgadamente porque, a su sueldo de militar -unos dos millones y medio al a?o- un¨ªa los beneficios que le daban algunos negocios que hab¨ªa emprendido, como una empresa de v¨ªdeo comunitario. "En 1982, gan¨¦ unos 10 millones de pesetas", recuerda, "parte de los cuales los guardaba en la misma caja del cuartel general de la Armada porque, en realidad, era dinero negro".
Trampa a bajo coste
Fue precisamente en junio de ese a?o cuando Calvete conoci¨® a Jes¨²s Jimeno, cuando ¨¦ste era presidente de la sociedad canina de Madrid, en la que Marioti Taboada fue nombrada tesorera. En febrero de 1984, Jimeno le pidi¨® prestado, "por tener problemas de liquidez" 1,8 millones de pesetas. S¨®lo 20 d¨ªas despu¨¦s, le devolvi¨® esa cantidad m¨¢s 250.000 pesetas como "parte del reparto de beneficios". Poco despu¨¦s, le pidi¨® 3,5 millones. Tambi¨¦n se los devolvi¨® pronto, con un mill¨®n m¨¢s de beneficio. Semanas m¨¢s tarde, fueron 4,5 millones de pesetas, y de nuevo el beneficio fue de un mill¨®n de pesetas.
"Pero qu¨¦ hago yo dedic¨¢ndome a ganar un sueldillo como militar, sol¨ªa preguntarme". Los pr¨¦stamos continuaron y alcanzaron la cifra de 41 millones. "Eso era todo m¨ªo o de mis amigos, pero ah¨ª ya empezaron los problemas de las devoluciones". Sin embargo, luego surgi¨® el viaje a Panam¨¢.
Calvete viaj¨® a ese pa¨ªs acompa?ado de Jimeno y de Guillermo P¨¦rez Lanzas, presidente de la Corporaci¨®n de Minas, que explotaba una mina de oro. Al llegar a Panam¨¢, fueron recogidos por un coche militar conducido por un cabo ("el cabo P¨¦rez"). En los d¨ªas siguientes, Calvete se entrevist¨® con ministros, mandos militares, empresarios... Claro que ahora pone por delante la palabra "supuesto" ("supuesto cabo P¨¦rez, supuesto ministro de Industria, supuesto coronel..."), porque ya no sabe qu¨¦ era verdad y qu¨¦ era mentira.
Lo cierto es que en Panam¨¢, donde tambi¨¦n conect¨® con el espa?ol Alfonso Bravo Luna -con pasaporte diplom¨¢tico paname?o y hoy desaparecido- Calvete fue llevado a la isla de Contadora y all¨ª fue alojado en la habitaci¨®n de un hotel donde pas¨® varios meses el sha de Persia. Le explicaron, entre otras menudencias, que deseaban ampiar el canal de Panam¨¢ y que las obras deb¨ªan ser realizadas por empresas espa?olas con las que tendr¨ªa que conectar Calvete. La inversi¨®n prevista, 600 millones de d¨®lares. Un 5% de esa cantidad, para los intermediarios.
"En la habitaci¨®n del sha, me sent¨ª dios". Todo parec¨ªa tan f¨¢cil, que Calvete no dud¨® "en meter la mano en la caja" de la Armada. "Me enga?aron como a un tonto, como a un imb¨¦cil". S¨®lo dos a?os m¨¢s tarde, pensaba continuamente en el suicidio. Llegaba a ba?arse en invierno y de madrugada en una piscina donde previamente romp¨ªa el hielo de la superficie. "?Cu¨¢ntas veces pens¨¦ en quedarme all¨ª!" Hasta que decidi¨® contarlo todo y por escrito a sus superiores. Eran las 8.30 de la ma?ana del 9 de enero de 1987, cuando se acab¨® para siempre el cuento de la lechera.
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