Luz en el t¨²nel
NUEVE A?OS de guerra civil han dejado a El Salvador en un callej¨®n sembrado de cad¨¢veres y aparentemente sin salida. Pero hoy, a pesar de que el presidente democristiano Duarte insiste en atenerse a una r¨ªgida legalidad para procurar la pacificaci¨®n del pa¨ªs y su Gobierno es reh¨¦n de varios ej¨¦rcitos m¨¢s o menos p¨²blicos que matan indiscriminadamente, se enciende por fin una tenue luz de paz al fondo del t¨²nel.Aunque ser¨ªa ilusorio concebir excesivas esperanzas tras la reuni¨®n celebrada esta semana en Oaxtepec (M¨¦xico) entre la guerrilla del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) y los 13 partidos pol¨ªticos salvadore?os, el panorama puede estar empezando a cambiar. Jos¨¦ Napole¨®n Duarte, enfermo terminal de c¨¢ncer, debe entregar la presidencia el 1 de junio a un sucesor salido de unos comicios que deber¨ªan celebrarse el 19 de marzo. Unas elecciones en las que parte como favorito el candidato de la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), apoyado por las fuerzas armadas, frente a una Democracia Cristiana agotada por un per¨ªodo de gobernaci¨®n muy conflictivo y que no cuenta con un candidato claro. En estas circunstancias, la ¨²nica candidatura que puede equilibrar el panorama pol¨ªtico salvadore?o es la de Convergencia Democr¨¢tica, que se sustenta en la guerrilla y cuya actividad es violentamente impedida por el Ej¨¦rcito.
A finales de enero pasado, el FMLN hizo p¨²blica una oferta de paz y aceptaci¨®n de los resultados electorales si los comicios eran pospuestos por seis meses y se respetaba la candidatura de Convergencia Democr¨¢tica, impidiendo la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito en el proceso electoral. La oferta guerrillera, que supon¨ªa de hecho el fin de la lucha armada y el principio de la normalizaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs, fue rechazada en primera instancia por el presidente Duarte y por el l¨ªder de Arena, Roberto d'Aubuisson, sobre la base de que ello implicaba una reforma de la Constituci¨®n. Dos semanas despu¨¦s, sin embargo, en un gesto que es indicativo de la nueva pol¨ªtica latinoamericana del presidente Bush, su vicepresidente, Quayle, fue enviado a El Salvador con un mensaje muy claro: si las fuerzas armadas salvadore?as no dejaban de violar los derechos humanos, se comprometer¨ªa la sustancial ayuda que EE UU presta a la Rep¨²blica (casi la mitad de su presupuesto). Al mismo tiempo, el vicepresidente norteamericano aseguraba que exist¨ªan puntos positivos en el plan del FMLN.
Unos d¨ªas despu¨¦s, los presidentes centroamericanos sorprend¨ªan a su vez a Washington con el anuncio de un acuerdo para la democratizaci¨®n de Nicaragua y, de paso, pon¨ªan a El Salvador en entredicho. La reuni¨®n de M¨¦xico se celebraba, pues, bajo el efecto de esa doble presi¨®n. Es cierto que, a su t¨¦rmino, s¨®lo ocho de los trece partidos se han manifestado dispuestos a aceptar en principio el plan del FMLN sobre el retraso de las elecciones y que, por consiguiente, no ha sido posible alcanzar acuerdo alguno. Lo sustancial, sin embargo, es que la guerrilla, al a?adir dos nuevos puntos importantes a su oferta de paz (integrarse pac¨ªficamente en la vida pol¨ªtica y reconocer al Ej¨¦rcito, con tal de que sea uno s¨®lo), ha dado unas muestras de buena voluntad que parecen haber convencido a sus contertul¨ªos. De tal forma que muchos de los asistentes en M¨¦xico quieren propiciar una reuni¨®n inmediata entre el FMLN y el presidente Duarte. No ser¨ªa la primera que se celebra, pero s¨ª ser¨ªa la primera facilitada por las fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs -incluida, al parecer, Arena-.
De una reuni¨®n as¨ª deber¨ªa salir un acuerdo amplio para retrasar las elecciones hasta agosto, establecer una tregua y disciplinar al Ej¨¦rcito, apart¨¢ndolo de toda actividad pol¨ªtica. En este punto, la posici¨®n de Washington debe ser terminante: el principal apoyo del Ej¨¦rcito salvadore?o, convertido ahora en el mayor obst¨¢culo para la paz, ha sido la pasada pol¨ªtica norteamericana. Un cambio en esa pol¨ªtica que no se quede en las meras palabras podr¨ªa contribuir decisivamente a eliminar ese obst¨¢culo.
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