Al menos, un club

LAS ELECCIONES para cubrir la presidencia del F¨²tbol Club Barcelona se celebran hoy, tras una larga etapa de 10 a?os sin confrontaci¨®n de candidaturas distintas. La convocatoria en s¨ª ya supone una cierta normalizaci¨®n: el Bar?a vuelve a ser, al menos, un club en el que las posiciones distintas afloran y se plasman en candidaturas y programas contrapuestos.Esta normalidad, por m¨¢s que fuera l¨®gica, no ha sido evidente en los ¨²ltimos a?os. Durante la larga etapa de la dictadura, algunas entidades, entre las que se encontraba el Bar?a, mantuvieron la llama del pluralismo y la tolerancia, ejerciendo tareas de suplencia en ¨¢mbitos de la vida colectiva que no les eran propios. Por eso hall¨® fortuna el lema de que el Bar?a "es m¨¢s que un club", porque se identificaba tambi¨¦n con los valores y preocupaciones de la sociedad de su entorno. Pero a fuerza de repetir el viejo lema, y bajo el mandato m¨¢s tecnocr¨¢tico y as¨¦ptico inaugurado por el constructor Josep Llu¨ªs N¨²?ez hace 10 a?os, esta idea ha ido perdiendo buena parte de su vigencia, e incluso de su raz¨®n de ser.

Por eso es de celebrar que la aleja entidad despierte de su letargo social y celebre elecciones, un activo que debe apuntarse en el haber deljoven aspirante opositor, Sixte Cambra. Aunque no todo el monte es or¨¦gano, y tan preocupante como el autoritarismo desplegado por el nu?ismo resulta -en esta ¨¦poca de necesaria despofitizaci¨®n del deporte- la estrecha dependencia que su oposici¨®n mantiene respecto del partido en el Gobierno de la Generalitat. La normalizaci¨®n de este club deber¨ªa pasar hoy por una masiva afluencia de sus socios a las urnas. Y el l¨ªmite de la misma est¨¢ fijado en la escasa pasi¨®n que levantan las alternativas entre las que deber¨¢n elegir.