La realeza europea boicotea a Waldheim en los funerales de Zita de Habsburgo

El presidente de la Rep¨²blica de Austria, Kurt Waidheim, fue boicoteado ayer por las casas reales europeas por su presencia en los solemnes funerales de Zita de Habsburgo, la ¨²ltima emperatriz austroh¨²ngara. Su presencia impidi¨® la asistencia a la catedral de San Eteban, en Viena, de la mayor¨ªa de las familias reinantes en Europa, con la excepci¨®n de don Juan de Borb¨®n, el pr¨ªncipe Alberto de M¨®naco, el gran duque de Luxemburgo y el pr¨ªncipe Francisco Jos¨¦ II de Liechtenstein, adem¨¢s de los herederos de Marruecos y Jordania. Las casas reales de B¨¦lgica, Holanda, Inglaterra, Noruega, Dinamarca y Suecia no enviaron ning¨²n representante de categor¨ªa.La invitaci¨®n al discutido presidente austriaco provoc¨® fuertes tensiones en el seno de la familia Habsburgo, ya que algunos miembros de la misma estaban totalmente en contra y preve¨ªan el boicoteo por considerar incompatible su asistencia con la del controvertido Waldheim, en especial por su pasado nazi. Al parecer, fue el pr¨ªncipe de Liechtenstein, Vinzenz, casado con una hija de Zita, quien forz¨® la presencia de Waldheim, a quien, por cortes¨ªa, se le envi¨® una invitaci¨®n con la intenci¨®n de que no la aceptara. Sin embargo, el presidente austriaco, cuyo ostracismo del escenario diplom¨¢tico y pol¨ªtico internacional es casi pat¨¦tico, decidi¨® aprovechar una de las escasas ocasiones de representaci¨®n que se le ofrecen.

La emperatriz Zita fue despedida por decenas de miles de personas en un gran acto de homenaje al s¨ªmbolo de la supranacionalidacl en Centroeuropa, encarnada en la dinast¨ªa Habsburgo y su ¨²ltimo representante coronado. En la catedral de San Esteban sonaron los himnos imperiales austriaco y h¨²ngaro, y los evangelios fueron le¨ªdos en todos los idiomas del fenecido imperio.

Tras el funeral, la comitiva se dirigi¨® por el centro de V¨ªena, y junto al antiguo palacio imperial de invierno, Hof Bubg, hasta la cripta de los Capuchinos, donde se hallan los restos de los emperadores austroh¨²ngaros, a excepci¨®n del marido de Zita, fallecido el 1 de abril de 1921 -ayer hizo 78 a?os-, que reposa en la isla de Madeira. Los corazones de ambos, sin embargo, reposar¨¢n juntos en el monasterio de Muri, en Suiza.

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