Evocac¨ª¨®n del reglamento
Como el clar¨ªn dio suelta ayer al primer toro de la feria de Sevilla, parece conveniente hacer algunas reflexiones sobre determinados aspectos del Reglamento de Espect¨¢culos Taurinos, cuya observancia es aplicable a todos los intervinientes en el festejo -p¨²blico incluido- y cuya exigencia compete de manera taxativa a la autoridad gubernativa.Sin duda alguna las normas reglamentarias de contenido formal son escrupulosamente cumplidas. Las de contenido material -susceptibles de una mayor vastedad interpretativa- permiten su elusi¨®n con mayor impunidad. No olvidemos que uno de los fundamentos de la norma reglamentaria estaba inspirada "en el prop¨®sito de evitar los vicios y corruptelas que desnaturalizaban la fiesta nacional".
Sin duda alguna una de las m¨¢s frecuentes infracciones que actualmente se cometen radica en la suerte de varas. Buscar deliberadamente el sitio del puyazo anterior, colocado en los bajos, es moneda corriente. Tapar la salida a la res, a toros que no rehuyen la suerte, es pr¨¢ctica frecuent¨ªsima. Citar al toro pisando la raya o super¨¢ndola no es pr¨¢ctica excepcional. "Los picadores actuar¨¢n obligando a la res por derecho", dice el art¨ªculo 93. ?Cu¨¢ntas veces vemos citar de costadillo?
Los peones
Respecto a la actuaci¨®n de los peones se ha convertido en ordinario lo que la norma contempla como excepcional. "Deber¨¢n torear a una mano y cuidando correr la res por derecho", precept¨²a el art¨ªculo 99, y s¨®lo por excepci¨®n podr¨¢n torear a dos manos, cuando el matador as¨ª lo ordene, lo que no podr¨¢ hacer general y discrecionalmente, sino cuando las condiciones de la res lo requieran. ?Cu¨¢ntas veces vemos en estos tiempos empapar al toro en el capote para que choque contra la barrera, actuaci¨®n expresamente prohibida?
En relaci¨®n con la actuaci¨®n de los espiadas llama tambi¨¦n la atenci¨®n el caso omiso que hacen muchas veces al Reglamento en cuanto a dejar a los peones que saquen el toro del caballo, en lugar de hacerlo el matador de turno, aun cuando no corra riesgo el picador. Y, ?cu¨¢ntas veces impide que el picador contin¨²e la suerte con un puyazo defectuoso? ?Cu¨¢ndo se va a acabar con la pantomima de la certificaci¨®n facultativa para permitir que el ciento por ciento de los matadores -salvo singular¨ªsima excepci¨®n- no use el estoque de acero? No es este asunto balad¨ª, pues sin duda alguna impide muchas veces aprovechar el momento ¨®ptimo de dar muerte al toro. ?Es que los toreros de hace 30 a?os ten¨ªan m¨¢s fortaleza que los actuales? ?O es pura comodidad? ?O menos profesionalidad?
No parece ocioso, cuando estamos empezando uno de los m¨¢s importantes ciclos de la temporada, recordar unos cuantos preceptos reglamentarios, que vemos c¨®mo en todas las plazas se incumplen reiteradamente. Los aficionados los conocemos; la autoridad, tambi¨¦n. Sin embargo, a los espectadores se nos olvida con frecuencia reclamar su cumplimiento, y la laxitud de la autoridad en hacerlos cumplir los convierte habitualmente en letra muerta. Todos ellos tienen su raz¨®n de ser. Ninguno tiene una fundamentaci¨®n caprichosa o decorativa. Sin embargo, qu¨¦ reiterada es su conculcaci¨®n. Ser¨ªa muy saludable que en la Maestranza empez¨¢ramos dando ejemplo de formalidad desde el principio de la feria.
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