Lucha abierta entre los responsables socialistas de urbanismo en el Ayuntamiento y la Comunidad
Guardan las formas y, si hace falta, el jefe de uno le echa p¨²blicamente una mano al otro, pues todos son militantes de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a (FSM). Es una guerra cada vez menos soterrada, aunque sus principales protagonistas, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, Jes¨²s Espelos¨ªn, y el consejero de Pol¨ªtica Territorial de la Comunidad, Eduardo Mangada, niegan estar enfrentados y dicen llevarse bien cada vez que salta a los peri¨®dicos alg¨²n nuevo episodio de sus reiterados conflictos: Campo de las Naciones, Valdebernardo, palacio de Lorite, la estaci¨®n Sur de autobuses o las torres de KIO.
"Quiz¨¢ Mangada quiera ratificarse en su poder o indicar qui¨¦n es el que manda", comentaba ayer un responsable municipal. "Lo que ocurre es que Espelos¨ªn tiene una postura pragm¨¢tica y ejecutiva mientras Mangada adopta otra estrat¨¦gica e ideol¨®gica", aseguraba otro alto cargo de la Comunidad. Todos coinciden en que las vibraciones personales no son buenas, pero no creen que sea ¨¦sta la causa de los problemas.En el fondo lo que parece estar en juego es la delimitaci¨®n de las competencias urban¨ªsticas entre Comunidad y Ayuntamiento. "En este aspecto hay una cierta tendencia a considerar a la Comunidad como una diputaci¨®n provincial, sin competencias sobre la capital", manifest¨® un funcionario regional. "La Comunidad entra en temas eminentemente locales", opinaba un t¨¦cnico municipal.
Este conflicto de competencias es especialmente delicado en un momento como el actual, en que se est¨¢ debatiendo el futuro del Plan de Urbanismo de la capital y cuando la Asamblea pretende establecer nuevas normas contra la especulaci¨®n inmobiliaria en la regi¨®n.
?ltimos roces
Esta situaci¨®n hace que los enfrentamientos sean cada vez m¨¢s frecuentes. Los dos ¨²ltimos roces entre los gestores del urbanismo madrile?o se han producido con una semana de diferencia. El pasado d¨ªa 30, la Comisi¨®n de Gobierno de la Comunidad aprob¨® una modificaci¨®n del Plan General por la que se retiraba al palacio de Lorite su car¨¢cter de inmueble protegido integralmente, a pesar de ser un edificio singular construido entre 1920 y 1924 en la esquina de las calles del Marqu¨¦s de Cubas y de Alcal¨¢.
El tema hab¨ªa sido aprobado dos d¨ªas antes por la Comisi¨®n de Urbanismo de Madrid -donde est¨¢n representandas las consejer¨ªas regionales, el Ayuntamiento de Madrid y la Federaci¨®n Madrile?a de Municipios- con el ¨²nico voto en contra de ?ngel Cano, gerente de Urbanismo municipal. Cano supo de la propuesta de Mangada al leer el orden del d¨ªa. La respuesta del equipo municipal fue tajante: votar en contra del recurso del Banco de Espa?a y oponerse a la desprotecci¨®n del palacio de Lorite, pedida por el Banco de Espa?a para ampliar su sede de la plaza de Cibeles.
Seg¨²n fuentes socialistas municipales, este enfrentamiento ha puesto sobre la mesa no s¨®lo la defensa de un edificio por sus cualidades art¨ªsticas, sino tambi¨¦n una "guerra de competencias". La decisi¨®n de Mangada, no consultada previamente con los responsables del urbanismo madrile?o, afecta a la autonom¨ªa municipal, seg¨²n estas fuentes. Adem¨¢s el consejero de Pol¨ªtica Territorial, con su decisi¨®n, ha colocado en un papel muy dificil al Ayuntamiento, instituci¨®n responsable de autorizar o denegar al Banco de Espa?a el derribo del palacio. La situaci¨®n es tan desairada, que el propio alcalde ha llegado a afirmar: "Para demolerlo tendr¨ªan que pasar sobre mi cad¨¢ver".
La delimitaci¨®n del ¨¢mbito de competencias entre Ayuntamiento y Comunidad en estos momentos es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, ya que el equipo de gobierno municipal ha dejado anteriormente el campo libre a Mangada en otras operaciones te¨®ricamente locales. En la cumbre mantenida el pasado mes de septiembre por los principales responsables de la Comunidad y Ayuntamiento, Mangada pidi¨® y obtuvo encargarse de la operaci¨®n de Valdebernardo y de la negociaci¨®n con los militares para hacer de la zona de Campamento una miniciudad.
Valdebernardo
Valdebernardo se convirti¨® hace dos meses en un nuevo foco de enfrentamiento s. Mangada, en lugar de negociar como le pidi¨® el pleno del Ayuntamiento, solicit¨® la expropiaci¨®n de los terrenos en que se construir¨¢n 5.400 viviendas de protecci¨®n oficial.
El equipo de gobierno municipal, partidario de la negociaci¨®n, tuvo que defender la expropiaci¨®n de Valdebernardo, a petici¨®n de Mangada. Los socialistas evitaban reavivar la guerra mantenida en abril de 1988. Entonces Mangada critic¨® duramente la pol¨ªtica urban¨ªstica municipal y anunci¨® su apoyo a la oposici¨®n en el caso de que se pidiera la modificaci¨®n del Plan de Urbanismo. El consejero pretend¨ªa que se redujera la edificabilidad prevista para las torres de KIO, en la plaza de Castilla. Mangada se proclam¨® entonces el "¨²nico y m¨¢ximo responsable del urbanismo" y a?adi¨® en tono de iron¨ªa: "El que vale, vale; y el que no, concejal".
En aquella ocasi¨®n el presidente regional, Joaqu¨ªn Leguina, y el alcalde, Juan Barranco, tuvieron que reunirse para poner paz entre sus correligionarios e incluso hubo alguna reprimenda "No nos ha gustado nada este rifirrafe", dijo Leguina, y a?adi¨® que su amigo Espelos¨ªn le merec¨ªa,"respeto personal y profesional". Barranco le devolvi¨® la cortes¨ªa y justific¨® a Mangada: "A veces se cometen exageraciones y no es f¨¢cil mantener la serenidad".
Nueves meses despu¨¦s, Mangada hablaba en un art¨ªculo de la necesidad de "controlar de forma real el suelo p¨²blico a lo largo de todo el proceso de transforma ci¨®n en producto edificado, evi tando su traslado, por grandes paquetes, a intermediarios priva dos, invocando una mayor efica cia empresarial o debido a una pereza administrativa". El ar t¨ªculo aparec¨ªa d¨ªas antes de que Espelos¨ªn propusiera al pleno, sin ¨¦xito, la adjudicaci¨®n del Campo de las Naciones al grupo formado por Conycon, Ferrovial e Hispamer en 23.930 millones de pesetas.
El jueves el conflicto volvi¨® a suscitarse. La Comunidad culp¨® al Ayuntamiento de forzarla a declarar desierto el concurso de la Estaci¨®n Sur de autobuses por no contar con el suelo municipal comprometido.
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