La popularidad de Vivaldi
Iberm¨²sica present¨® el mi¨¦rcoles en el Auditorio a Los Solistas Italianos, una orquesta barroca, o m¨¢s bien de las llamadas de bolsillo, apelativo que a nada nos compromete. Se trata de una docena de instrumentistas de arco que, siguiendo la gu¨ªa de su director concertino, el milan¨¦s Giuseppe Magnani, heredaron en 1980 la misi¨®n y el estilo de Los Virtuosos de Roma, de Renato Fassano.Un estilo intermedio entre la autenticidad hist¨®rica, que hoy ya ha sido largamente investigada, y el convencionalismo cl¨¢sico y glorificante practicados por muchos y contra el cual se pronunci¨® con claridad el veneciano Luigi Nono en 1975.
Vivaldi es el caso m¨¢s sorprendente de recuperaci¨®n. Pas¨®, en unas d¨¦cadas, del olvido a la m¨¢xima popularidad, en la que probablemente nunca so?¨® el compositor en el ir y venir de sus quehaceres venecianos.
Los Solistas Italianos
Concertino director: G. Magnani. Obras de Antonio Vivaldi. Sala de C¨¢mara del Auditorio Nacional, 5 de abril.
En nuestros d¨ªas, transcurridos dos siglos y medio de su muerte, los conciertos de Vivaldi, m¨¢s que sus obras religiosas y mucho m¨¢s que sus ¨®peras, poseen un gran poder de convocatoria. No se trata, como opin¨® Stravinski, de "un tipo enojoso que compon¨ªa la misma forma infinidad de veces", pues, dentro de los l¨ªmites del espacio art¨ªstico y geogr¨¢fico que habit¨¦, Vivaldi dio pruebas de una alta riqueza de invenci¨®n.
Quiz¨¢ uno de los valores m¨¢s altos de esta m¨²sica resida en su car¨¢cter testimonial. Cuando los mismos muros del Ospedale della Piet¨¤, en el que ense?¨®, a orillas del gran canal, han desaparecido, los pentagramas de Vivaldi evocan vivamente la Venecia de Goldoni y Casanova, rumorosa de agua y m¨²sica y casi enloquecida por la guerra de los escenarios, como denomin¨® Giazzoto a las actividades competitivas de m¨¢s de una docena de teatros l¨ªricos venecianos.
Solistas
Los Solistas Italianos conforman un buen grupo sin alcanzar lo extraordinario, especialmente por el relativo virtuosismo de las intervenciones solistas.Armados de excelentes instrumentos Guadagnini, Landeto o Gobeti, algunos de ellos construidos cuando Vivaldi viv¨ªa, nos dieron, tras la Sinfon¨ªa en sol mayor, cinco conciertos, entre ellos los de tres y cuatro violines que luego transcribiera Bach para el mismo n¨²mero de claves, y uno, precioso, Para viola d'amore en re menor, n¨²mero 395, seg¨²n la catalogaci¨®n de Peter Ryom. El ¨¦xito del grupo visitante fue muy grande.
Babelia
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