M¨¢s sobre la eutanasia
Como fundador de la Asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente, desear¨ªa responder a las cartas del doctor Jes¨²s Dami¨¢n Mu?oz y del se?or Jes¨²s Mar¨ªa M¨ªnguez ya que insisten en poner en los defensores de la eutanasia voluntaria intenciones que no tenemos.No s¨¦ de d¨®nde deduce el se?or M¨ªnguez que m¨¦dicos, jueces o familiares tengan que opinar o decidir algo sobre la muerte de un enfermo terminal. Dicha decisi¨®n s¨®lo compete al enfermo mismo y a nadie m¨¢s.
En cuanto al asunto de las enfermeras austriacas, creo que el doctor hace una lectura equivocada de los acontecimientos. Austria no es un pa¨ªs tolerante con la eutanasia voluntaria ni con el derecho de autodeterminaci¨®n individual frente a la muerte, de modo que no puede ser ¨¦sta la causa de lo sucedido. El derecho a una muerte digna no se funda tanto en motivos humanitarios como en el respeto a la libre voluntad de toda persona capacitada para elegir su propio destino, as¨ª que dif¨ªcilmente podr¨ªa esta clase de principios justificar la conducta de las citadas enfermeras. Por otro lado, cuando un tratamiento paliativo tiene el efecto de acelerar la muerte del enfermo, ?qui¨¦n decide cu¨¢l es el l¨ªmite ¨¦tico de su aplicaci¨®n?, ?hasta d¨®nde se puede abreviar la muerte del paciente con la intenci¨®n de aliviarle el sufrimiento? Los defensores de la eutanasia voluntaria creemos que s¨®lo el propio enfermo puede decidir esto.
La mayor¨ªa de las objeciones que he o¨ªdo contra la eutanasia voluntaria supone un absoluto desprecio hacia la capacidad de un enfermo terminal para decidir su propio destino. Y las dos cartas aludidas son un ejemplo m¨¢s.-
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