Las falacias de la Haci¨¦nda municipal
El autor de este trabajo, concejal del CDS en el Ayuntamiento de Madrid, expone su punto de vista sobre los presupuestos municipales de 1988 y habla de la "falacia de Tejero", concejal de Hacienda, al presentar un super¨¢vit como ¨¦xito de gesti¨®n de gobierno. Falacia es tambi¨¦n, para ?lvarez de Toledo, la cifra que se presenta a los ciudadanos: 1.164 millones de pesetas.
Hace pocos d¨ªas el se?or Tejero, concejal de Hacienda de Madrid y teniente de alcalde, present¨® a los medios de comunicaci¨®n la liquidaci¨®n del presupuesto del a?o 1988. El resumen arrojaba un super¨¢vit de 1.164 millones de pesetas, super¨¢vit que se obtiene por sexto a?o consecutivo y que se presenta como un gran ¨¦xito de gesti¨®n.La falacia del concejal Tejero es doble: falacia es presentar un super¨¢vit como ¨¦xito de gesti¨®n de gobierno, y falacia es la propia cifra presentada de 1.164 millones.
En cuanto a la primera, la falacia consiste en asimilar una Hacienda p¨²blica con una econom¨ªa dom¨¦stica. Naturalmente pueden enorgullecerse los cabezas de familia que puedan presentar un ahorro a final de a?o; ello significa esfuerzo en el trabajo y austeridad en el gasto; ello se traduce en estabilidad y garant¨ªa de futuro.
Presupuesto equilibrado
?Podemos decir lo mismo de la Hacienda municipal? Evidentemente no, y cualquiera lo puede entender f¨¢cilmente. El presupuesto de un Ayuntamiento se presenta equilibrado y, al menos en un orden l¨®gico, no caben m¨¢s que dos posibilidades:-Fijar primero un nivel de ingresos y adecuar el gasto a este nivel, o bien la contraria.
-Fijar un nivel de gasto para, a continuaci¨®n, adecuar a ¨¦ste los ingresos necesarios.
Analicemos brevemente ambas hip¨®tesis de trabajo. La primera parte de una concepci¨®n aprior¨ªstica del tama?o que debe tener la Administraci¨®n correspondiente (y por tanto del papel que las haciendas locales deben desempe?ar en el conjunto del Estado).
Podr¨¢ impulsarse con un crecimiento de los ingresos; podr¨ªa retraerse con su disminuci¨®n; o, simplemente, mantenerse en un nivel que se considere satisfactorio.
En cualquier caso, determinado el nivel del presupuesto v¨ªa ingresos, no queda m¨¢s que recorrer la lista de las prioridades de gasto para cortar en el punto correspondiente a aquel nivel.
La otra alternativa es justamente la contraria, y parte de la hip¨®tesis de que la Administraci¨®n debe necesariamente atender a una serie de necesidades sociales. Ordenadas ¨¦stas y cuantificadas, el paso siguiente consistir¨¢ en arbitrar, mediante un aumento o recorte de los ingresos, los medios necesarios para desarrollar el programa de necesidades fijado.
A la luz de esta breve reflexi¨®n, podemos preguntarnos: ?es un ¨¦xito de gesti¨®n pol¨ªtica la obtenci¨®n sistem¨¢tica de un super¨¢vit?
La respuesta es rotundamente negativa. En efecto, el super¨¢vit viene por dos v¨ªas: mayores ingresos o menores gastos.
Si se da por la v¨ªa de los ingresos (y cualquiera que sea el camino seguido de los dos anteriores), la evidencia es que se ha errado en las previsiones y se han equivocado las tarifas en un continuo y sostenido af¨¢n recaudatorio, o lo que es m¨¢s grave, se han recortado o suprimido programas y actuaciones que podr¨ªan haberse desarrollado con una m¨¢s ajustada previsi¨®n. ?Flaco servicio el del se?or Tejero a sus compa?eros de Gobierno!
M¨¢s grave, si cabe, es el super¨¢vit v¨ªa menores gastos. Porque cada concejal responsable de un centro de gasto debe aprovechar los caudales p¨²blicos puestos a su disposici¨®n para realizar las actuaciones de inversi¨®n y gasto que le han sido dotados; el ciudadano pone en sus manos unos dineros para alcanzar unos objetivos, y alcanzarlos debe ser su m¨¢xima responsabilidad.
El no hacerlo perjudica gravemente a los ciudadanos, que no ven atendidas sus necesidades ni cubiertos los servicios que se han considerado necesarios por los representantes de la soberan¨ªa ciudadana que han votado unos presupuestos.
Es, pues, una gigantesca falacia la del concejal Tejero presentar como ¨¦xito de gesti¨®n pol¨ªtica el continuo super¨¢vit presupuestario.
Pero hay m¨¢s. Ante el esc¨¢ndalo que supuso la liquidaci¨®n de 1987, con un super¨¢vit de 13.000 millones, el se?or Tejero manipula la de 1988 hasta que le sale una cifra pasadera: s¨®lo 1.164 millones. ?En qu¨¦ consiste la habilidad de nuestro concejal? Pues es muy sencillo:
En primer lugar, hay una falacia en los ingresos, en el c¨®mputo de los pasivos financieros (l¨¦ase financiaci¨®n externa o recurso al cr¨¦dito). As¨ª se incluyen 12.100 millones de tesorer¨ªa que no tienen significado alguno presupuestario.
Adem¨¢s, sobre los 31.560 millones previstos para Ayuntamiento y Gerencia Municipal de Urbanismo, se toman s¨®lo 10.000 millones, que, por cierto, est¨¢n sin utilizar al 31 de diciembre.
Super¨¢vit real
La realidad de los ingresos es que se recaudan 6.984 millones de pesetas m¨¢s de los previstos s¨®lo por v¨ªa de impuestos, y 757 por v¨ªa de tasas. Es decir, un super¨¢vit real de 7.741 millones.Pero m¨¢s grave es, como antes dec¨ªamos, el super¨¢vit por menores gastos, y aqu¨ª s¨ª que la cifra es grandiosa: nada menos que 35.576 millones para el Ayuntamiento y la gerencia. De los cuales son 8.046 gastos corrientes y, p¨¢smese el ciudadano, 27.530 de inversi¨®n.
Es decir, el Gobierno del se?or Barranco, de los 64.635 millones que ten¨ªa previsto invertir en el Ayuntamiento y Gerencia Municipal de Urbanismo, ha dejado sin hacer 27.530 millones, que en las cuentas del se?or concejal Tejero no aparecen por el astuto truco contable de incorporar como remanentes al a?o 1989 nada menos que 26.161 millones. Dicho m¨¢s claramente: la inversi¨®n que no se ha hecho en el a?o 1988 se dice que se va a hacer en el a?o siguiente y ?se da por realizada! Y el se?or Barranco, claro, tan satisfecho.
?Pero hay m¨¢s! Hab¨ªamos quedado en que la inversi¨®n prevista era de 64.635 millones de pesetas. Excluido el super¨¢vit contable del se?or Tejero y excluida la ficci¨®n de los remanentes, aparecen como invertidos 37.105 millones de pesetas, un 57% de lo previsto. Lo que ocurre es que, si seguimos buscando en los expedientes de la liquidaci¨®n, nos encontramos con que de esos 37.105 millones hay 25.321 que son simplemente retenciones de cr¨¦dito, lo que, en lenguaje de la calle, quiere decir buenas intenciones, o, todo lo m¨¢s, compromisos de gasto, pero de ninguna manera inversi¨®n realizada. R¨¦stese esta cifra a la que ten¨ªamos y llegaremos a la m¨¢s cruda realidad: el Gobierno del se?or Barranco ten¨ªa el compromiso, la obligaci¨®n y los medios para invertir en nuestra ciudad en el a?o 1988 la cantidad de 64.635 millones de pesetas; el Gobierno del se?or Barranco ha invertido s¨®lo 11.874 millones; el Gobierno del se?or Barranco ha defraudado al pueblo de Madrid no invirtiendo 52.851 millones: el 82% de su compromiso.
El se?or Barranco es absolutamente incapaz de gestionar, ni en las m¨¢s ¨ªnfimas cotas de eficacia, los dineros de los ciudadanos. Recordando hoy, v¨ªsperas de San Isidro, los garbosos gestos con que Barranco se presentaba a los ciudadanos en el a?o 1987, nos viene a la cabeza la imagen del mal torero: mira al tendido, compone la figura y, cuando se arranca el toro, da el paso atr¨¢s y, perdido el enga?o, queda desarmado. Reflexione el madrile?o.
Joaqu¨ªn ?lvarez de Toledo es concejal del Centro Democr¨¢tico y Social en el Ayuntamiento de Madrid y representante de su grupo en la Comisi¨®n Municipal de Hacienda.
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