Econom¨ªa y democracia en Argentina
El nuevo Gobierno elegido habr¨¢ de enfrentarse a un cuadro en el que todos los indicadores reflejan el descontrol de la econom¨ªa: las tasas de inter¨¦s superaron el 100% mensual, los productos han duplicado o triplicado su precio y ciertos art¨ªculos se han retirado de la venta; el d¨®lar aument¨® un 600% desde enero -pasando de 16 a m¨¢s de 100 australes-; la inversi¨®n privada es casi inexistente, el consumo de las familias est¨¢ en niveles preocupantes, mientras la producci¨®n industrial -en disminuci¨®n desde hace meses- se reduce a¨²n m¨¢s por el impresionante aumento de los productos intermedios importados y la escasa capacidad de compra de la poblaci¨®n; el producto bruto por habitante es similar al de 1970.Las finanzas p¨²blicas est¨¢n en virtual estado de quiebra: las reservas de divisas del Banco Central de la Rep¨²blica no llegan a 500 millones de d¨®lares (equivalentes a un mes de importaciones), y esto gracias al retraso de 3.500 millones de d¨®lares de intereses de la deuda externa, que suponen anualmente casi 5.000 millones de d¨®lares, es decir, m¨¢s de 8 puntos del producto interior bruto, o el 60%. de las exportaciones de un a?o. El d¨¦ficit p¨²blico no financiero -sin considerar intereses de la deuda- se aproxima al 7%. del PIB, y la Administraci¨®n, ante la escasa recaudaci¨®n de impuestos, apela cada vez m¨¢s al endeudamiento y la emisi¨®n monetaria. El endeudamiento p¨²blico interno es tan importante como el externo.
La crisis no afecta a todos por igual: los salarios han perdido en un mes el 50%. de poder adquisitivo y no alcanzan para el consumo m¨¢s imprescindible (el sueldo de un empleado oscila alrededor de 10.000 pesetas y los productos -excepto los alimentos sin elaborar y los servicios locales- cuestan como en Espa?a); mientras tanto, un reducido sector social se enriquece con la especulaci¨®n en d¨®lares o australes. Las empresas m¨¢s importantes multiplican sus beneficios retrasando la entrada de divisas por exportaci¨®n o aplazando los pagos a sus proveedores mientras obtienen grandes ganancias en el sistema financiero.
En cuanto a las causas de la crisis, algunos la atribuyen a la incertidumbre pol¨ªtica relacionada con las elecciones, otros al cambio de orientaci¨®n econ¨®mica previsible con el nuevo Gobierno y muchos la vinculan con un conjunto de medidas econ¨®micas desacertadas del Gobierno de Alfons¨ªn.
El endeudamiento exterior argentino no se explica simplemente por la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica liberal y una masiva salida de capitales. Tampoco por la evidente corrupci¨®n de los dictadores o los cuantiosos gastos militares -gastos que en todo caso explican una d¨¦cima parte de la deuda-. Estos hechos son s¨®lo la consecuencia de una pol¨ªtica global que, a la vez que destru¨ªa la conformaci¨®n industrial existente, concentraba la producci¨®n y la riqueza.
Generadores de deuda
La estructura productiva resultante del proceso iniciado en 1976 est¨¢ compuesta por un reducido n¨²mero de grupos econ¨®micos locales y otro grupo m¨¢s reducido de empresas transnacionales, ambos con actividades diversificadas en la industria y las finanzas y que operan en escala internacional. Este bloque internacionalizado, nuevo poder econ¨®mico en Argentina, ha sido el principal generador de la deuda externa, a la vez que beneficiario de sus consecuencias, junto con una minor¨ªa social. Los perjudicados, el conjunto de la sociedad y la estabilidad democr¨¢tica, especialmente a partir de la estatizaci¨®n de la deuda externa privada, mediante la aplicaci¨®n de diversos mecanismos. El mencionado n¨²cleo concentrado de empresas vive ahora un proceso de fusiones, especialmente por la absorci¨®n de grupos locales por parte de las empresas transnacionales, facilitado por los instrumentos de intercambio de deuda por activos, complet¨¢ndose as¨ª el proceso de concentraci¨®n y desnacionalizaci¨®n del capital.
El proceso de endeudamiento externo argentino ha atravesado por distintas fases. En 1976, la deuda externa era de casi 7.000 millones de d¨®lares, manteni¨¦ndose hasta 1978 en ese nivel en t¨¦rminos netos. A partir de 1978 aument¨® el endeudamiento privado con el exterior, impulsado por las elevadas tasas internas de inter¨¦s, y comenz¨® a manifestarse una puja entre los distintos sectores empresariales, evidenciada en la alteraci¨®n sistem¨¢tica de los precios relativos de bienes y servicios, posibilitada por la estructura oligop¨®lica de los mercados. Desde el Estado se adoptaron medidas que favorecieron al sector empresarial m¨¢s concentrado: reforma financiera, sobrevaluaci¨®n de la moneda local y reducci¨®n arancelaria para operar una dr¨¢stica apertura al exterior de la econom¨ªa. La masiva importaci¨®n de bienes de consumo, abaratados relativamente de forma artificial respecto de los productos locales, provoc¨® un elevado d¨¦ficit con el exterior, que se multiplic¨® casi por 10 en dos a?os.
El impacto de esta apertura provoc¨® un aumento de la deuda externa privada que, en 1978, pas¨® de 4.000 a 9.000 millones de d¨®lares. En 1980, el 47% de la deuda externa total era ya del sector privado.
Quiebra
Las empresas sin acceso al cr¨¦dito externo debieron endeudarse internamente a elevad¨ªsimas tasas de inter¨¦s, lo que, combinado con la p¨¦rdida de mercado frente a los productos importados, les llevar¨ªa m¨¢s tarde a la quiebra, arrastrando a bancos locales y otras empresas.
A medida que la insolvencia se extend¨ªa, los acreedores externos comenzaron a exigir garant¨ªa estatal para los pr¨¦stamos privados. Por otra parte, la subvalorizaci¨®n del d¨®lar provoc¨® una impresionante fuga de capitales -casi 9.000 millones de d¨®lares entre 1980 y 1981-, lo cual, al generar escasez de divisas, oblig¨® a un fuerte aumento de la deuda p¨²blica.
A partir de 1981 se inici¨® un proceso de estatizaci¨®n de la deuda privada mediante la aplicaci¨®n del seguro de cambio, que congelaba para el deudor la cotizaci¨®n del d¨®lar, asumiendo el Estado la diferencia de cambio frente al acreedor. Este virtual subsidio represent¨®, seg¨²n datos del Banco Mundial, el 61% de la deuda externa privada acumulada en 1983. A partir de la restauraci¨®n de la democracia, este proceso de estatizaci¨®n de la deuda se ha realizado combinando el seguro de cambio con la capitalizaci¨®n, que consiste en el rescate en divisas de los bonos de la deuda externa por parte del Estado, que luego cobra en moneda local a los deudores y a tipos de cambio subsidiados por el mencionado seguro. De esta forma, el Estado reemplaza a los deudores en el pago al exterior a la vez que mantiene intacta la estructura productiva hegemonizada por ellos.
El endeudamiento externo privado ha funcionado, por consiguiente, como mecanismo de financiaci¨®n del proceso de concentraci¨®n productiva alrededor de un bloque empresarial internacionalizado a costa de la desindustrializaci¨®n del pa¨ªs. Los costes de esa reestructuraci¨®n fueron transferidos al Estado y a trav¨¦s de ¨¦ste al conjunto de la sociedad. El fuerte impacto de la deuda p¨²blica interna y externa sobre el d¨¦ficit p¨²blico contribuyendo a disparar la inflaci¨®n hasta niveles increibles, la virtual quiebra de la econom¨ªa y la err¨¢tica cotizaci¨®n del d¨®lar, se explican en lo esencial por los factores se?alados.
La consecuencia social de este proceso ha sido la conformaci¨®n de un pa¨ªs dual, donde coexisten una minor¨ªa con niveles de vida comparables a los de las elites de los pa¨ªses m¨¢s avanzados, y otro sector, mayoritario, en estado de angustia econ¨®mica y creciente pobreza. Y las propuestas de reducci¨®n de la deuda carecen de efecto importante para Argentina, habida cuenta que desde hace casi un a?o no se pagan y aun as¨ª la situaci¨®n es insostenible.
As¨ª las cosas, para modificarlas se requieren cambios profundos que transformen la actual estructura productiva, que s¨®lo beneficia a una minor¨ªa cuya estrategia es su inserci¨®n privilegiada en la econom¨ªa mundial, por otra al servicio de los 30 millones de argentinos. La inc¨®gnita es saber si existen fuerzas sociales capaces de producir este cambio.
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