Una enfermedad impide a Mario Soares asistir en Lisboa a los actos de la visita de los Reyes

El presidente de la Rep¨²blica Portuguesa, Mario Soares, de 64 a?os de edad, no particip¨® ayer por consejo m¨¦dico en ning¨²n acto oficial de la visita de los Reyes de Espa?a, pues se encontraba aquejado de. una amigdalitis unida a un proceso febril, seg¨²n la versi¨®n de la Presidencia portuguesa, y de una gastroenteritis, seg¨²n la versi¨®n espa?ola. El viaje a Portugal, definido por don Juan Carlos "como un regreso a casa" al recordar sus a?os de infancia y adolescencia, ha sido aprovechado por el Rey para destacar como objetivo de ambos pa¨ªses unas "mejores y m¨¢s r¨¢pidas comunicaciones" entre Espa?a y Portugal.

Don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa llegaron a la capital portuguesa a las 11.30 horas a bordo de un Myst¨¨re Falcon 900 de la Fuerza A¨¦rea espa?ola, que aterriz¨® en el aeropuerto militar de Figo Maduro. All¨ª, los Reyes fueron recibidos por el presidente de la Asamblea parlamentaria, Vito Crespo, y por Mar¨ªa Barroso, esposa de Soares.Seguidamente, y en autom¨®vil, los Reyes se desplazaron hasta el monasterio de los Jer¨®nimos, uno de los edificios m¨¢s simb¨®licos de Lisboa, donde estaba prevista la recepci¨®n oficial. Tampoco all¨ª estuvo presente Soares, a pesar de que el palacio presidencial se encuentra a unos 200 metros del monasterio, si bien fuentes portuguesas aseguraron que el presidente estaba en su domicilio particular, en el barrio de Campo Grande.

En la plaza del Imperio, situada en un lateral del monasterio, los Reyes fueron saludados por el primer ministro, An¨ªbal Cavaco Silva; el alcalde de la ciudad, Nunho Abecasis, y el jefe del Estado Mayor General, general Ant¨®nio de Soares Carneiro. Don Juan Carlos penetr¨® en el monasterio junto al abad de Nuestra Se?ora de Bel¨¦n y deposit¨® una corona de flores junto al t¨²mulo de Luis de Camoens.

Pocos despu¨¦s de las 12.30, el Rey y la Reina se desplazaron al palacio presidencial, escoltados por miembros de la Guardia Nacional Republicana a caballo.

Don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa almorzaron en el palacio pero tampoco en esta ocasi¨®n pudo estar presente Soares. Seg¨²n fuentes portuguesas, Soares tuvo durante la jornada 39 grados y medio de fiebre. Ya por la tarde, los Reyes acudieron al ayuntamiento de la ciudad, donde don Juan Carlos recibi¨® las llaves de oro de Lisboa. En el acto, el Rey record¨® la cat¨¢strofe que en agosto del a?o pasado sufri¨® el antiguo barrio lisboeta del Chiado, destruido parcialmente por un voraz incendio.

"Todos sufrimos en nuestro coraz¨®n un nuevo embate destructivo del destino", dijo don Juan Carlos, quien tambi¨¦n refiri¨¦ndose a Lisboa coment¨®: "Esta es para m¨ª ciudad de infancia y adolescencia, punto de referencia de mi vida a lo largo de muchos a?os en los que aqu¨ª se encontraba mi casa paterna".

Tras un breve encuentro con la colonia espa?ola, y ya por la noche, don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa asistieron a una cena de gala. Al concluir la cena, el Rey se?al¨® que los extranjeros se sienten en Portugal "como en su propia casa".

Record¨® que aprendi¨® a hablar portugu¨¦s durante su infancia y que en este pa¨ªs hizo algunos de sus mejores amigos. "Portugal es para m¨ª, sobre todo, el pa¨ªs que durante muchos a?os acogi¨® a mis padres y les ofreci¨® un hogar".

"Entre Espa?a y Portugal no hay problemas que merezcan el nombre de tales", coment¨® el Rey, quien destac¨® que los esfuerzos de Espa?a y Portugal por encontrar el lugar que les corresponde en la Europa de los doce aproxima a ambos pa¨ªses a pesar de que "por desgracia" la historia ? ha generado entre Espa?a y Portugal "desconocimiento e incomprensi¨®n".