El viaje del Rey a Lisboa lim¨® recelos mutuos

ENVIADO ESPECIAL, Los reyes de Espa?a concluyeron ayer en la hist¨®rica y pujante ciudad de Oporto su estancia oficial de cuatro d¨ªas en Portugal. La visita, como coinciden en afirmar autoridades de los dos pa¨ªses, ha servido para firmar recelos mutuos y para reforzar a¨²n m¨¢s, en un pa¨ªs de fuerte conciencia republicana, la figura de un rey que continuamente utiliz¨® la lengua portuguesa en sus intervenciones. Pero tambi¨¦n ha servido para insistir en que, si bien no existen problemas bilaterales que puedan considerarse tales, es incomprensible que Espa?a y Portugal est¨¦n tan mal comunicadas por carretera, ferrocarril o tel¨¦fono.

El ¨²nico peque?o contencioso existente hoy entre los dos pa¨ªses ha sido analizado estos d¨ªas por los ministros de Asuntos Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y Jo¨¢o de Deus Pi?eiro. Francia vende energ¨ªa el¨¦ctrica a Portugal que l¨®gicamente utiliza la infraestructura espa?ola, por lo que debe negociarse un acuerdo sobre costes. Para Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, se trata de que las tres empresas implicadas -EDF en Francia, Redesa en Espa?a y EDP en Portugal alcancen un acuerdo que el ministro prev¨¦ para antes del verano, y para Pi?eiro todo se resolver¨¢ tras la fase actual de "definici¨®n de costes".Al margen de este m¨ªnimo conflicto, el Rey ya se refiri¨® en sus primeras intervenciones a la necesidad de mejorar las v¨ªas de comunicaci¨®n entre los dos pa¨ªses. En el Ministerio de Asuntos Exteriores portugu¨¦s se quejan tambi¨¦n del deficiente funcionamiento de los servicios postales.

Ya existen algunas iniciativas aisladas en este terreno. As¨ª, por ejemplo, Iberia ha puesto en marcha recientemente una l¨ªnea diaria entre Oporto y Madrid, y se habla de construir nuevos puentes fronterizos entre Galicia y el norte de Portugal.

Pero ha sido el aspecto emotivo de la visita uno de los m¨¢s relevantes. En el mensaje previo al pueblo portugu¨¦s, difundido por televisi¨®n, el Rey ya se?al¨® que el viaje supon¨ªa llum regreso a casa para poder matar saudades (nostalgias)", en referencia a los a?os de infancia y adolescencia que pas¨® en el pa¨ªs vecino. La intervenci¨®n de don Juan Carlos el pasado martes en el hemiciclo del Parlamento -lugar vedado a los reyes desde 1911 - supuso uno de los m¨¢s importantes gestos de las autoridades portuguesas, correspondido tambi¨¦n con la presencia del Rey, al d¨ªa siguiente, en el monasterio de Batalha, lugar donde las tropas lusas derrotaron a las espa?olas en 1385.

El presidente de la Rep¨²blica, Mario Soares, mejorado de su enfermedad, acompa?¨® ayer a don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa en los actos oficiales de Oporto. El primero de ellos fue una visita al ayuntamiento, donde el alcalde, Fernando Cabral, record¨® la estancia de don Juan Carlos en Portugal en los a?os cuarenta.

Quiz¨¢s el ¨²nico aspecto criticado de la visita ha sido el relativo a la seguridad del Rey y la organizaci¨®n de algunos actos. Ayer mismo, por ejemplo, periodistas y asistentes al acto en el ayuntamiento penetraron con bolsas de pl¨¢stico o bultos sin que nadie revisara los objetos o les exigiera acreditaci¨®n alguna. Posteriormente, y en la C¨¢mara de Comercio, los empujones entre fot¨®grafos e invitados originaron que el marqu¨¦s de Mond¨¦jar, jefe de la Casa Real, siguiera la ceremonia desde un rinc¨®n al que hab¨ªa sido arrastrado por la presi¨®n f¨ªsica de los asistentes.

Los Reyes regresaron a Madrid a primera hora de la noche de ayer y fueron recibidos en el aeropuerto de Barajas por el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez.