El ascensor siniestrado no fue inspeccionado en el plazo legal, seg¨²n los t¨¦cnicos oficiales

La ¨²ltima inspecci¨®n oficial del ascensor de la residencia Pr¨ªncipes de Espa?a, de Barcelona, que el domingo se desplom¨® causando la muerte a sus siete ocupantes, fue realizada por la empresa Giesa, responsable de la conservaci¨®n del elevador, el 30 de diciembre de 1986. El organismo que efect¨²a desde hace dos a?os las revisiones oficiales, por encargo del Departamento de Industria de la Generalitat, interpreta que, de acuerdo con la normativa estatal en materia de seguridad, deb¨ªa haberse realizado una nueva inspecci¨®n antes del 31 de diciembre de 1988. Fuentes de la gerencia del hospital interpretan que la normativa de la Generalitat establece cuatro a?os de plazo para realizar la siguiente inspecci¨®n oficial (la ¨²nica v¨¢lida administrativamente y m¨¢s rigurosa que las revisiones ordinarias), por lo que se solicit¨® el 4 de abril.

El director de Reglamento de la Entidad Colaboradora de la Administraci¨®n (ECA), Ram¨®n Fajula, manifest¨® que el reglamento estatal de aparatos de la elevaci¨®n prev¨¦ que los ascensores de locales p¨²blicos han de ser sometidos a una inspecci¨®n oficial cada dos a?os. Fajula dijo que esta cadencia es v¨¢lida para Catalu?a a partir de la publicaci¨®n en enero de 1987, de la normativa que regula esta actividad."Si la ¨²ltima revisi¨®n oficial de los ascensores de Bellvitge fue realizada en diciembre de 1986, el hospital estar¨ªa infringiendo la normativa, porque deber¨ªa haber solicitado a la Administraci¨®n una nueva revisi¨®n antes de noviembre de 1988, es decir un mes antes de expirar el plazo", se?al¨® el director de la ECA, entidad colaboradora del Departamento de Industria de la Generalitat que realiza las inspecciones t¨¦cnicas.

El deterioro de la pieza del ascensor que provoc¨® la ca¨ªda libre del mismo, al no funcionar tampoco los frenos de emergencia era imposible de detectar en una revisi¨®n visual de la caja, seg¨²n coincidieron en se?alar ayer fuentes de la polic¨ªa y de Giesa empresa encargada de su mantenimiento. La pieza averiada fue remitida para su an¨¢lisis a la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa.

La pieza, seg¨²n fuentes policiales, ten¨ªa como m¨ªnimo tres niveles de oxidaci¨®n distintos que evidenciaban un deterioro progresivo.

Pablo Liguerra, presidente de la empresa Giesa-Schindler, que tiene instalados unos 60.000 ascensores en toda Espa?a, manifest¨® ayer a Efe que dichas piezas tienen una duraci¨®n ilimitada dado que son fijas y no tienen desgaste mec¨¢nico.

La titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero cuatro de l'Hospitalet, Mar¨ªa Teresa Palacios, que tramita las diligencias del caso, declar¨® que el ascensor hab¨ªa sido sometido a las revisiones de mantenimiento legalmente establecidas, con una frecuencia de dos a cuatro semanas, aunque desconoc¨ªa "si estas inspecciones eran completas o no". La juez, que se incaut¨® del libro de mantenimiento del ascensor, no quiso entrar a valorar las causas que motivaron la ruptura de la pieza, a la espera de los resultados de un informe t¨¦cnico que est¨¢n elaborando dos ingenieros de la Generalitat y dos peritos del Juzgado. La ¨²ltima revisi¨®n ordinaria del ascensor siniestrado fue realizada el 24 de abril.

La empresa Giesa difundi¨® ayer un comunicado en el que asegura: "Despu¨¦s de 50 a?os de experiencia en ascensores, debemos decir que nunca hemos tenido noticia de un accidente de este g¨¦nero y que un concurso de circunstancias parecido no se ha producido jam¨¢s".

Sin embargo, Ana Mar¨ªa L¨¢zaro Abad, una vecina de l'Hospitalet, se vio involucrada el 22 de marzo de 1985 en un accidente similar en el mismo hospital. Abad asegura que ella y su marido tomaron el ascensor en la planta baja junto con otras 10 personas y cuando se dirig¨ªan a la planta novena oyeron un golpe y el ascensor se precipit¨® hasta el s¨®tano. Entonces no se produjeron heridos de gravedad.

Cuatro de las siete v¨ªctimas mortales del accidente del domingo fueron enterradas en la tarde de ayer. Durante el funeral, la madre y esposa de dos de los fallecidos permaneci¨® abrazada a los ata¨²des, sin poder contener los gritos de dolor.