Blanco y negro, a la gre?a en Mauritania
Los choques ¨¦tnicos desestabilizan el pa¨ªs magreb¨ª
, ENVIADA ESPECIAL, Ya no quedan senegaleses en Mauritania, pero en los barrios populares de Nuakchot, los negros africanos, minoritarios en su pa¨ªs, siguen con miedo. Los episodios de pillaje, muerte y violencia, que han sido etiquetados ante el mundo como enfrentamientos entre dos comunidades nacionales -mauritanos y senegaleses-, para ellos no han sido m¨¢s que la resultante del racismo latente en su pa¨ªs de la clase dominante ¨¢rabe contra los negros. La calma ha vuelto, aparentemente. Pero las denuncias de saqueos, intimidaciones, despidos y expulsiones de negros mauritanos mezclados con los expatriados senegaleses son para esta minor¨ªa la prueba de que el conflicto sigue a la espera de un ajuste de cuentas definitivo.
Los enfrentamientos entre mauritanos y senegaleses en ambas orillas del r¨ªo Senegal han puesto al desnudo los conflictos raciales que en los ¨²ltimos a?os se han convertido en una de las principales amenazas para la estabilidad interna de Mauritania.Seg¨²n el Gobierno mauritano, en poder de las etnias moras -¨¢rabes y ber¨¦beres-, las tribus negras africanas -toutcouleur, uolof y sonink¨¦s- no superan el 25% del total de los dos millones de habitantes mauritanos.
Este porcentaje, deducido de un censo que se remonta a 1977, es contestado por los negros, que est¨¢n seguros de haberlo superado gracias a su tendencia a las descendencias numerosas que mantienen con sus esposas, frente a los n¨²cleos familiares m¨¢s reducidos de los moros, que no practican la poligamia. Los moros, por su parte, consideran exageradas estas afirmaciones, pues los negros radicales tienden a incluir en sus filas a los moros negros -antiguos esclavos- que, por el contrario, est¨¢n culturalmente asimilados a la cultura de sus antiguos amos y se consideran a s¨ª mismos blancos.
El misterio del censo
En cualquier caso, el misterio en que las autoridades mantienen los resultados del censo de hace dos a?os refuerza la animosidad de los africanos, y especialmente de los toutcouleur, la m¨¢s numerosa de las etnias negras. Sus c¨¢lculos y su convicci¨®n de ser los mejor preparados -a diferencia de los moros, los negros asistieron masivamente a las escuelas coloniales francesas- les incitan a reclamar mayor participaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica que los saque de su marginaci¨®n.El resentimiento de los negros africanos se ha exasperado a ra¨ªz de la barrida de oficiales y altos funcionarios de estas etnias realizada por las autoridades tras el intento de golpe de Estado de octubre de 1987, por oficiales extremistas toutcouleur.
La ejecuci¨®n de algunos de los supuestos golpistas fue para los negros un nueva prueba del trato discriminatorio, puesto que ninguno de los beidanes -moros blancos- que apenas tres meses antes fueron acusados de atentar contra el Gobierno ha pagado con la vida su audacia.
La participaci¨®n de Mauritania en la constituci¨®n de la Uni¨®n ?rabe Magreb¨ª (UMA) supuso un nuevo resquemor para los negros africanos, que ven en esta decisi¨®n una firme voluntad de decantarse por el perfil de una Mauritania ¨¢rabe y blanca que excluya por definici¨®n a la componente negra, tradicionalmente asimilada a la cultura francesa de los antiguos colonizadores y tradicionalmente ignorante del hasania, el idioma ¨¢rabe de los n¨®madas, y del patrimonio cultural plasmado por los antiguos almor¨¢vides en los conjuntos monumentales de las ciudades santas de Chingueti y Ualata.
La indiferencia con que las autoridades han reaccionado a la ola de abusos que ha seguido a la devoluci¨®n de los senegaleses contra los negros africanos -tribalmente afines a los emigrantes expulsados- ha suscitado la preocupaci¨®n incluso de los sectores moderados moros, que temen ver en ello el creciente poder de los radicales blancos simpatizantes de la oposici¨®n baasista ligada a Irak y cuyos dirigentes, principales defensores del arabismo mauritano y de las posiciones marroqu¨ªes, est¨¢n en la c¨¢rcel por su implicaci¨®n en la intentona golpista blanca.
Los m¨¢s sensibles a la necesidad de contrarrestar la africanizaci¨®n de Mauritania han hallado nuevos argumentos a su favor en el desarrollo de los ¨²ltimos sucesos. Bajo esta perspectiva, algo distinta a la de los negros, el hecho de que las multitudes arremetieran en Senegal exclusivamente contra casas y comercios de mauritanos moros -dejando a salvo los de los negros- y la expulsi¨®n del pa¨ªs vecino, mezclados con sus expatriados, de una veintena de ciudadanos marroqu¨ªes y tuaregs de Mal¨ª ha puesto en evidencia la fragua de un racismo que invierte a su favor las denuncias de racismo lanzadas en su contra por los radicales negros.
El propio Gobierno se ha hecho eco de este sentir al denunciar un movimiento revanchista de los que hasta hace poco fueron esclavos en potencia contra sus antiguos depredadores ¨¢rabes en general.
Cogidos entre dos fuegos, los moderados mauritanos, convencidos de que el futuro comercial del pa¨ªs se halla en el sur m¨¢s que en el norte magreb¨ª, temen que la ola de represalias que los ¨²ltimos acontecimientos han desencadenado contra los negros abonen el terreno para que la oposici¨®n toutcouleur, agrupada en el FLAM y con base en Dakar, deje de ser un movimiento limitado a un exiguo grupo de intelectuales y pase a la acci¨®n terrorista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.