Remedios para las corridas
Me pregunto por qu¨¦ tiene tanta trascendencia social la fiesta de los toros. Ah¨ª est¨¢ el hecho de que, tarde tras tarde, en la madrile?a Feria de San Isidro, se llene la plaza durante casi un mes. Y, sobre todo: ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si un d¨ªa, por la raz¨®n que fuere, no se llegaban a celebrar las corridas de toros? Ser¨ªa todo diferente, y no por ello -pienso- el pa¨ªs estar¨ªa m¨¢s avanzado, como pensaba N?el. Opino que esto de los toros no se puede terminar y que se exagera cuando los califican de espect¨¢culo cruel. La fiesta se ha humanizado y al espectador taurino no se le puede encasillar de morboso y violento. Estoy seguro de que si se pudiera eliminar de la lidia la sangre, los aficionados no dejar¨ªan de acudir a la plaza, y estoy pensando en alg¨²n procedimiento por el que la sangre no fluyera a la vista, y no se hiciera sufrir al toro (me parece que el toro sufre menos que lo que algunos piensan), para disminuir sus fuerzas.Es quiz¨¢ algo ut¨®pico que, a su vez, no se le hiciera perder acometividad al toro para que la emoci¨®n persistiera; pues en esto s¨ª que estoy de acuerdo con los que entienden que la emoci¨®n debe pervivir en la lidia y que el toro no debe perder ni acometividad ni movilidad. Y que el torero debe afrontar un riesgo; pero un riesgo superable con su oficio.
El p¨²blico, en general, no va a la plaza a ver tragedias. Son muy pocos los que van a pasar angustias y tengo la convicci¨®n de que el p¨²blico prefiere disfrutar de la pl¨¢stica de un torero artista que padecer con el trernendista colgado de un pit¨®n. Es lo mismo que en el circo. La gente no va a ver c¨®mo se cae el artista desde el trapecio. Casi dir¨ªa que en los toros se prefiere el impresionismo al expres¨ªonismo, aunque cuando aparece un buen expresionista suele ser el que gana m¨¢s dinero. Son fen¨®menos sociales que todav¨ªa no se han analizado a fondo.
Me agradar¨ªa dar con un remedio que hiciera a los toros bravos y nobles, para que dejaran de caerse, con lo que transmitir¨ªan a los p¨²blicos m¨¢s sensaci¨®n de peligro; pero -insisto- un peligro que los toreros pudieran superar con su saber y su arte, para que no visitaran jam¨¢s una enfermer¨ªa.
Por encima de todo defiendo al hombre y censuro a esos p¨²blicos que con el puro en la boca y la bota en la mano piden que el que est¨¢ en el ruedo se la juegue, que para eso cobra; con lo que la plaza de toros adquiere aire de circo romano. Y no es eso. Cuando un toro no tiene un pase, no se le puede decir al torero que se deje coger; s¨®lo que lo mate con la mayor brevedad. Y aqu¨ª ser¨ªa m¨¢s exigente: pedir¨ªa la devoluci¨®n al corral del toro cuando el matador haya pinchado ya unas pocas veces. Me parecen excesivos los tres avisos, de los que nadie se beneficia.
Hay una cosa clara: despu¨¦s de una gran faena, si el torero pincha tres veces, pierde la oreja; entonces, dar¨ªa igual que el toro fuera devuelto al corral. El ver pinchar a un toro ya extenuado es una de las cosas m¨¢s desagradables que pueden suceder en la corrida.
En fin, la fiesta de los toros es una de las expresiones de las formas de sentir, pensar y obrar de los espa?oles, que no puede desaparecer y que debe ser respetada por los que no son aficionados y por los dem¨¢s pa¨ªses, que quiz¨¢ no pueden comprender esta celebraci¨®n. Si me apuran, en el plano de un mundo justo, perfecto y respetable, estar¨ªa dispuesto a renunciar a esta afici¨®n cuando se solucionaran los problemas mundiales de injusticia y malestar social, que son m¨¢s trascendentes y afectan directamente al hombre. Mientras tanto, que nos toleren seguir siendo algo imperfectos, que, al fin y al cabo, humanos somos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.