Dignidad en lo inalcanzable
Dentro de la ola mozartiana que nos invade -ciclos, conciertos...- en una ciudad sin especial vinculaci¨®n al compositor salzburgu¨¦s, le ha llegado el turno al segundo festival organizado por la revista Scherzo, que en esta ocasi¨®n une a lo erudito lo divulgativo: ocho funciones -cuatro de ¨®pera, dos orquestales, dos recitales- a lo largo del mes de junio.La variedad, coherencia y equilibrio musical del programa general no se han visto reflejados en el inter¨¦s despertado para el gran p¨²blico. Ni siquiera se ha llegado a un 50% en la venta de abonos e incluso en una ¨®pera popular y con gancho como El rapto en el serrallo los huecos en el patio de butacas eran demasiado claros. No hab¨ªa divos, la representaci¨®n ocurr¨ªa en un teatro sin el prestigio de la Zarzuela o el Auditorio, las posibilidades de acto social eran m¨ªnimas.Por primera vez en Madrid se estrenaba sobretitulaci¨®n, pr¨¢ctica ya habitual en Barcelona o Bilbao. Precisamente del teatro Arriaga proven¨ªa la utilizada en el Alb¨¦niz, con bastantes desaciertos, todo hay que decirlo.
El rapto en el serrallo
De W. A. Mozart. Reparto: Constanza (soprano), Gabriela Silva; Bionde (soprano), Marzanna Rudnicka; Belmonte (tenor), Krzysztof Szmyt, Pedrillo (tenor), Jacek Laszczkowski; Osm¨ªn (bajo), Jerzy Ostapiuk; Pach¨¢ Selim (papel hablado), Wienczyslaw Glinski. Direcci¨®n musical: Rub¨¦n Silva. Direcci¨®n esc¨¦nica: Jiltka Stokaiska.Decorados y vestuario: WIadyslaw Wigura. Coro de la ¨®pera de C¨¢mara de Varsovia. The Warsaw Sinfonietta Orchestra. ?pera de C¨¢mara de Varsovia. Director art¨ªstico: Stefan Sutkowski. Teatro Alb¨¦niz. Madrid, 1 de junio.
La Opera de C¨¢mara de Varsovia se apoy¨® fundamentalmente para este Rapto en el serrallo en el sonido mozartiano de la orquesta, lo cual no es poco. Los decorados fueron pobres, simples, poco imaginativos. El movimiento esc¨¦nico fue convencional, est¨¢tico, sin gracia. Inaceptable la dureza en el lenguaje y compostura del Baj¨¢ Selim, el ¨²nico actor no cantante. Magn¨ªficamente compuesta la figura del bajo Osm¨ªn.
Limitaciones
Funcionaron mejor las escenas concertantes que las arias aisladas. En ¨¦stas se hicieron evidentes las limitaciones vocales de la compa?¨ªa de canto. Sin embargo, escenas de gran dificultad como el maravilloso cuarteto del segundo acto fueron expuestas con calidad, oy¨¦ndose todas las voces, percibi¨¦ndose el equilibrio global, matiz¨¢ndose la evoluci¨®n de sentimientos y afectos.La representaci¨®n, que empez¨® fr¨ªa, sin gancho -eso s¨ª, dentro de una notable correcci¨®n-, fue calent¨¢ndose hasta alcanzar un nivel digno, entre lo satisfactorio y lo discreto. Mozart, ya se sabe, es muy dificil en su aparente sencillez. Es una aspiraci¨®n en la que grandes teatros, con grandes medios, han obtenido resonantes fracasos. En esa inalcanzabilidad reside, en parte, la grandeza del genio. As¨ª lo entendi¨® el p¨²blico asistente, que aplaudi¨® con calor al final de la representaci¨®n.
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