Una bomba demogr¨¢fica
Desde 1900 a 1988, la poblaci¨®n latinoamericana aument¨® 5, 6 veces m¨¢s, mientras queque la poblaci¨®n mundial se multiplic¨® por 3,3 despu¨¦s de 1850. El actual crecimiento demogr¨¢fico de Am¨¦rica Latina es 2, 5 veces superior por a?o que en Norteam¨¦rica, pero ¨¦sta tiene cinco veces m¨¢s producto interno (PIB) que aqu¨¦lla. Hay adem¨¢s unos 80 millones de desempleados y subempleados en los 20 pa¨ªses latinoamericanos, cargados con una deuda externa de 420.000 millones de d¨®lares, o sea, casi 1.000 d¨®lares por habitante, mientras que el PIB por persona s¨®lo era en 1986, respectivamente, de 330 a 540 d¨®lares en Hait¨ª y Bolivia.
La explosi¨®n demogr¨¢fica mundial, desde 1800 a 1988, ha batido grandes r¨¦cords: desde 919 millones a 5.000 millones de habitantes, o sea, que se ha multiplicado por m¨¢s de cinco veces, gracias a los progresos de la primera, la segunda y la tercera revoluciones industriales que ha experimentado el mundo. Pero lo incre¨ªble de todo esto es que Am¨¦rica Latina, entre 1900 y 1988, pas¨® de 74 millones a 436 millones de seres humanos, yendo as¨ª m¨¢s r¨¢pido en el crecimiento de su poblaci¨®n que el resto del mundo, salvo en ?frica, donde, parad¨®jicamente, hay muchos nacimientos para cada vez menos producci¨®n de alimentos.
En Am¨¦rica del Norte, por el contrario, la poblaci¨®n anual aumenta a una tasa de 0, 96%, necesitando para duplicarse unos 80 a?os, pero con vistas a que precise pronto m¨¢s de un siglo. En cambio, la poblaci¨®n de Am¨¦rica Latina, que se acrecentaba un 2, 9% en la, d¨¦cada de 1960-1970, duplic¨¢ndose as¨ª en 24 a?os, ha declinado en 1988 el 2, 3% de incremento anual, necesitando ahora para aumentar al doble unos 30 a?os, m¨¢s o menos. A pesar de ello, los latinoamericanos tienen actualmente un crecimiento demogr¨¢fico anual 2, 5 veces superior al de los norteamericanos, pero el producto interno bruto (PIB) de aqu¨¦llos es de cinco a seis veces inferior al de ¨¦stos. As¨ª las cosas, Am¨¦rica del Norte es cada vez m¨¢s rica, mientras que la Am¨¦rica del Sur es m¨¢s pobre, pues el PIB de ¨¦sta declin¨® entre 1980 y 1987 de un crecimiento anual del 5, 1% al 1, 4%, y como su poblaci¨®n aumenta por a?o del 2, 3%, ¨¦ste fue negativo en —0, 9% por persona en 1988.
Y en cuanto al PIB por habitante y pa¨ªs, cabe subrayar que, respectivamente, el de Hait¨ª y Bolivia en 1986 era de 330 y 540 d¨®lares, mientras que el promedio de la deuda externa por habitante latinoamericano en ese mismo a?o ascend¨ªa a casi 1.000 d¨®lares, menos que los 1.300 d¨®lares por persona que gasta en su presupuesto de defensa Estados Unidos.
Desde la mitad del siglo XIX y el per¨ªodo entre dos guerras mundiales, Am¨¦rica, m¨¢s la del Norte que la del Sur, era una "tierra de promisi¨®n" para los emigrantes europeos, tanto que entre 1846 y 1930 dejaron las costas del Viejo Continente unos 50 millones de personas, principalmente emigradas a Norteam¨¦rica, y en menor medida, a la Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, M¨¦xico, Venezuela y otros pa¨ªses latinoamericanos.
Actualmente, debido a la creciente poblaci¨®n en la Am¨¦rica del Sur, del Caribe y Centroam¨¦rica, donde hay m¨¢s de 80 millones de desempleados y subempleados, enormes masas de poblaci¨®n se van desplazando desde el campo a las ciudades, formando cinturones de miseria de las megal¨®polis latinoamericanas, y desde cada pa¨ªs emigran, especialmente de M¨¦xico, Centroam¨¦rica y el Caribe, a Estados Unidos, y en menor cuant¨ªa, a Canad¨¢. A consecuencia de ello la poblaci¨®n de hispanos en esos pa¨ªses podr¨ªa llegar en el a?o 2000 a ser la primera minor¨ªa ¨¦tnica. Ya es corriente hablar el espa?ol en el oeste, el sur y en algunas regiones del este de Estados Unidos, donde la poblaci¨®n es biling¨¹e.
La explosi¨®n de la poblaci¨®n latinoamericana, que se duplica en un tercio de siglo, debido que hay atraso econ¨®mico y falta de trabajo en muchos pa¨ªses latinoamericanos, produce una corriente migratoria incontenible hacia Norteam¨¦rica, y en menor grado, hacia Europa, penetrando en ella por Espa?a, cabeza de puente europea de los latinoamericanos, particularmente los del Cono suramericano. Y es explicable que esto suceda (m¨¢s la emigraci¨®n de turcos y norteafricanos hacia Europa occidental, porque ¨¦sta, que ten¨ªa aproximadamente el 25% de la poblaci¨®n mundial en 1900, ha declinado al 14% de ella). Pero es que en pa¨ªses como Alemania, B¨¦lgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega y el Reino Unido, en algunos de ellos est¨¢ decreciendo la poblaci¨®n, ya que va habiendo m¨¢s viejos con edades superiores a 65 a?os que j¨®venes entre uno y 15 a?os.
En sentido contrario, la poblaci¨®n latinoamericana entre uno y 15 a?os es casi la mitad de ella, contra menos del 30% en Estados Unidos. As¨ª las cosas, las familias numerosas latinoamericanas con muchos ni?os adolescentes son m¨¢s dif¨ªciles de alimentar, vestir, educar y alojar que los de las familias de un solo hijo, propias de Europa y Norteam¨¦rica. Por eso, la perspectiva de Am¨¦rica Latina es de m¨¢s desocupaci¨®n de trabajadores m¨¢s hambre en los finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, a menos que ¨¦sta entre aceleradamente en la revoluci¨®n cient¨ªfico-tecnol¨®gica para alcanzar un crecimiento econ¨®mico superior al aumento de su poblaci¨®n.
Alcanzar esa revoluci¨®n econ¨®mica y tecnol¨®gica en Am¨¦rica Latina ser¨ªa f¨¢cil por el lado de sus abundantes recursos naturales y humanos, y en muchos pa¨ªses, por sus numerosas universidades y escuelas t¨¦cnicas, pero s¨ª se paga la deuda externa no queda mucho capital para instalar f¨¢bricas modernas, mecanizar la agricultura y dar trabajo a esos 80 millones de latinoamericanos que ahora carecen de ¨¦l y por ello piensan emigrar hacia los pa¨ªses ricos del Norte.
Por otro lado; el valor de las exportaciones latinoamericanas —gran parte de ellas, en materias primas con poco valor a?adido— han ca¨ªdo sus precios internacionales en d¨®lares reales a sus niveles de precios de la gran depresi¨®n de 1929-1933, lo cual explicar¨ªa que, por ejemplo, Jap¨®n exportara en 1986 por valor de 127.533 millones de d¨®lares, contra 89.158 millones de d¨®lares toda la Am¨¦rica Latina. Y es que los productos primarios, en gran parte monopolizados por las grandes potencias econ¨®micas en base a radicaci¨®n de capitales en el exterior bajo forma de inversiones directas, se compran muy baratos por ¨¦stas, al par que venden caros sus art¨ªculos manufacturados en los pa¨ªses subdesarrollados monoproductores de ellas. Se crea as¨ª una relaci¨®n inequitativa de intercambio que contribuye a descapitalizar a los pa¨ªses del Tercer Mundo, siempre con d¨¦ficit en su balanza de pagos exteriores, como ser¨ªa el caso de la mayor parte de los pa¨ªses latinoamericanos, por no decir de todos ellos.
Pol¨ªtica solidaria
Hay, pues, que hacer una pol¨ªtica m¨¢s solidaria entre Estados Unidos y Am¨¦rica Latina, reduciendo su deuda externa, de 420.000 millones de d¨®lares, a su real valor de mercado y conceder un decenio de moratoria para el pago de sus intereses, prestando nuevos capitales para que ¨¦sta pueda llevar adelante su desarrollo econ¨®mico y tecnol¨®gico, dando trabajo as¨ª a su numerosa poblaci¨®n activa desocupada. Y una vez que la econom¨ªa latinoamericana cree tanta riqueza como en los pa¨ªses industrializados, a largo plazo, podr¨¢ pagarles en mejores condiciones financieras que ahora el resto de la deuda con esos a?os de carencia. De lo contrario, si a la bomba demogr¨¢fica se une la bomba de la deuda externa (ambas retardadas), todo un subcontinente se desestabilizar¨ªa social y pol¨ªticamente, cuyo pr¨®logo tiene lugar en Per¨² y en el estallido del descontento popular violento de los barrios pobres de Caracas.
Europa occidental, Jap¨®n y Estados Unidos, pa¨ªses acreedores de la deuda externa latinoamericana, deben ponerse de acuerdo para reducirla, rebajar sus intereses insoportables y conceder para su pago posible varios a?os de moratoria. Esa es la ¨²nica soluci¨®n viable, pues no se olvide que durante la crisis de 1929-1933 fueron suspendidos los pagos de la deuda latinoamericana.
Abraham Guill¨¦n es economista.
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