Carlos Solchaga anuncia que Espa?a entrar¨¢ en el Sistema Monetario Europeo antes de julio de 1990

, El ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Carlos Solchaga, anunci¨® ayer que Espa?a est¨¢ dispuesta a entrar en el Sistema Monetario Europeo (SME) antes de julio de 1990. No se refiri¨® en su mensaje al anuncio ya antiguo de que la peseta entrar¨ªa en la cesta de monedas comunitarias en septiembre de este a?o, pero la ca¨ªda de la peseta ayer ante el d¨®lar, que sirvi¨® de marco a las declaraciones ministeriales, indica que la idea no se ha abandonado. En su intervenci¨®n ante la Conferencia Monetaria Internacional que se celebra en Madrid, Solchaga pidi¨® transferencias de recursos del norte europeo hacia los pa¨ªses d¨¦biles de la CE.

Carlos Solchaga puso el dedo en la llaga ayer al afirmar rotundamente que el proceso de uni¨®n econ¨®mica -el mercado ¨²nico para 1992- defendido por la Comunidad Europea (CE) debe hacerse junto con la uni¨®n monetaria europea para dar una marco de estabilidad al proceso. La materializaci¨®n del acta ¨²nica, en su opini¨®n, exigir¨ªa un gran reforzamiento del SME para evitar que las tensiones cambiarias que surgir¨¢n inevitablemente del proceso puedan ser manejadas en el marco de la coordinaci¨®n.Solchaga afirm¨® que ese sistema representar¨ªa para Espa?a, como para las naciones de la ¨®rbita mediterr¨¢nea -cuyo producto interior bruto (PIB) es s¨®lo el 50% que las de Europa del norte-, el fuerte riesgo de no poder mantener las tasas de desarrollo adecuadas o, por el contrario, hacer frente a una crisis de balanza de pagos al abandonar la gesti¨®n de sus respectivos tipos de cambio.

Para evitar esta indefensi¨®n de las econom¨ªas m¨¢s d¨¦biles, Solchaga se declar¨® partidario de que se arbitren los mecanismos por los cuales se puedan transferir recursos intemos de la Comunidad Europea desde el norte hacia el sur. De no hacerse esto, se?al¨®, "nuestras sociedades percibir¨ªan a la uni¨®n econ¨®mica como un juego de desventajas. De ser as¨ª, la nueva Europa nunca podr¨¢ alcanzarse", apostill¨® el ministro.

La posici¨®n espa?ola fue dirigida precisamente contra las principales objeciones en el seno de la Comunidad a la uni¨®n monetaria, ya que la Rep¨²blica Federal de Alemania se ha resistido a acelerar el proceso de uni¨®n precisamente para no detraer recursos que hagan m¨¢s lento su crecimiento para reforzar las posiciones de las naciones m¨¢s d¨¦biles.

En otro tiro por elevaci¨®n, Solchaga atac¨® las reticencias brit¨¢nicas a ingresar en el SME al afirmar que "consideramos necesario que antes de la entrada en vigor de la directiva sobre libertad de movimiento para los capitales, todos los miembros de la Comunidad Europea se unan al acuerdo de tipos de cambio del Sistema".

El coste del ingreso

Al mismo tiempo, el ministro se?al¨® que la presencia espa?ola en el SME tendr¨¢ un coste, pero que es necesario pagar ese precio por la oportunidad de redise?ar el futuro econ¨®mico de la regi¨®n. Las precisiones ministeriales sobre la unidad econ¨®mica y la uni¨®n monetaria se hicieron tras una larga explicaci¨®n de los logros econ¨®micos del pa¨ªs que para el ministro son un paradigma de lo que se debe hacer para no caer v¨ªctimas de las tendencias recesivas.El ministro destac¨® la reducci¨®n de la inflaci¨®n desde tasas del 15% a menos del 5% en 1988, la dr¨¢stica reducci¨®n del peso del d¨¦ficit p¨²blico como porcentaje del PIB, la ampliaci¨®n del mercado de deuda p¨²blica para la financiaci¨®n oficial, la reforma del sistema financiero y de las bolsas de valores. Dijo, sin embargo, que el flujo incesante de capital extranjero hacia Espa?a ha jugado un papel decisivo. A este proceso Solchaga lo calific¨® de confianza internacional en el futuro del pa¨ªs.

Pero tanto el desarrollo de la econom¨ªa bajo la Administraci¨®n socialista como la cuesti¨®n europea fueron abordadas por el ministro desde una ¨®ptica que ¨¦l mismo se vio precisado matizar al afirmar que "la descripci¨®n de este c¨²mulo de problemas no debe llevarnos a la conclusi¨®n de que una recesi¨®n mundial es inevitable".

Lo curioso es que el ministro indicara los cambios estructurales de la econom¨ªa espa?ola como ejemplo de que se debe ser optimista, cuando las transformaciones econ¨®micas nacionales se hicieron en la fase de ascenso de la onda m¨¢s larga de bonanza registrada en occidente desde la posguerra, seg¨²n ¨¦l mismo se?al¨®.

Cambios estructurales

Solchaga solicit¨® urgentes cambios estructurales en las econom¨ªas occidentales para hacer frente a los indicios claros de desgobierno econ¨®mico entre los cuales destac¨® el crecimiento de los d¨¦ficit p¨²blicos en occidente, la espiral inflacionista que comienza a flotar sobre el mundo, los altos tipos de inter¨¦s reinantes, y los fuertes desequilibrios comerciales y la ola de proteccionismo que ha surgido con virulencia y frente al cual el mundo reci¨¦n comienza a reaccionar despu¨¦s de la ¨²ltima reuni¨®n de la ronda Uruguay del GATT.Respecto de las relaciones entre las naciones de la OCDE y las naciones en desarrollo, Solchaga se?al¨® que ¨¦stas no se beneficiaron de la recuperaci¨®n del mundo industrializado. El PIB per c¨¢pita en ?frica cay¨® un 10% mientras que en Am¨¦rica Latina se redujo un 8%.

Tras se?alar que la crisis de los pa¨ªses en desarrollo tiene que ver con los errores econ¨®micos generados en esas naciones, Solchaga enf¨¢tiz¨® que, sin embargo, el principal responsable de esta crisis es la deuda exterior. "Desde 1985 las naciones en desarrollo han transferido recursos al mundo industrializado -unos 75.000 millones de d¨®lares-, a expensas de un menor nivel de vida, menores importaciones y menos inversi¨®n. Si esas naciones contin¨²an sin poder acceder a los mercados de capitales, su estabilidad pol¨ªtica y su desarrollo econ¨®mico quedar¨¢n en entredicho".