Topar con una monja
, Recorrer las calles estrechando manos en busca de la fatografia del d¨ªa siguiente puede tener inconvenientes. El candidato peneuvista Jon Gangoiti y el presidente de su partido, Xabier Arzalluz, lo comprobaron en carne propia un soleado domingo. Visitaban Zald¨ªvar, un pueblo de m¨¢s de 3.000 habitantes conocido en Vizcaya porque acoge un psiqui¨¢trico femenino.
Una monja morena vestida de blanco sale al encuentro de la comitiva electoral en el parque del sanatorio. Movilizaci¨®n de fot¨®grafos y c¨¢maras, sonrisas por doquier. El clima a¨²n mejora al descubrirse que la hermana es de Azkoitia, paisana y conocida de Arzalluz.
"Os tengo que decir una cosa", comienza la religiosa con voz calma. "Ven¨ªs aqu¨ª a haceros la foto en elecciones pero nunca entr¨¢is all¨ª", se?ala el psiqui¨¢trico, "para no ver c¨®mo est¨¢ por dentro. Es denigrante, pero no lo ver¨¦is porque, claro, las enfermas no votan". Arzalluz intenta despejar a c¨®rner. "Bueno, eso se lo tendr¨¢s que decir a los socialistas. Sanidad depende de ellos".
La monja est¨¢ preparada para el regate. "Me es igual, hab¨¦is tenido el gobierno vosotros solos ocho a?os y aqu¨ª no se ha hecho nada". Arzalluz profundiza en el centro del campo. "Algo debe necesariamente haberse mejorado". "S¨ª", reconoce la sor. "Han pintado la fachada pero s¨®lo la parte que da al pueblo. La parte que da a la carretera dijeron que no importaba".
"Se habr¨¢ elevado la calidad de la asistencia", insiste Arzalluz ligeramente azorado. "A peor, va a peor. La situaci¨®n de las enfermas es denigrante, peor que animales, pero como te dec¨ªa no vais a entrar a verlo". La decisi¨®n de la mujer parece no alcanzar l¨ªmites.
"Ya sabes", concluye, "que toda mi familia es del alderdi (partido) pero esta vez me reservo el voto. Es que todos los pol¨ªticos sois iguales. S¨®lo ven¨ªs aqu¨ª en campa?a". Murmullo de desaprobaci¨®n en la comitiva. Gangoiti conserva con esfuerzo un rictus a modo de sonrisa. Arzalluz, inc¨®modo, pita final del partido. "Est¨¢ bien, se lo dir¨¦ a Ardanza, a ver qu¨¦ se puede hacer", amaga por si hay pr¨®rroga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.