Un baile sin m¨¢scaras en la Zarzuela
La huelga del coro titular de la Zarzuela, planteada por razones salariales, mud¨® la representaci¨®n de Un ballo in maschera en una velada de ¨®pera en concierto, lo que disminuy¨® la asistencia del p¨²blico, parte del cual, probablemente, antes que la devoluci¨®n del importe de las localidades, atendi¨® al previsto fin de semana soleado y ya veraniego. Dentro de las posibilidades con que contaba la sobreintendencia del Teatro L¨ªrico Nacional y dada la contrataci¨®n de un reparto de gran calidad, la soluci¨®n adoptada es buena y coincide con los deseos expresos del mismo coro que, en una hojilla repartida a la entrada de la representaci¨®n, expresa su consideraci¨®n y respeto hacia el p¨²blico afectado.Se dedic¨® la primera mitad del programa a los fragmentos fundamentales de la anunciada y gran ¨®pera verdiana. Tras El trovador, Traviata y Rigoletto, Un baile de m¨¢scaras contiene no pocas sorpresas. Para empezar, como puede observarse desde el preludio, estamos ante otro sentido del color mel¨®dico, arm¨®nico e instrumental. Afirmaba Verdi: "En una ¨®pera, una vez encontrado el color, el juego est¨¢ decidido".
?pera en concierto
Teatro L¨ªrico Nacional. Un ballo in maschera, de Verdi, y fragmentos de Puccini, Massenet y Ponchielli. Int¨¦rpretes: E. Obratsova, J. Pons, L. Lima, M. Chiara y N. Focile. Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Director: Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 9 de junio.
No le faltaba raz¨®n; pero el otro elemento b¨¢sico de la ¨®pera, junto al musical, que es el teatral -tan claro, lineal y directo en la obra de Soinma sobre Scribe-, posee tanta fuerza que su ausencia dificulta la entrada en situaci¨®n de los int¨¦rpretes y hasta la receptividad de los espectadores. M¨¢s a¨²n si se a?ade una aver¨ªa en la luminotecnia, que durante una parte del concierto oper¨ªstico nos distrajo con su ir y venir de la oscuridad a la luz.
Abri¨® fuego Juan Pons, el estupendo bar¨ªtono menorqu¨ªn, que desde el primer momento se erigi¨® en punta del ¨¦xito. Su voz grande, noble, hermosa, su fraseo y dicc¨ª¨®n, su facilidad en todos los registros, incluso su natural comunicatividad, levant¨® las m¨¢s largas ovaciones de la noche, tanto en el Ballo cuanto en Cortiggiani, de R¨ªgoletto. Con ¨¦l hay que situar, sin duda, a la bien conocida y apreciada mezzosoprano sovi¨¦tica Elena Obratsova, que en el fragmento Re dell'abisso y en el terceto con Maria Chiara y Luis Lima dej¨® constancia de sus singulares medios y su arte fuertemente dram¨¢tico. Quiz¨¢ super¨® sus intervenciones del Ballo en el aria Suicidio de La Gioconda.
La soprano Maria Chiara es, ante todo, una artista aut¨¦ntica, una int¨¦rprete tan musical como teatral, y la ¨®pera suma ambos componentes. En ecco l'orrido campo, el d¨²o y el terceto, convenci¨® a todos por su manera de hacer, subrayada en su preciosa interpretaci¨®n de vissi d'arte, de Tosca; la tambi¨¦n soprano siciliana Nuccia Focile defendi¨® con inteligencia y dominio, aunque sus medios resulten menos atractivos, sus partes de este baile sin m¨¢scaras y el raconto de La Boh¨¦me. Es muy bello el color vocal del tenor Luis Lima y conmovedora su expresi¨®n, plena de tenerezza y pasi¨®n, como lo demostr¨® en Verdi y en el c¨¦lebre aria del Werther, pourquoi me reiveillers.
G¨®mez Mart¨ªnez, director, oper¨ªstico avezado, asisti¨® con flexibilidad a todos y logr¨® de la OSM resultados desconcertantemente desiguales: medianos en el preludio del Ballo; excelentes en Massenet y en el intermedio de Manon Lescaut, que no es. sino la traslaci¨®n orquestal de uno de los Crisantemos para cuarteto. Recibi¨®, en uni¨®n de los cantantes, muchos aplausos.
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