Secuelas vietnamitas

La guerra de Vietnam ha sido, es, y seguir¨¢ siendo fuente de inspiraci¨®n argumental nada despreciable para el cine estadounidense. Primero con car¨¢cter ¨¦pico y justificador, m¨¢s tarde con intenci¨®n reflexiva, y finalmente como causa responsable de los traumas que sufrieron quienes participaron en ella.El fantasma de Vietnam est¨¢ presente en Jacknife, pel¨ªcula en la que sus personajes principales, dos veteranos que lucharon all¨ª y perdieron a un tercer camarada, sufren dificultades para adaptarse en su presumible regreso a la normalidad de la vida. Unos breves y apresurados flashbacks y la presencia de la pasada pesadilla b¨¦lica en los di¨¢logos nos ilustran sobre el porqu¨¦ de las obsesiones que motivan el comportamiento de ambos ex combatientes. El tercer personaje implicado en la historia es la hermana de uno de ellos, que inicia una aventura sentimental con el otro veterano del Vietnam.

En el presente t¨ªtulo, lo m¨¢s notorio son los actores, sobre todo la actuaci¨®n extrovertida de Robert de Niro, seguido por el trabajo de Kathy Baker, cuya dulzura de equilibrio an¨ªmico posee la Iibertad de quien sabe que ha de vivir todas sus oportunidades o esperar pasivamente el momento de su marchitar definitivo. Mientras, Ed Harris, el hermano, realiza su show particular para conferir credibilidad a su atormentada existencia.

Reinserci¨®n

David Jones, realizador brit¨¢nico que proviene del teatro y de la televisi¨®n, cuyos logros filmicos fueron Betrayal y La carta final (84 Charing Cross Road), hace hincapi¨¦ en la labor y personalidad de los actores y en la puesta en escena e intenta compaginar con armon¨ªa la traum¨¢tica reinserci¨®n de los veteranos de Vietnam, que buscan paliar su soledad refugi¨¢ndose en el romance sentimental.El filme funciona mejor en sus secuencias, atarpadas de forma aislada, que en su conjunto. Y si es cierto qe posee una realizaci¨®n t¨¦cnicamente digna, tambi¨¦n lo es que no trasciende su narraci¨®n, ni consigue el ritmo cinematogr¨¢fico adecuado. Su defecto es no superar la frialdad de su exposici¨®n formal, y por ello la pat¨¦tica existencia del tr¨ªo protagonista queda tan s¨®lo como pretexto para el lucimiento parcial de los actores. Todo ello incide en detrimento del argumento planteadoque pronto se olvida. Robert de Niro.