Los serbios conmemoran su derrota ante los turcos
MIRJANA TOMIC, ENVIADA ESPECIAL, M¨¢s de un mill¨®n de serbios (1,5 millones, seg¨²n cifras oficiales) se congregaron ayer en Gazimest¨¢n, en una explanada cercana a Pristina, para conmemorar los 600 a?os de la batalla de Kosovo, en la que los cristianos fueron derrotados por los turcos. Los albaneses, mayoritarios en esta provincia aut¨®noma enclavada en la rep¨²blica yugoslava de Serbia, boicotearon el acto, y no hubo enfrentamientos, seg¨²n la polic¨ªa, que destac¨® un numeroso contigente para evitar conflictos ¨¦tnicos. "Europa, recu¨¦rdanos, te defendimos en Kosovo", rezaba una pancarta.
Kosovo sigue regida por las medidas de excepci¨®n decretadas tras los enfrentamientos entre albaneses y la polic¨ªa el pasado mes de marzo, en los que fallecieron al menos 25 personas.Autobuses y trenes especiales llegaron de todas partes de Yugoslavia. Pr¨¢cticamente todas las ciudades y grandes empresas de Serbia hab¨ªan organizado viajes en grupo.
Unos 2.000 serbios de Canad¨¢, Australia y Estados Unidos acudieron para "apoyar a sus hermanos", seg¨²n explic¨®, casi con l¨¢grimas, Zivko Petrovic, un serbio de Chicago que regres¨® despu¨¦s de 47 a?os para presenciar la liturgia, oficiada por el patriarca German, dedicada a los guerreros ca¨ªdos en la batalla de Kosovo.
La conmemoraci¨®n consisti¨® en tres actos religiosos y uno cultural-pol¨ªtico, inaugurado con el discurso de Slobodan Milosevic, el presidente de Serbia. En presencia de la c¨²pula pol¨ªtica yugoslava, los representantes de las tres confesiones religiosas -la ortodoxa, la cat¨®lica y la musulmana- y 47 embajadores acreditados en Belgrado, pero ninguno de los pa¨ªses occidentales (con excepci¨®n de Turqu¨ªa), Milosevic pronunci¨® un discurso que oscilaba entre la exaltaci¨®n de la historia serbia y el tono reconciliador.
"Las circunstancias sociales han querido que la celebraci¨®n de este gran aniversario coincida con el a?o en que Serbia ha restablecido su integridad nacional y espiritual como Estado. Como si la historia hubiera querido que Serbia restableciese su Estado y devolviera su dignidad justamente en 1989, para celebrar un evento hist¨®rico de su pasado lejano", dijo Milosevic.
Haciendo referencia a Vuk Brankovic, un pr¨ªncipe serbio cuyo ej¨¦rcito traicion¨® a sus l¨ªderes en la batalla de Kosovo, Milosevic record¨® que la traici¨®n ha estado presente en la historia serbia, y a?adi¨® que "hasta la Yugoslavia socialista los dirigentes anteriores de esta rep¨²blica asumieron una actitud de vasallos".
La lucha armada, no excluida
Ahora, prosigui¨® el l¨ªder serbio, .seis siglos m¨¢s tarde, estamos aqu¨ª en otra batalla y otra lucha. No se trata de la lucha armada, aunque ¨¦sta no est¨¢ tod¨¢via excluida. Cualquiera que sea la batalla, se requiere firmeza, abnegaci¨®n y valent¨ªa para ganarla". Posteriormente habl¨® de la batalla pol¨ªtico-econ¨®mica y cultural.
Los congregados en Gazimestan esperaban inquietos el disurso
-de Milosevic. Un gran cartel rezaba: "Slobodan, te queremos". Entre los gritos de "Slobo, Slobo", los reunidos aguardaban a su l¨ªder. En el momento en que apareci¨® en el podio, miles de voces comenzaron a cantar al un¨ªsono una vieja canci¨®n serbia: `Qui¨¦n dice, qui¨¦n miente que Serbia es peque?a. No es peque?a, no es peque?a, estuvo en tres guerras".
Al comienzo del discurso la gente interrump¨ªa con ovaciones, pero cuando ¨¦ste adquiri¨® un tono m¨¢s calmado, resaltando los valores universales, las masas parecieron desilusionadas. Sin embargo, Milosevic fue, sin duda alguna, la estrella del aconteciniento. Despu¨¦s de su discurso la gente comenz¨® a dispersarse, a pesar de que el acto a¨²n no hab¨ªa concluido.
Mientras dura la fiesta naciolal serbia, que comenz¨® la noche del 27 con una liturgia vespertina, da la impresi¨®n de que los albaneses, la mayor¨ªa ¨¦tnica en Cosovo, han decidido quedarse en sus casas. Las calles de Pristila estaban pr¨¢cticamente desiertas ayer.
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