Tour
El Tour siempre ha tenido gran atracci¨®n para la chavaler¨ªa. La de ahora lo ve cada d¨ªa en televisi¨®n, y disfruta, mientras la de antes, a falta de televisi¨®n, hab¨ªa de recrearlo con chapas. Aquella chavaler¨ªa sin televisi¨®n Inventaba su suced¨¢neo y se lo pasaba tan ricamente.La recreaci¨®n del Tour consist¨ªa en hacer acopio de buenas chapas, meter en su concavidad el cromo de un ciclista, poner encima un cristalito redondo, fijarlo con masilla cuidadosamente apelmazada por los bordes rizosos. Naturalmente, eran necesarias otras operaciones previas de no menor enjundia: comprar cromos; seleccionar los ciclistas f¨¢mosos, que pod¨ªan ser Fausto Coppi, Gino Bartali, Miguel Poblet o Federico Bahamontes, sin ir m¨¢s lejos; cambiar los repes. Despu¨¦s, un trabajo de ingenier¨ªa en el solar de al lado: a surco de teja unos, allegando tierra otros, se trazaba la carretera, con las rectas, las curvas y los puertos de la etapa a seguir. Se echaban pies o el pinto-pinto-gorgorito para determinar qu¨¦ corredor correspond¨ªa a cada cual, y luego ven¨ªa la carrera, apasionante, re?ida, a base de impulsar las chapas a golpe de dedo, ora el anular tras trabarlo con el pulgar, ora el pulgar tras trabarlo con el ¨ªndice. Hab¨ªa chavales virtuosos de la chapa y eran la admiraci¨®n del barrio.
Es un juego desconocido para la chavaler¨ªa actual, y eso que se pierde, pues el canje de cromos pregonando "compro, cambio, vendo y choro los que no tengo", construir carreteras, competlr, pasar horas en la calle con los amiguitos, hac¨ªa una ilusi¨®n enorme. Ahora es muy dificil recrear el Tour con las chapas, no s¨®lo porque la televisi¨®n lo da colorado y pleno, sino porque esta era del juguete electr¨®nico rechaza suced¨¢neo tan r¨²stico. Y no hay solares. Adem¨¢s, el juego de las chapas ten¨ªa un aspecto negativo: como los chavales se pon¨ªan perdidos de tierra y se romp¨ªan los pantalones por las rodilleras, al volver a casa cobraban todos.
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