Empezar invocando al santo
El pase¨ªllo inaugural de la feria (el del mi¨¦rcoles fue pr¨®logo) se hizo con el estruendo habitual en Pamplona y luego los mozos corearon el nombre del santo, ?San Ferm¨ªn, San Ferm¨ªn!". Una honorable manera de iniciar unas fiestas tradicionales, acaso ancestrales, que llevan el nombre del patr¨®n morenito y milagrero.Tambi¨¦n era una forma de invocar su amparo y dejar bien sentado que los mozos pamplonicas quieren fiesta ahora, sin que se las politicen, pues bueno est¨¢ ya de pol¨ªtica el pa¨ªs durante el resto del a?o.
Los de sombra les aplaudieron por esa invocaci¨®n tan oportuna, y al tiempo se acog¨ªan a la protecci¨®n de sus penates, para que les dieran alegr¨ªa y tranquilidad, al menos durante ese d¨ªa y los siete que restan de feria. As¨ª que la corrida empez¨® bulliciosa, bajo los mejores augurios y continu¨® sin m¨¢s incidentes que los derivados de la lidia. Que tuvo algunos, sobre todo cuando entr¨® en liza Pedro Castillo, con sendas actuaciones valerosas, lo mismo en el noble toro sexto que en el tercero, no tan noble y a¨²n tirando a bronco malauva.
Cuadri / Parada, Dom¨ªnguez, Castillo
Toros de Celestino Cuadri, con trap¨ªo, algunos sospechosos de pitones, de poco juego. Jos¨¦ Luis Parada: pinchazo baj¨ªsimo, otro hondo muy bajo, rueda de peones y seis descabellos (pitos); pinchazo hondo delantero ca¨ªdo y tres descabellos (silencio). Roberto Dom¨ªnguez. pinchazo y media ladeada (oreja); estocada atravesad¨ªsima que asoma y tres descabellos (silencio). Pedro Castillo: pinchazo, metisaca y pinchazo (aplausos y saludos); dos pinchazos, estocada escandalosamente baja, rueda de peones y tres descabellos (aplausos).Plaza de Pamplona, 7 de julio. Segunda corrida de feria.
Empez¨® la emoci¨®n en el tercio de banderillas, porque Pedro Castillo es uno de los pocos matadores-banderilleros que reunen de verdad, en la cara del toro.
Al primero, que le esperaba, reserv¨®n en el tercio y, al encuentro, se tapaba echando la cara arriba, le prendi¨® tres pares merit¨ªsimos.
Al sexto, que se arranc¨® igual que un tren expreso lanzado a toda m¨¢quina, un par soberano, ejecutado desde la mismisima frontera de los pitonazos. S¨®lo prendi¨® ese, pues sali¨® lesionado -quiz¨¢ por una torcedura de tobillo- y se cambi¨® el tercio.
La faena de muleta fue asimismo pundonorosa y valiente, como lo hab¨ªa sido la del tercero, s¨®lo que ahora pudo correr mejor la mano, ce?ir redondos y naturales, y tanto ci?¨®, que sufri¨® una aparatosa voltereta. Si en lugar de matar tan mal llega a matar bien, Pedro Castillo hubiese cortado oreja en sus dos toros.
La oreja de la tarde fue para Roberto Dom¨ªnguez, con toda justicia, por su muleteo f¨¢cil y seguro al boyante segundo toro de la tarde.
Bien es verdad que casi siempre tuvo la suerte descargada y que del pico hac¨ªa utilizaci¨®n tan innecesaria como abusiva, pero a un p¨²blico bullicioso que gritaba "?San Ferm¨ªn!" , eso de la suerte descargada y el pico le tra¨ªa absolutamente al fresco. La fiesta sanferminera agradece m¨¢s el pundonor, la valent¨ªa y, desde luego, la facilidad muletera, de lo que hizo gala Roberto Dom¨ªnguez en su primer toro En el otro, ya no tan f¨¢cil, se limit¨® a justificarse, y no pas¨® nada, pues para entonces el p¨²blico prestaba m¨¢s atenci¨®n a la merienda.
Jos¨¦ Luis Parada abrevi¨® en su primero, marrajillo de condici¨®n, y para compensar se eterniz¨® en el otro, de condici¨®n tardo, que pronto pas¨® a ser inm¨®vil pues el sanluque?o diestro se dedic¨® a ahogar la embestida.
Siete minutos estuvieron as¨ª Parada poniendo la muleta a un lado, el toro firmes ar, y a¨²n segur¨ªan all¨ª si no fuera porque el p¨²blico se hart¨® y les peg¨® a ambos una pitada. Que la paciencia se le agota a cualquiera; hasta al m¨¢s santo.
Babelia
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