El narrador de historias
Media hora antes del horario anunciado para el comienzo del concierto, el auditorio presentaba un aspecto desolador. Pero el p¨²blico fue afluyendo hasta darle al recinto el calor humano que cualquier evento musical precisa. Por otra parte, el inh¨®spito rock¨®dromo se muestra ahora bastante m¨¢s acogedor por la presencia de chiringuitos, haces luminosos, e incluso de artistas circenses que se pasean entre la gente mostrando sus habilidades y amenizando la espera. No deja de tener el lugar cierto aire de verbena estival.El recital arranc¨® con una pieza instrumental, mezcla de fusi¨®n y salsa, que puso a prueba la calidad de los m¨²sicos. Ni que decir tiene que la superaron con creces. Porque la banda ofreci¨® una m¨²sica sin fisuras, de una densidada apabullante, con el esperado poder¨ªo r¨ªtmico y orquestaciones poco habituales a partir de unos sintetizadores que se encargan de suplir a los tradicionales vientos. Hasta las letras de las canciones resultaron inteligibles, lo cual siempre es de agradecer, y m¨¢s en el caso de Blades, que se empe?a en contarnos historias.
Rub¨¦n Blades y Son del Solar
Rub¨¦n Blades (voz y maracas), ?scar Hern¨¢ndez y Arturo Ortiz (teclados), Mike Vi?as (bajo), Marc Qui?ones (congas), Ralph Irizarry (timbales), Roger Paiz (bong¨®), Robert Ameen (bater¨ªa), Reynaldo Jorge y ?ngel V¨¢squez (trombones). Auditorio de la Casa de Campo, Madrid, 10 de julio.
Repaso
Con una sobria presencia esc¨¦nica, pantal¨®n oscuro, camiseta negra y sombrero en consonancia, Rub¨¦n Blades repas¨¦ canciones de sus tres ¨¢lbumes anteriores -Buscando Am¨¦rica (1984), Escenas (1985) y Agua de luna (1987)- y present¨® un bloque de temas de su ¨²ltimo trabajo discogr¨¢fico, Antecedente (1988), por lo que no tuvieron cabida algunas de sus m¨¢s antiguas y famosas composiciones. Aunque Pedro Navaja sirviera de perfecto recordatorio, demostrando que su autor la sobrelleva con humor: "Si tengo la suerte de llegar a los 70 o los 80 a?os, y un d¨ªa voy caminando por la calle, alguien me gritar¨¢: '?Hey, Pedro Navaja!". Se trata de la conocida historia de un delincuente callejero, uno de esos personajes arquet¨ªpicos de la marginaci¨®n en las grandes urbes, retratado con realismo y sensibilidad, al igual que sucede con esa pat¨¦tica mujer de la vida llamada Juana Mayo ("peregrina de la acera, veterana de la esquina") o con el Padre Antonio ("no funcionaba en el Vaticano, entre papeles y sue?os de aire acondicionado"), el sacerdote asesinado en un pa¨ªs centroamericano.
Al anunciar Ojos de perro azul asegura que "molest¨® a mucha gente, pero yo la canto de todos modos". Y es que Rub¨¦n Blades, mal que les pese a los sectores m¨¢s reaccionarios de la m¨²sica caribefia, devolvi¨® a la salsa unos planteamientos que algunos pretend¨ªan haber enterrado definitivamente: los de la cr¨®nica social con matices cr¨ªticos. Sea como fuere, los asistentes pudieron gozar con la actuaci¨®n de alguien que cuenta historias y que lo sabe hacer como muy pocos.
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