Un recital l¨ªrico inaugur¨® la ?pera de la Bastilla
Pl¨¢cido Domingo y Teresa Berganza cantaron obras de compositores franceses
La ¨®pera de la Bastilla, una de las m¨¢s pol¨¦micas obras del segundo septenio de Fran?ois Mitterrand, fue inaugurada anoche en una gala presidida por su mentor. Junto al presidente de la Rep¨²blica, una treintena de jefes de Estado o de Gobierno asistieron, la v¨ªspera del bicentenario de la Revoluci¨®n Francesa, a una sesi¨®n extraodinaria, evocadoramente titulada La noche anterior al d¨ªa. Pl¨¢cido Domingo, Teresa Berganza, Ruggero Raimondi, Barbara Hendricks y otros grandes nombres de la l¨ªrica cantaron ante los selectos invitados obras de compositores franceses.
Bajo la direcci¨®n musical de Georges P¨ºtre y la concepci¨®n esc¨¦nica de Bob Wilson, el concierto de ayer, celebrado entre extraordinarias medidas de seguridad, reuni¨® fragmentos de piezas de Gounod, Massenet, Bizet o Berlioz. Hoy, fiesta nacional francesa, la ?pera de la Bastilla acoger¨¢ un concierto gratuito en el que la orquesta y los coros de la ¨®pera de Par¨ªs interpretar¨¢n La Marsellesa, orquestada por Berlloz, y el Te Deum del mismo compositor.Hasta el d¨ªa 20, el nuevo teatro permanecer¨¢ abierto para ofrecer diversos conciertos -con la participaci¨®n del director norteamericano Leonard Bernstein- y recitales a 100 francos (unas 1.850 pesetas) la localidad.
Despu¨¦s, la ¨®pera de la Bastilla cerrar¨¢ hasta la apertura definitiva, prevista para febrero de 1990. Pierre Berg¨¦, presidente de los teatros de la ?pera de Par¨ªs, anunci¨® la semana pasada que, como corresponde a los deseos de Mitterrand de dotar a Par¨ªs de una ¨®pera popular, los precios de las localidades oscilar¨¢n entre 35 y 350 francos (de 650 a 6.500 pesetas), es decir, entre un 20% y un 25% menos de lo que cuesta una entrada ahora en el palacio Garnier.
La necesidad de popularizar la ¨®pera y de acabar con la insuficiencia de espacios dedicados en Par¨ªs a la l¨ªrica fueron, efectivamente, los objetivos proclamados cuando en marzo de 1982 Mitterrand anunci¨® su decisi¨®n de construir el teatro de la Bastilla.
Edificio pol¨¦mico
Desde entonces hasta ayer, la obra, cuyo coste se acerca a los 60.000 millones de pesetas, no ha podido escapar a la pol¨¦mica. Primero fue el edificio, calificado desde "rinoceronte" a "muro de hormig¨®n", y despu¨¦s la programaci¨®n. El director art¨ªstico y musical, Daniel Barenboim, fue despedido en enero por su elevado sueldo (unos 130 millones de pesetas anuales) y por haber dise?ado una programaci¨®n "elitista".
Sin embargo, superando todas las pol¨¦micas, la ¨®pera de la Bastilla es hoy un majestuoso edificio de 150.000 metros cuadrados de planta, en cristal y hormig¨®n, cuyas vidrieras recordar¨ªan a una moderna catedral g¨®tica si no fuera por la forma, mezcla de transatl¨¢ntico y de torre de Babel, que adquiere el edificio, seg¨²n la perspectiva.
Obra del arquitecto canadiense Carlos Ott, elegido en un concurso al que se presentaron 750 proyectos, la Opera de la Bastilla es un monumento en el que dominan el blanco, el negro y el gris. Dispone de una gran sala de 2.700 localidades y de un auditorio de 600, destinado a conciertos, recitales o conferencias.
Vertical hasta el punto de que la ¨²nica preocupaci¨®n es el v¨¦rtigo que pueda sentirse desde los balcones m¨¢s altos, la gran sala goza de una alta calidad ac¨²stica, a la que contribuyen los plafones de vidrio que cubren todo el techo y ocultan los puntos de luz. Las paredes son de granito gris, que combina con el parqu¨¦ de roble y el terciopelo negro de las butacas.
El escenario principal est¨¢ rodeado de nueve espacios de igual dimensi¨®n, a dos niveles, lo que permite el almacenamiento de nueve decorados distintos, que se mueven mediante un sistema de ra¨ªles ideado por el escen¨®grafo Rudolf Biste.
En la temporada 1991-1992, la Bastilla dispondr¨¢ de una nueva sala modulable, de 600 a 1.000 plazas, dedicada a la m¨²sica polif¨®nica o de c¨¢mara y a la representaci¨®n de espect¨¢culos de otras culturas cercanos a la ¨®pera. A finales de 1990, est¨¢ previsto tambi¨¦n terminar los talleres de decorados y vestuario, proyectos hoy retrasados al ser abandonados en 1986.
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