El cisne vive

La Gala de Danza, dentro del tercer ciclo M¨²sica en Palacio que organiza el Patrimonio Nacional, tuvo un car¨¢cter de mezcla de estilos -con la presencia de artistas flamencos, como Merche Esmeralda y El G¨¹ito, junto a estrellas del ballet como Maya Plisetskaia y Juan Carlos Gil- y un cierto sabor latinoamericano, con la actuaci¨®n de la jovenc¨ªsima solista del Ballet de Caracas Carmen Catoya y de la cubana Sonia Calero, junto a los bailarines espa?oles Arantxa Arg¨¹elles, Santiago de la Quintana y Ra¨²l Tino.Los mayores aplausos de la noche -por parte de un p¨²blico en su totalidad invitado, que se mostr¨®, en t¨¦rminos generales, fr¨ªo y distra¨ªdo- fueron para la actual directora del Ballet del Teatro L¨ªrico Nacional, Maya Plisetskaia, que cerr¨® el largo espect¨¢culo con su peculiar versi¨®n de La muerte del cisne.

La verdad es que resulta casi incre¨ªble que despu¨¦s de haber bailado esta miniatura quiz¨¢ 300 o 400 veces a lo largo de sus m¨¢s de 40 a?os de carrera, Plisetskaia sea capaz de interpretarlo con la sensibilidad exacerbada de una bailarina adolescente y el p¨¢lpito vital de inocencia herida que se resiste a morir.

La t¨¦cnica de desarticulaci¨®n de brazos que Plisetskaia posee en exclusiva es s¨®lo una parte de la historia. Lo fundamental es el genio de una artista que logra eludir el amaneramiento e imprimir autenticidad a una pieza que, en cualquier otro cuerpo, se har¨ªa a estas alturas a?icos de afectaci¨®n. Ella puede permitirse, incluso, el lujo del bis.

El segundo acontecimiento de la noche fue que Arantxa Arg¨¹elles bail¨® con esplendidez el dif¨ªcil Tchaikowsky pas de deux, de Balanchine (con Juan Carlos Gil), y el paso a dos de Don Quijote de Petipa (con Ra¨²l Tino). En el Don Quijote estuvo regia en el adagio, espl¨¦ndida de gracia y coqueter¨ªa en su variaci¨®n del abanico y segura y sobria en la coda.

En los a?os que lleva ausente del Nacional, Santiago de la Quintana ha madurado como artista. Bail¨® un fragmento de la coreograf¨ªa que Vicente Nebrada est¨¢ montando para el centenario de Van Gogh y, con la desenvuelta y precoz Catoya, una escena de la versi¨®n de Nebrada de Romeo y Julieta.

Los flamencos sufrieron de una ac¨²stica met¨¢lica forzada, que imped¨ªa que se escuchara el delicado taconeo del precioso Garrot¨ªn de Merche Esmeralda y casi romp¨ªa la fuerza de su sole¨¢. Y entre los flamencos y los cl¨¢sicos, Sonia Calero se perdi¨® en la nada, con dos insulsas coreograf¨ªas del cubano Alberto Alonso.

El espa?ol formado en Francia Juan Carlos Gil demostr¨® que est¨¢ en estupenda forma y que su potencial, como uno de los escas¨ªsimos j¨®venes bailarines europeos que posee a la vez l¨ªnea cl¨¢sica impecable, fuerza de salto y capacidad de interpretaci¨®n, es enorme.