La tierra de Valsa¨ªn
El autor se refiere en este art¨ªculo al eventual cambio de propiedad de los montes de Valsa¨ªn por la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. El articulista opina que es el fin de la conservaci¨®n de este espacio natural el que debe guiar la mano del legislador, quien deber¨ªa rechazar de nuevo la privatizaci¨®n.
De forma recurrente, como cada verano, se ha iniciado una campa?a en favor de la recuperaci¨®n de la propiedad de los montes de Valsa¨ªn por parte de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. Tal campa?a suele instrumentarse para comsumo local, pero el hecho de que se haga eco de ella una publicaci¨®n como EL PA?S le da un car¨¢cter m¨¢s trascendente, por lo que conviene aportar algunos datos m¨¢s de los expuestos al objeto de clarificar algunos elementos del debate.En primer lugar, la titularidad de los montes de Valsa¨ªn es transferida al Instituto Nacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (lcona) en virtud de la Ley 23/1982, de 16 de junio, reguladora del Patrimonio Nacional, y por la cual se adscriben determinados bienes al Patrimonio Nacional, entidad de derecho p¨²blico, org¨¢nicamente dependiente de la Presidencia del Gobierno; al Patrimonio del Estado, org¨¢nicamente dependiente del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, y finalmente al Instituto Nacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza, org¨¢nicamente dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n.
Esta distribuci¨®n de responsabilidades responde a la voluntad de los legisladores de 1982 y, naturalmente, a las funciones y objetivos asignados a cada uno de los organismos mencionados, que no son m¨¢s que partes de un todo: el Estado.
Los partidarios de transferir la propiedad a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia (rep¨²blica de hombres libres, seg¨²n sus mentores) suelen argumentar que fue una expropiaci¨®n impuesta y que, por tanto, ha de ser devuelta.
Aceptar este argumento puede ser gravemente peligroso para todos. En primer lugar, porque todas las expropiaciones tienen este car¨¢cter y, por tanto, podr¨ªa iniciarse un proceso interminable (pi¨¦nsese s¨®lo en la red de v¨ªas pecuarias, de m¨¢s de 120.000 kil¨®metros de longitud). En segundo lugar, los motivos de la expropiaci¨®n, de acuerdo con los t¨¦rminos de la real orden de 29 de junio de 1761, son de la m¨¢s vigente actualidad "para evitar la decadencia en que se hallan los montes y matas de pinares y robledales de Valsa¨ªn pertenecientes a esta ciudad, su Noble Junta de Linajes y Comunidad de Tierra ( ... ) y lograr su aumento y conservaci¨®n" (objeto, por cierto, conseguido). Pero, sobre todo, ser¨ªa dar marcha atr¨¢s en la historia, volver al rev¨¦s todo el proceso desamortizador y devolver, por tanto, todas sus tierras a la Iglesia, la nobleza, etc¨¦tera.
En cualquier caso, los montes de Valsa¨ªn fueron tasados por una comisi¨®n mixta -formada por representantes de la comunidad y de la corona- en 3.352.277 reales de vell¨®n y 28 maravedises en venta y 94.360 reales de vell¨®n en renta, reserv¨¢ndose el aprovechamiento de pastos, le?as secas y muertas, la caza menor, etc¨¦tera, la Comunidad de Ciudad y Tierra y los Nobles Linajes de Segovia.
Anterior a Carlos III
Compareciendo el d¨ªa 3 de octubre de 1761 ante don Andr¨¦s de Valc¨¢rcel, ministro del Consejo de Castilla y comisionado por el rey para la compra, los tasadores, y luego de jurar decir verdad, declararon que el pinar de Valsa¨ªn se hallaba muy destruido por las muchas cortas que se hab¨ªan realizado sin arreglo "a la pr¨¢ctica de f¨¢bricas".
Afortunadamente, la presencia de la monarqu¨ªa en Valsa¨ªn es muy anterior a Carlos III (no hay m¨¢s que ver las ruinas del palacio de Valsa¨ªn o recordar la historia de Enrique IV de Castilla), gracias a lo cual los montes de Valsa¨ªn nos han sido legados a la generaci¨®n actual en todo su esplendor. Cualquier curioso podr¨¢ comparar el estado de conservaci¨®n de esta joya de la naturaleza con cualquiera de los montes pr¨®ximos, que no gozaron de la protecci¨®n de la corona y s¨ª de los cuidados de asociaciones de car¨¢cter ganadero en el pleno ejercicio de sus derechos.
La administraci¨®n integral y conservacionista que el leona ha planteado para los montes de Valsa¨ªn supone grandes inversiones (del orden de 1.000 millones de pesetas), financiadas con sus presupuestos, y la adscripci¨®n de 130 trabajadores a los distintos programas que en ese espacio se desarrollan: instalaci¨®n en este territorio del Centro Nacional de Educaci¨®n Ambiental en la Naturaleza, desarrollo del Centro Nacional de Mejora Gen¨¦tica Forestal de Especies de Monta?a, modernizaci¨®n tecnol¨®gica y adecuaci¨®n como ecomuseo del Real Aserr¨ªo de Valsa¨ªn y mejora de ¨¢reas recreativas tan importantes como El Robledo, Los Asientos, Boca de Asno y otras en proyecto. No hay, por tanto, un horizonte de beneficios en la propiedad de este monte, salvo que pretenda talarse sin m¨¢s.
Un aspecto importante que suelen olvidar los pertinaces reclamantes es que la propia comunidad de Valsa¨ªn (pueblo de cerca de 1.000 habitantes) quedar¨ªa excluida de la propiedad del monte, al no formar parte de tan hist¨®rica Comunidad de Ciudad y Tierra y Nobles Linajes de Segovia, ni tampoco el Ayuntamiento de San Ildefonso de La Granja, del que forman parte monte y pueblo.
Sin embargo, a mi juicio, es el fin de la conservaci¨®n de este espacio natural privilegiado el que debe guiar la mano del legislador, que una vez m¨¢s, en la Monarqu¨ªa o en la Rep¨²blica, en la Dictadura o ahora de nuevo en la Monarqu¨ªa, con mayor¨ªas conservadoras o progresistas, volver¨¢, espero, a rechazar la privatizaci¨®n de la titularidad del monte de Valsa¨ªn. (Y todo ello sin que nadie haya conseguido moverlo ni un solo mil¨ªmetro de donde est¨¢ y estuvo siempre.)
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