Muri¨® Antonio Garisa, un comediante competente
Los teletipos anunciaron ayer, con su imprevisible puntualidad, la muerte de Antoiaio Garisa, pocos d¨ªas despu¨¦s de la de Jos¨¦ Viv¨®, con quien compartiera papeles secundarios en varias pel¨ªculas. Garisa, que ser¨¢ enterrado hoy, falleci¨® a las 9.30 de la ma?ana de ayer en la cl¨ªnica de la Concepci¨®n, en Madrid, a consecuencia de un fallo renal complicado de una insuficiencia renal, seg¨²n manifest¨® a Efe su yerno, Frank Murphy, quien a?adi¨® que Garisa hab¨ªa ingresado en la cl¨ªnica hac¨ªa 20 d¨ªas por su propio pie.
Durante toda la noche permaneci¨® en el centro hospitalario la capilla ardiente, visitada por compa?eros del fallecido. El actor ser¨¢ enterrado este mediod¨ªa en el cementerio de la Almudena, de Madrid.
Hombre de teatro, eficaz comediante cinematogr¨¢fico y televisivo, Garisa ha sido una presencia discreta, siempre en segunda fila, en multitud de pel¨ªculas espa?olas. Bien es cierto que las nuevas generaciones est¨¢n poco acostumbradas a su cara de bulldog amable, ir¨®nico y socarr¨®n, a su bigotillo y a sus imp¨¢gables ojeras, pero no es menos cierto que en su per¨ªodo de gloria, que abarca aproximadamente desde mediados de los cincuenta hasta finales de los sesenta, pod¨ªa hacer cinco o seis pel¨ªculas al a?o m¨¢s alg¨²n que otro estreno teatral y sus constantes apariciones en la peque?a pantalla.
Nacido en Zaragoza en 1916, en el seno de una familia sin tradici¨®n art¨ªstica alguna, Garisa curs¨® estudios en el conservatorio de su ciudad y comenz¨® desde muy joven a trabajar en compa?¨ªas de aficionados.
Algunas cr¨®nicas cifran su deb¨² teatral en 1939, en la compa?¨ªa de Casimiro Ortas, pero otras lo hacen bastante antes, en 1934, en la comedia Mariquilla Terremoto. Lo que nadie duda es que su inicio en el cine corri¨® de la mano de Bardem y Berlanga, a las ¨®rdenes de quienes trabaj¨® en la que ser¨ªa la primera pel¨ªcula de los tres, Esa pareja feliz (1951).
Actor de variedades, de revista y de teatro, nunca abandon¨® del todo las tablas: de hecho, todav¨ªa en enero de 1988 y tras una serie de intervenciones quir¨²rgicas que le mantuvieron alejado de los escenarios en 1986 y 1987, se le pod¨ªa ver en Los caciques, dirigido por Jos¨¦ Luis Alonso. En teatro trabaj¨® en las compa?¨ªas de algunos de los mejores c¨®micos de su tiempo, como Pepe Isbert o Paco Mart¨ªnez Soria, antes de formar, hacia mediados de los sesenta, su propia compa?¨ªa. En cine, actu¨® con frecuencia a las ¨®rdenes de Pedro L. Ram¨ªrez (Los ladrones somos gente honrada, 1956; El tigre de Chamber¨ª, 1957; La cenicienta y Ernesto, 1957; El gafe, 195 8); de Jos¨¦ Luis S¨¢enz de Heredia (El indulto, 1960; El grano de mostaza, 1962; Fray Torero, 1965); de Luis Marquina, Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, Jos¨¦ Mar¨ªa Forqu¨¦ o Ignacio F. Iquino, con quien lleg¨® a firmar un contrato en exclusiva por tres a?os.
Secundario eficaz, siempre con un gui?o c¨®mplice hacia el espectador, Garisa fue el cl¨¢sico representante de una tradici¨®n teatral que aport¨® al cine espa?ol lo mejor de sus escasos logros durante el franquismo.
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