Una bomba cae en la Embajada espa?ola en Beirut
ENVIADA ESPECIAL Tony, el cocinero de la Embajada de Espa?a en Beirut, donde esta periodista qued¨® atrapada durante los bombardeos del pasado fin de semana, volvi¨® ayer del mercado con la bolsa vac¨ªa. "No hay verduras, no hay fruta, no hay pan", comentaba enfadado en su incipiente espa?ol. Despu¨¦s de cuatro d¨ªas de intensos combates, los habitantes de la capital libanesa se lanzaron ayer por la ma?ana a los supermercados en busca de alimentos
El proyectil de ob¨²s de 107 mil¨ªmetros cay¨® a las 5.40 hora local (4.40 hora peninsular espa?ola sobre la Embajada espa?ola, destruy¨® el aparato de aire acondicionado e hizo estallar los cristales y ventanas del antiguo despacho de Pedro de Ar¨ªstegui, el embajador espa?ol que muri¨® el pasado mes de abril v¨ªctima de los bombardeos.Desde la madrugada, una extra?a calma animaba a los asustados beirut¨ªes a salir de sus escondrijos bajo tierra y empezar a otear el horizonte. "Corno Stalingrado", aseguraba uno de los miembros del servicio de seguridad de la embajada cuando, todav¨ªa de noche y con eco de disparos, sali¨® a hacer una primera inspecci¨®n. Las humaredas y los incendios que salpicaban Beirut a esas horas daban un aspecto apocal¨ªptico a. la ciudad. Cerca de un mill¨®n de habitantes han ido comprobando poco a poco, con alegr¨ªa, que s¨®lo los cristales de su casa estaban rotos o que, tal vez, un proyectil de ob¨²s hab¨ªa alcanzado su autom¨®vil. Otros no han sido tan afortunados y se han encontrado de repente sin casa. y sin enseres. A¨²n as¨ª, dan gracias por estar vivos.
Al menos cien civiles han perdido la vida. desde que, el pasado jueves, se iniciaran los enfrentamientos. La mitad, aproximadamente, cay¨® durante el fin de semana. No hay cifras seguras porque la intensidad de los bombardeos ha impedido el trabajo de los equipos de seguridad y no se dispone todav¨ªa de cifras fiables de fuentes hospitalarias. Incluso, por primera vez en 14 a?os de guerra, los peri¨®dicos beirut¨ªes no han salido a la calle en estos d¨ªas.
A pesar de todo, es imposible comprobar lo que ocurri¨® en el frente de Suk el Garb, una colina al sureste de Beirut que est¨¢ en manos de las fuerzas cristianas desde 1983. Los intentos de penetraci¨®n del Ej¨¦rcito sirio entran en contradicci¨®n con las declaraciones de diversos dirigentes musulmanes libaneses de que, en ning¨²n momento se cuestionaron las l¨ªneas rojas, como se conoce a los l¨ªmites establecidos en la l¨ªnea verde (que separa a los sectores cristiane, y musulm¨¢n de la capital libanesa) tal y como quedaron tras la retirada de las fuerzas militares israel¨ªes, en 1982.
Duelo artillero
De todas formas, los combates han debido ser muy virulentos, a juzgar por el duelo artillero que acompa?¨® la lucha terrestre. La ocasi¨®n ha sido aprovechada por los aliados de Siria, que han reactivado uno de los llamados frentes tradicionales, en los alrededores del paso del Museo, punto de conexi¨®n entre las dos zonas de Beirut. El n¨²mero de v¨ªctimas militares no ha podido calcularse a¨²n con precisi¨®n.
En contra de las informaciones difundidas por emisoras de radio del sector cristiano, no parece probable que se produjeran intervenciones directas de efectivos sirios. Entre los cad¨¢veres mostrados en televisi¨®n de miembros de las Fuerzas Libanesas s¨®lo hab¨ªa los de algunos miembros del Partido Socialista Progresista (druso, de Walid Jumblat) y del partido comunista.
Estas informaciones coinciden con la pol¨ªtica de Damasco de colocar en primera l¨ªnea de batalla a combatientes libaneses y de no implicar directamente a sus propios efectivos, con objeto de reforzar la idea de que se trata de un conflicto interno liban¨¦s. Por la misma raz¨®n, Damasco intenta reactivar los frentes tradicionales (incluyendo la lucha cuerpo a cuerpo en la l¨ªnea verde). Por el momento, la milicia shi¨ª Amal, de Nabih Berri, no ha participado en estos ¨²ltimos combates.
Ayer por la ma?ana, parec¨ªa que los llamamientos internacionales hab¨ªan tenido un cierto efecto sobre las partes en conflicto. Pero esa impresi¨®n s¨®lo dur¨® dos horas. Apenas la gente tuvo tiempo de aprovisionarse, los bombardeos comenzaron de nuevo. Los habitantes de la capital libanesa corrieron una vez m¨¢s a los refugios, a pesar de que la mayor¨ªa de ¨¦stos no son m¨¢s que s¨®tanos mal preparados.
"Estamos todos locos", contest¨® Fuad Wakim, agente del hidrodeslizador Santa Mar¨ªa, que comunica la parte cristiana con el resto del mundo, cuando se le pregunt¨® si el barco continuaba haciendo su traves¨ªa a Larnaca. Cientos de personas luchan estos d¨ªas en las oficinas de venta de billetes de este barco, ¨²ltima oportunidad de salir de este infierno, aunque sea bajo las bombas.
Los ciudadanos espa?oles que a¨²n permanecen en L¨ªbano, as¨ª como los periodistas de esta nacionalidad que est¨¢n bloqueados en Beirut se encuentran bien, seg¨²n inform¨® la Embajada espa?ola.
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