Grandeza de Mairena

S¨®lo Manuel Mairena, al filo ya de las tres de la madrugada, puso al p¨²blico en pie. Y fue con un cupl¨¦, muy bonito y bien cantado, pero cupl¨¦ al fin. Despu¨¦s unos vibrantes fandangos y la ton¨¢ y la debla de grandeza mairenera remataron una excelente actuaci¨®n suya y cuatro horas de cante, toque y baile.No s¨¦ si las milenarias piedras del Teatro Romano emeritense disfrutar¨ªan por aquellas calendas con los encantos de las c¨¦lebres bailarinas de Gades que alegraban los ocios de los patricios romanos. Aqu¨ª, casi 2.000 a?os despu¨¦s, no pudieron temblar de gozo porque no hubo demasiados motivos para el gozo, en un Festival que se desarroll¨® sin encontrar el tono vital de la emoci¨®n.

La calidad aflor¨®, pese a todo, y alcanz¨® cotas alt¨ªsimas con la guitarra de Vicente Amigo, en concierto y acompa?ando el cante del Pele, quien sin embargo no estuvo a su propia altura, recurriendo al coraz¨®n y la fuerza para cumplir con dignidad. Como cumpli¨® Jos¨¦ Menese. Discretos los dos cantaores extreme?os, Medina y El Portugu¨¦s, ¨¦ste con problemas ciertos de garganta. El otro extreme?o, Miguel Vargas, con su toque peculiar¨ªsimo de pulgar, tuvo una actuaci¨®n afortunada, lo mismo que Postigo.

Turronero entendi¨® mejor que nadie lo que deb¨ªa hacer, y tras un excelente cante por sole¨¢ meti¨® dos tandas de buler¨ªas, no muy ortodoxas pero con elementos propios y letras ocurrentes, que alegraron al personal. La joven Maite Mart¨ªn fue otra triunfadora, con sus excelentes cantes por malague?as y jabera, minera y taranta. En cuanto al baile, el G¨¹ito, con un escenario que no estaba a su gusto, dej¨® constancia de su clase en una actuaci¨®n que a muchos les pareci¨® breve.Las ra¨ªces

Por otra parte, el viernes se celebr¨® en Utrera una noche de cante grande, con Diego el Cabrillerol Gaspar de Utrera, Jos¨¦ de la Tomasa, tres cantaores para un tema coplejo como las ra¨ªces del cante, que comprende los g¨¦neros m¨¢s duros y dif¨ªciles. El Cabrillero, utrerano, sobrino de Chocolate, recuerda a su t¨ªo en el fisico, en el metal de voz y en la forma de afrontar el cante.

Gaspar de Utrera hizo un cante por soleares hermos¨ªsimo y ejemplar, y por tientos y tangos de M¨¢laga fue tambi¨¦n excelente. No me gustaron, en cambio, sus buler¨ªas, por entero cupleteras.

Hay que descubrirse ante Jos¨¦ de la Tomasa. En plenitud de facultades y de sabidur¨ªa cantaora, que trabaja cada cante como si en ¨¦l se representara toda la grandeza de lojondo, convirti¨¦ndolos en aut¨¦nticas joyas. Su ton¨¢, sin micr¨®fono, fue impresionante, as¨ª como buler¨ªas por sole¨¢, siguiriyas y buler¨ªas.