La sombra del barbero era paralelep¨ªpeda
El barbero es un personaje fundamental en la fiesta y sin embargo no se le hace justicia. El barbero, pese a su importancia, es un perfecto desconocido. Lo ¨²nico que se conoce del barbero es su sombra, que se proyecta -n¨ªtida, eso s¨ª- en la cabecita de los toros. Por la sombra le conocer¨¦is. Cada barbero tiene su estilo y unos dejan los cuernos de los toros redonditos, otros poquillo puntiagudos, o acaso se sienten artistas y esculpen all¨ª figuras. Lo habitual son pl¨¢tanos, brochas de afeitar o pirul¨ªs de la Habana, pero puede haber barberos geniales que hacen trabajos de fantas¨ªa. As¨ª el de Alcal¨¢. El barbero que proyect¨® su sombra en las cabecitas de cuatro de los toros lidiados en Alcal¨¢, hac¨ªa paralelep¨ªpedos.La afici¨®n estaba conmovida porque nunca hab¨ªa visto cuernos semejantes. M¨¢s grandes o m¨¢s chicos, afilados o romos, toscos o pulidos, s¨ª, y en toda la gama. Ahora bien, cuernos que no parecieran cuernos, eso no lo hab¨ªa visto jam¨¢s la afici¨®n. ?Palalelep¨ªpedos en lugar de cuernos! ?Oh, la innovaci¨®n que estaba necesitando la fiesta!. El Ministro del Interior, que ocupaba una barrera, tomar¨ªa nota para incorpora al nuevo reglamento.
Peralta / V¨¢zquez, Espartaco, Lozano
Cuatro toros de Peralta, con romana, escandalosamente despuntados; 4? y 6? de Julio de la Puerta, bien presentados, cornalones, serios y armados, fuertes, con genio. Curro V¨¢zquez: pinchazo, otro hondo bajo, rueda de peones y cinco descabellos (pitos); dos pinchazos, otro hondo tendido y cinco descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio). Espartaco. estocada y rueda de peones (dos orejas); media escandalosamente baja a la altura del brazuelo y bajonazo (oreja); sali¨® a hombros. Fernando Lozano: estocada ladeada (dos orejas); pinchazo y estocada ladeada (silencio). Plaza de Alcal¨¢ de Henares, 1 de septiembre. 2? corrida de feria.
La sombra paralelep¨ªpeda del barbero no s¨®lo es una belleza en s¨ª misma sino que provoca triunfos apote¨®sicos. Espartaco cort¨® tres orejas palalelep¨ªpedas y sali¨® a hombros. Si hubiera justicia en este mundo, habr¨ªa salido a hombros con el barbero, abrazadicos los dos, compartiendo el triunfo. Ser¨ªa lo justo. Pues si uno puso el arte de dar pases pases, el otro puso el arte de dar lima y estos son artes complementarios, por lo que se ve.
El arte de Espartaco en su aborregado primer toro consisti¨® en ligar perfectamente pases muy largos y suaves -citando fuera de cacho, doblado en ¨¢ngulo, el brazo en cambio recto estirado cuan largo es, la suerte descargada-, luego hacer alardes de aproximaci¨®n a los cuernos para lelep¨ªpedos, girando entre ellos con adem¨¢n gallardo o con expresi¨®n estoica, seg¨²n. Literalmente enardeci¨® la plaza, que le. aclamaba entre alborotos de entusiasmo. En su m¨¢s desabrido segundo toro consisti¨® el arte de Espartaco en muletear crispado, quitarse del alcance de los cuernos paralelep¨ªpedos cuando era menester, no ligar pases. Ni falta que le hac¨ªa. Tampoco se trataba de torear y adem¨¢s nadie se lo exig¨ªa. Qui¨¦n sabe: a lo mejor se pone a torear y le da un disgusto al p¨²blico.
El p¨²blico tiene hecho el patr¨®n de cada cual y le exige en consecuencia. A Fernando Lozano, por ejemplo, que demostrara sus ganas de ser torero, y result¨® sobradamente complacido. Lozano lo demostr¨®. Aprovechando la boyant¨ªa del tercer toro paralelep¨ªpedo, hizo una larga y ortodoxa faena constru¨ªda sobre el armaz¨®n de los derechazos y los naturales, que sejalearon con entusiasmo, y qued¨® claro su prop¨®sito -finalmente ¨ªnsatisfecho- de torear al sexto, que era un toro nada paralelep¨ªpedo, serio, fortach¨®n y bronco.
A Curro V¨¢zquez el p¨²blico le exig¨ªa que hiciera gala de su gusto torero ligando pases art¨ªsticos y todo lo dem¨¢s. Como si fuera tan f¨¢cil. Naturalmente, para ligar pases art¨ªsticos y todo lo dem¨¢s se necesita toro adecuado y Curro V¨¢quez no lo tuvo. El pti mero ten¨ªa media arrancada; el otro sali¨® grande, cornal¨®n, poderoso y violento. Entre aficionados (media docenita, si llegaba) exist¨ªa la impresi¨®n barruntativa de que el se?or V¨¢zquez hab¨ªa acudido all¨ª de primo.
No le import¨® al se?or V¨¢zquez, sin embargo, e hizo gala del gusto torero que le exig¨ªan cuajando una tanda de redondos y sobre todo trincherillas, ayudados y pases de la firma, ¨²nica muestra del toreo puro que hubo en la tarde. De donde se deduce que un torero artista y cabal no necesita toros paralelep¨ªpedos. Para torear toros paralelep¨ªpedos hay que ponerse boina. O llevarla en el alma.
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