La extra?a ceremonia del voto kurdo
El r¨¦gimen de Sadam Hussein intenta demostrar ante la opini¨®n internacional que la democracia funciona en el Kurdist¨¢n iraqui El r¨¦gimen de Sadam Hussein, habitualmente herm¨¦tico con la Prensa internacional, ha abierto sus fronteras recientemente a periodistas de todo el mundo para mostrar la normalizaci¨®n democr¨¢tica de la regi¨®n aut¨®noma del Kurdist¨¢n iraqui, situada en este remoto rinc¨®n del norte de Irak, pr¨®ximo a Turqu¨ªa. La imagen de grupos de kurdos votando frente a las c¨¢maras fotogr¨¢ficas no oculta, sin embargo, la realidad de que los 50 miembros de la Asamblea Legislativa apenas legislan, la verdadera oposici¨®n es clandestina, el pluralismo inexistente y todo intento de reivindicar la identidad kurda machacado. Por otra parte, ni siquiera se conoce con exactitud el n¨²mero de kurdos con derecho al voto a causa de los desplazamientos que ha sufrido gran parte de la poblaci¨®n.
Arbil, mediod¨ªa, 9 de septiembre. Llegan 300 periodistas y empieza el espect¨¢culo. Suena la m¨²sica, se inicia la danza. J¨®venes kurdos ataviados con los t¨ªpicos pantalones abombados, faja de varias vueltas, turbante y cartuchera bailan ante una masa ca¨®tica de c¨¢maras fotogr¨¢ficas y de televisi¨®n, a la puerta de la sede del Gobierno de la regi¨®n aut¨®noma, que tiene tres provincias. El r¨¦gimen de Sadam Hussein ha abierto sus fronteras y se ha gastado un buen pu?ado de dinares para demostrar que en este remoto rinc¨®n del norte de Irak, cerca de Turqu¨ªa, la democracia funciona.Vano empe?o, porque nadie ignora que los 50 miembros de la Asamblea Legislativa apenas legislan, que el pluralismo brilla por su ausencia, que la aut¨¦ntica oposici¨®n es clandestina y que los kurdos irak¨ªes, como los iran¨ªes y los turcos, ven machacado todo intento de defender su identidad como pueblo.Tocan y bailan los j¨®venes kurdos mientras a su espalda se ve, como en cualquier lugar al que se dirija la mirada en Irak, un retrato del presidente Sadam Hussein. Al fondo destaca la imponente mole de la ciudadela de Arbil, que se considera el asentamiento humano permanentemente habitado m¨¢s antiguo del mundo. El decorado se completa con un grupo de ni?os, ataviados de azul-camufiaje, que no dejan de gritar "Dios bendiga al presidente Sadam. Hussein".El gobernador de la provincia, Yahi Mohamed Ipashied, conduce una multitudinaria conferencia de prensa que se resume as¨ª: la revoluci¨®n de 1968 ha dado a los kurdos educaci¨®n, bienestar, libertad y autogobierno "bajo las instrucciones del presidente SadaM Hussein".
Votantes disciplinados
El siguiente punto del programa es contemplar el "funcionamiento en vivo de la democracia" es decir, asistir a las votaciones. Cuando llega la tribu, una docena de kurdos, a los que s¨®lo falta el mosquet¨®n para parecer salidos de un grabado del siglo XIX, posa disciplinadamente cuantas veces se les pida. Un anciano de aspecto digno y venerable empieza a parecer menos las dos cosas cuando se le encuentra en dos colegios, siguiendo a la caravana informativa. Si la c¨¢mara apunta, estos hombres, de natural habitualmente hosco, se ponen firmes y muestran su papeleta de votaci¨®n. Si se les pregunta, la respuesta pasa por tantos filtros que resultar¨ªa sospechosa, pero siempre responde a una idea fija: que est¨¢n muy satisfechos con el r¨¦gimen y con su l¨ªder, que les vigila sonriente desde todas las pared es, unas veces en blanco y negro y otras a todo color.
Muchos votantes, sobre todo mujeres con chador, no saben, qu¨¦ hacer con la enorme papeleta, en la que hay que marcar unos cuantos nombres, pero los funcionarios les ayudan, eso s¨ª, sin favoritismos, al azar. Hay 50 esca?os y 174 candidatos, todos ellos del gobernante Baaz y de dos peque?os partidos kurdos adictos al r¨¦gimen. No parece que a nadie la importe mucho qui¨¦n resulte elegido. El caso es que se vota, aunque el consejo legislativo y el ejecutivo que ¨¦ste designe tengan atribuciones poco m¨¢s que rioniinales; hasta donde se ve, se vota en paz. Las guerrillas andan lamiendo sus heridas tras la ofensiva general (armas qu¨ªmicas incluidas) de que fueron objeto despu¨¦s del alto el fuego con Ir¨¢n, hace poco m¨¢s de un a?o. En el pasado superar¨®n situaciones -igualmente, cr¨ªticas,. pero se dir¨ªa que, por el momento, han perdido la mayor parte de su capacidad de combate, a-la es pera de que pase la borrasca.
La legi¨®n ¨¢rabe del ej¨¦rcito, period¨ªstico pregunta directamente, aunque no,siempre obtiene respuesta, porque muchos kurdos s¨®lo hablan su propia lengua o turco. De fuentes del Golfo, y del Magreb llega la confirmaci¨®n de la sospecha generalizada que casi todos los modelos fotogr¨¢fica y hasta muchos votantes han sido conducidos por la polic¨ªa a los colegios electorales que se muestran a la variopinta y multinacional comitiva de informadores. Al r¨¦gimen irak¨ª no le gastan los chicos de la prensa, en esta ocasi¨®n tienen una raz¨®n para conducirles en masa hasta estas agrestes latitudes.
Se ha escrito tanto desde el a?o pasado sobre las matanzas, desplazamientos forzosos y destrucci¨®n de pueblos que hab¨ªa que- contrarrestarlo con una buena dosis de cotidianidad pac¨ªfica y adhesiones inquebrantables. Sin embargo, el dominio de las t¨¦cnicas de agit-prop es muy somero, la informaci¨®n que, se facilita escasa o nula y las dificultados impuestas a cualquier intento de ir por libre, totales. La petici¨®n de tres periodistas occidentales de autorizaci¨®n para viajar al Kurdist¨¢n fuera del programa oficial fue desechada, sobre todo cuando se pronunciaron dos nombres tab¨²: Halabja y Qaladiza. Son ciudades, mejoidicho, eran ciudades. La primera fue objeto de un atroz ataque con armas qu¨ªmicas poco despu¨¦s de ser ocupada por los iran¨ªes. Hubo al menos 5.000 muertos. Ocurri¨® en la primavera del a?o pasado. La segunda, con sus cerca de 100.000 habitantes, era el m¨¢s importante de los n¨²cleos de poblaci¨®n vaciados para crear un cord¨®n sanitario, de entre 20 y 30 kil¨®metros de profundidad, a lo largo de toda la frontera con Ir¨¢n (al este) y con Turqu¨ªa (al norte). Informes period¨ªsticos hablan de 4.000 pueblos desalojados y un mill¨®n de personas desplazadas. Nazar Haniduri, viceministro iraqu¨ª de Exteriores, reconoce y justifica las operaciones "por razones de seguridad" y s¨®lo objeta a las cifras: 'Son un poco exageradas, sobre todo la de personas afectadas".
Los desplazados
No salen las cuentas en estas elecciones. Y es que no est¨¢n todos los que son. El n¨²mero de kurdos iran¨ªes ronda los 3.500.000 o cuatro millones, pero la regi¨®n aut¨®noma, con tres provincias, que el r¨¦gimen cre¨® en 1974 con la oposici¨®n de los grupos guerrilleros, apenas si comprende ahora a dos millones, de los que tan s¨®lo tienen derecho a voto unos 800.000. Nadie sabe si votan o no los desplazados, ni siquiera d¨®nde est¨¢n, si repartidos por todo el pa¨ªs, como se dice y escribe fuera de Irak, o "redistribuidos" -en el propio Kurdist¨¢n, como asegura Hamdun.
En la terminolog¨ªa oficial (por ejemplo, la del Bagdad Observer, que se publica en ingl¨¦s), las elecciones "se desarrollan en una nueva era de paz tras la eliminaci¨®n de los disturbios en la regi¨®n del norte, obra de bandidos conducidos por traidores que explotaron las circunstancias de la guerra".
M¨¢s que paz, hay tregua. A todo lo largo de la carretera que une la capital petrol¨ªfera iraqu¨ª, Kirkuk, con Arbil, y.en un recorrido posterior con escolta policial por la zona monta?osa cercana a la frontera turca, los controles, alambradas, torres de observaci¨®n y puestos militares son constantes. Algunos de ellos parecen aut¨¦nticos castillos, enormes fortalezas de aspecto inexpugnable junto a las que se agrupan numerosas m¨¢quinas de guerra.
Un pueblo dividido
Pese al optimismo de los portavoces de Bagdad, la lucha de los kurdos iraqu¨ªes no ha terminado. Como tampoco la de sus hermanos iran¨ªes (entre cuatro y cinco millones),y turcos (unos ocho millones). Todos ellos, junto a medio mill¨®n que viven en Siria y unos centenares de miles que lo hacen en la URSS, constituyen un pueblo sin estado, que lucha por defender su propia identidad y al que nadie quiere dar un trozo de terreno que se llame Kurdist¨¢n. En dos ocasiones parec¨ªa que lo imposible iba a dejar de serlo.
En 1920, el tratado de S¨¦vres preve¨ªa la constituci¨®n de un estado armenio y otro kurdo con algunos despojos del imperio otomano, pero la posterior victoria militar de Akatur lo convirti¨® en papel mojado. En 1946, con apoyo sovi¨¦tico, se constituy¨® en Ir¨¢n la Rep¨²blica kurda de Mahabad. Dur¨® unos meses y su efimero presidente, Qazi MohamedJue ejecutado.
Ahora se intenta, recreando el ejemplo palestino, formar un Parlamento en el exilio que unifique a los kurdos de todo el mundo y que tendr¨ªa su sede en un pa¨ªs europeo. Pero de momento lo ¨²nico que hay es un plop¨®sito, una fecha: el 17 de marzo de 1990, segundo aniversario de la matanza de Halabja, la Guernika kurda.
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