Espect¨¢culo subversivo
Es tan grande el antagonismo entre la forma intr¨ªnseca de la ¨®pera, siempre fant¨¢stica y encantada incluso en sus tendencias realistas, y por otro lado el mundo desencantado en que vivimos, que a los ojos de muchos la ¨®pera constituye un g¨¦nero periclitado. Es el caso de Adorno, quien piensa que esa contradicci¨®n hace objetivamente imposible la escritura actual de ¨®peras. Seg¨²n el fil¨®sofo y music¨®logo alem¨¢n, el compositor que hoy siguiera creando ¨®peras como si nada hubiera ocurrido tendr¨ªa una ingenuidad mala y falsa. Su posible ¨¦xito de p¨²blico encerrar¨ªa. una condena est¨¦tica.Est¨¢ por otro lado el problema de la representabilidad actual de las ¨®peras. Adorno esperaba que el p¨²blico de hoy acabar¨ªa encontrando insoportables a unos personajes que cantan en la escena como si eso fuera algo natural y que se mueven en ella con gestos que ya hace cien a?os resultaban rid¨ªculos.
Aunque no se dieran los dos obst¨¢culos anteriores para la existencia actual de la ¨®pera, Adorno estimaba adem¨¢s que est¨¢n extingui¨¦ndose sus posibles int¨¦rpretes. La sociedad de consumo no invita a los j¨®venes cantantes a emprender una carrera tan dificil y arriesgada. Los pocos artistas que sobresalen por sus dones naturales son literalmente secuestrados por las grandes organizaciones y pasan m¨¢s tiempo en el avi¨®n que en los ensayos.
La brillante construcci¨®n de Adorno posee una rotundidad demasiado grande para que no resulte sospechosa. La realidad parece desmentir sus presupuestos. Hoy siguen componi¨¦ndose y estren¨¢ndose ¨®peras, y ser¨ªa pura ideolog¨ªa el querer negarles a priori todo nivel est¨¦tico. Hoy siguen represent¨¢ndose ¨®peras, y el p¨²blico no se aleja de este g¨¦nero, sino que encuentra enormes dificultades para acceder a las representaciones. El espect¨¢culo de j¨®venes capaces de pasarse noches en una cola para obtener una entrada no es un fen¨®meno manipulado. Hoy sigue habiendo muchos cantantes j¨®venes dispuestos a realizar sacrificios dolorosos y prolongados para poder convertirse en int¨¦rpretes de: ¨®pera.
Parece haber, pues, un choque frontal entre las ideas y los hechos y no es cuesti¨®n de decir: "?Peor para los hechos!". Seguramente no es v¨¢lida la explicaci¨®n de que el p¨²blico actual de la ¨®pera trata de reactivar en ella un recuerdo que ya no lo es, el de la fase revolucionaria. de la burgues¨ªa ascendente. El n¨²cleo central de los grandes protagonistas de ¨®pera (Don Juan, Sigfrido, Leonor, Salom¨¦, Carmen, Violeta, Lul¨², Wozzeck) es siempre el mismo: la rebeli¨®n del individuo contra las cadenas del orden social y la exaltaci¨®n de la individualidad. Mientras al menos eso contin¨²e siendo todav¨ªa posible, es dificil que la ¨®pera muera. Seguir¨¢ teniendo una funci¨®n revolucionaria y subversiva, aunque muchas veces la sociedad que la mantiene no llegue siquiera a sospecharlo.
Andr¨¦s S¨¢nchez Pascual es traductor al castellano de Nietzsche y Adorno.
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