Esto tiene truco

El sexto toro padec¨ªa invalidez. Normal. El taurinismo tiene montada la moderna tauromaquia a base de toros inv¨¢lidos y es una bendici¨®n para todos, excepto para los aficionados, que protestan. Al sexto toro le protestaron los aficionados, faltar¨ªa m¨¢s, y el presidente se neg¨® a devolverlo al corral, faltar¨ªa m¨¢s tambi¨¦n. Lo del presidente tiene truco: no devuelve el toro, pega pases el torero, aplauden unos cuantos, protestan los aficionados, si no quieres caldo dos tazas y el torero intenta llegar al pase 100, le dan la oreja.El sexto-inv¨¢lido se desplom¨® y ni tir¨¢ndole del rabo consegu¨ªan levantarle. Miraba con tristeza a los banderilleros que le tiraban del rabo y parec¨ªa un perrillo. Sin embargo era un torito bravo y habr¨ªa dado medio cuerno por poder embestir, pues esa es la raz¨®n de ser de los toritos bravos. Cost¨® muchos esfuerzos, de poco se hernia un banderillero, pero al fin le pusieron en pie.

Al verle de nuevo plantadito y desvalido, Fernando Cepeda se dispuso a cortarle la oreja por el conocido procedimiento de pegar pases. La verdad es que en cada pase el torito se iba a morir,y pudo morir 94 veces, porque 94 pases le peg¨®. En realidad, para nada: no cort¨® oreja. Har¨¢ bien si protesta a su sindicato Fernando Cepeda, porque antes le hab¨ªan dado a Julio Robles la oreja de otro inv¨¢lido, y ya es sabido que ning¨²n torero podr¨¢ ser discriminado por su sexo, ni por su religi¨®n, ni por su toro inv¨¢lido. Ese otro toro no estaba tan inv¨¢lido y Robles le lig¨® pases largos, bien rematados, con ribetes de clasicismo. As¨ª que, con la negativa a devolver al corral al toro inv¨¢lido-no -tanto, consigui¨® el presidente: a) Ahorrarle a la empresa buenos duros; b) Que los toreros se liberaran de lidiar un toro pues, si estaba inv¨¢lido, nada hab¨ªa que lidiar; c) Darle al matador el triunfo. El presidente es como un padre.

Para la empresa y para los toreros es como un padre el presidente. En cambio, para la afici¨®n, madrastra. Y eso que la afici¨®n se pasa de buena. Por ejemplo, el primer toro tambi¨¦n estaba inv¨¢lido y no lo dijo. A ese toro, de amilbarada boyant¨ªa, le hizo Robles una faena exquisita, construida a base de templad¨ªsimos redondos y naturales muy bien abrochados con el de pecho e instrumentados en perfecta ligaz¨®n. No import¨® que el toro se derrumbara a sus pies; al contrario, hubo oreja.

El primero de Juan Mora se ca¨ªa, para no variar, y apenas pudo darle pases. El quinto embest¨ªa noblet¨®n y s¨ª pudo d¨¢rselos, aunque tan envarado que se lo echaba encima. El sobrero, tardo y ¨¢spero, impidi¨® el lucimiento de Fernando Cepeda. Durante las costaladas del sexto, de la andanada surgi¨® una voz: "?Cu¨¢ndo empieza la corrida, golfos?. El truco es que no empiece nunca y en cambio acabe triunfal, saliendo un torero a hombros por la puerta grande. Con presidentes como el de ayer, eso est¨¢ hecho.