Juegos de adultos
Es Charada la ¨²ltima de las primeras pel¨ªculas del gran Stanley Donen, que hace unas semanas recibi¨® en Valladolid un c¨¢lido homenaje del cine espa?ol. Las pel¨ªculas que en la filmograf¨ªa de Donen siguieron a ¨¦sta, aunque algunas tienen much¨ªsima altura, no alcanzaron la inigualada magia de las primeras, que abarcan desde Un d¨ªa en Nueva York, pasando por Cantando bajo la lluvia, Siete novias para siete hermanos y otras maravillas, a esta esplendorosa Charada, comedia brillante donde las haya e ingeniosa como pocas.Estamos ante un impagable juego de adultos, que hay que ver y volver a ver, porque sus recovecos argumentales son inagotables y, una vez vistos, en la ocasi¨®n siguiente, se ven siempre de otra manera o al menos con alg¨²n matiz in¨¦dito que les transforma y otorga un sentido y una gracia adicionales. Sorprendente -porque e filme transcurre en torbellino de sorpresa en sorpresa- jugueteo con las apariencias falsas, Charada dibuja el mapa de una intriga argumental que se multiplica en los rincones m¨¢s inesperados (le su desarrollo, en el dominio de la ambig¨¹edad de que hacen gala los formidables actores de su reparto, en unos di¨¢logos que combinan con alegr¨ªa, facilidad y maestr¨ªa la funcionalidad con la ocurrencia, y finalmente, en la tremenda soltura del director para construir este oscur¨ªsimo galimat¨ªas con materiales totalmente transparentes. El filme es a estas alturas una obra cl¨¢sica en la historia de Hollywood. El paso de los a?os ha a?adido a la perfecci¨®n intr¨ªnseca de esta comedia los innumerables rastros que ha ido dejando en otras comedias de intriga posteriores a ella. Hay por ello en la revisi¨®n actual de Charada un bonito ejercicio de memoria del cine posterior, que es deudor suyo en sumo grado. La pel¨ªcula, vista ahora, se ramifica en muchas otras, orienta y embauca a una buena parte del cine actual o reciente, sin que, por supuesto, ¨¦ste llegue a alcanzar lo que en el filme de Donen hay de inalcanzable: la frescura de lo que en ¨¦l est¨¢ inventado all¨ª, sobre el terreno, y no es refrito de nada, sino hallazgo integral de todo o de casi todo.
Charada
Direcci¨®n: Stanley Donen. Gui¨®n: Peter Stone y Marc Behrn. M¨²sica: Henry Mancini. Estados Unidos, 1963. Int¨¦rpretes: Cary Grant, Audrey Hepburn, Walter Matthau, James Cobam, George Kennedy. Estreno en Madrid: cine Lumi¨¨re.
Las fugaces escapadas que Donen hace al almac¨¦n de ocurrencias del cine de Lubitsch y de Hitchcock, no pagan la originalidad del filme, sino que la acent¨²an.
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