La guerrilla repele la contraofensiva del Ejercito
La intensidad de los combates en San Salvador mengu¨® ayer sin que las 24 horas consecutivas de bombardeos y ametrallamientos de los barrios ocupados por la guerrilla hayan conseguido devolver el control al Ej¨¦rcito. Como consecuencia de la contraofensiva de las fuerzas armadas, la cifra de v¨ªctimas civiles se incrementa dram¨¢ticamente, entre ellas un periodista brit¨¢nico que ayer muri¨® en medio de uno de los combates librados en esta ciudad. David Blundy, corresponsal del diarioThe Sunday Correspondent, cay¨® ayer abatido por una bala perdida cuando cubr¨ªa la informaci¨®n en el barrio de Mejicanos, donde persiste el principal reducto guerrillero. El proyectil le cruz¨® el brazo derecho y fue a incrustarse en un pulm¨®n.
Blundy, de 44 a?os, es la primera v¨ªctima entre el grupo de corresponsales que cada ma?ana, a las seis en punto, se re¨²nen en la puerta del hotel Camino Real para iniciar un atrevido recorrido por los frentes de combate. M¨¢s de uno hab¨ªa visto ya las balas cerca, pero el recuerdo de los tres compa?eros muertos durante las elecciones de marzo pasado nos obligaba a todos a comentar cada d¨ªa: ?A qui¨¦n le tocar¨¢?Blandy fue alcanzado est¨²pidamente, como siempre. Un veh¨ªculo en el qu¨¦ viajaban un equipo de la televisi¨®n espa?ola y este enviado especial fue interceptado por un tiroteo poco despu¨¦s de la siete de la ma?ana cuando trataba de acercarse a una entrada de Mejicanos. Protegidos junto a la furgoneta vimos a un grupo de colegas que ped¨ªan auxilio y arrastraban un herido. Corrimos hacia ¨¦l y vimos a David con el pecho ensangrentado y la cara golpeada. El mismo veh¨ªculo en el que nos mov¨ªamos nosotros fue utilizado para trasladar hasta el hospital de Rosales al reportero ingl¨¦s,. que inmediatamente fue atendido por cuatro cirujanos.
Mientras, en el este del pa¨ªs, el fot¨®grafo franc¨¦s Patrick Chavel result¨® herido de bala en una pierna al saltarle una esquirla cuando se encontraba realizando un reportaje para la agencia Sygma en Soyapango.
En los pasillos del hospital Rosales eran atendidos en penosas condiciones otros muchos .heridos. Uno con una bala en una pierna, otro, en el est¨®mago. Familiares sufriendo, ni?os llorando, hasta un perro solitario con el rabo entre las patas y gesto de desolaci¨®n merodeaba por all¨ª como en busca de su due?o.
Aumentan las v¨ªctimas
Aunque nadie ofrece cifras fiables, es obvio que el n¨²mero de v¨ªctimas civiles ha aumentado considerablemente desde que el Ej¨¦rcito inici¨® el mi¨¦rcoles una contraofensiva para desalojar a los guerrilleros de sus posiciones. Los vecinos que desalojan el barrio de Mejicanos comentan que la destrucci¨®n por los ataques de la aviaci¨®n y los helic¨®pteros es masiva.
"El mercado est¨¢ lleno de cad¨¢veres", dice un hombre de treinta a?os que huye con el rostro empapado por el sudor y las l¨¢grimas. "?Cu¨¢ntos?", pregunta el periodista. "Yo he visto seis", dice uno, "yo he visto ocho", a?ade otro. Esta conversaci¨®n se lleva al lado de un cuerpo r¨ªgido y semiputrefacto que debe estar all¨ª desde hace un par de d¨ªas.
Las ¨²ltimas cifras facilitadas por la Embajada de Estados Unidos, que sigue actuando, como portavoz gubernamental, eleva el n¨²mero de muertos por parte del Ej¨¦rcito a casi 300 y por parte de la guerrilla a 500.
En Mejicanos, donde la guerrilla tiene instalado su cuartel general, el Ej¨¦rcito ha conseguido avanzar ligeramente, pero la mayor parte del barrio sigue en poder del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN). Todas las calles de acceso a uno de los mayores n¨²cleos de poblaci¨®n de San Salvador est¨¢n interceptadas por barricadas de 50 metros. En ¨¦ste, Cuzcatansingo y Zacamil, los guerrilleros han sido desalojados. En Zacamil la mayor¨ªa de las viviendas ha sido totalmente arrasada por los bombardeos del Ej¨¦rcito y entre las tejas y ladrillos rotos aparecen los cuerpos destrozados de m¨¢s de una decena de personas.
El jefe del Estado Mayor, coronel Ren¨¦ Emilio Ponce, afirm¨® que los bombardeos de los ¨²ltimos d¨ªas hab¨ªan conseguido reducir al m¨ªnimo los focos guerrilleros y, sobre todo, hab¨ªan destruido el polvor¨ªn del FMLN en Mejicanos, por lo que, seg¨²n el Ej¨¦rcito, la resistencia guerrillera s¨®lo puede ya durar unas horas.
El presidente Alfredo Cristiani no pudo ser tan optimista. Evidentemente desorientado y con poca informaci¨®n, Cristiani confens¨® que no sab¨ªa cu¨¢ntos refuerzos m¨¢s le. pod¨ªan llegar a la guerrilla y que no era capaz de precisar cu¨¢ndo el Ej¨¦rcito ser¨ªa capaz de controlar la situaci¨®n en la capital. Cristiani reconoci¨®, finalmente, que se han producido bombardeos a¨¦reos, aunque a?adi¨® que se hab¨ªa hecho un "uso selectivo" de ese recurso.
Guerra de posiciones
La guerra sigue pues en un estado de indefinici¨®n. La guerrilla ,dice estar consolidando posiciones para volver a la ofensiva, mientras que el Ej¨¦rcito no acaba de imponer su clara superioridad en cuanto a efectivos y medios. La Iglesia de El Salvador solicit¨® a ambas partes un alto el fuego temporal. La guerrilla se mostr¨® dispuesta, pero Cristiani dijo que tendr¨ªa que consultarlo. A su vez, la poblaci¨®n civil clama por ayuda internacional. Ante los veh¨ªculos identificados como Prensa la gente se amontona para pedir auxilio: "!Traigan arroz!", "!Hagan algo!", "?Sabe como puedo sacar a mi hermanita que est¨¢ ah¨ª dentro?", "?El rey de Espa?a podr¨ªa detener esto?", "!No pregunte m¨¢s, yo no estoy con uno ni con el otro, lo que quiero es que se acabe!".
Estos son los que huyen. Los fantasmas errantes que vagan de un lado a otro buscando un consuelo imposible. Dentro de los barrios ocupados parecen haberse quedado voluntariamente algunas personas que colaboran con la guerrilla, aunque el Ej¨¦rcito asegura que todos los que siguen all¨ª est¨¢n secuestrados por el FMLN para utilizarlos como escudo. Lo cierto es que nadie. pudo imaginar lo que est¨¢ ocurriendo: una semana despu¨¦s de la mayor ofensiva del FMLN en una d¨¦cada de guerra, la guerrilla sigue en San Salvador y el Gobierno de Cristiani entre la espada de los combatientes y la pared del desprestigio por el da?o causado a los civiles.
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