El protagonista de la noche
Nunca la actuaci¨®n de un ¨¢rbitro fue seguida con tanta intensidad como la de Jos¨¦ Donato Pes P¨¦rez en el partido de anoche. Los rel¨¢mpagos verbales de Jes¨²s Gil y las peticiones de justicia divina de Javier Clemente desviaron todas las miradas hacia Pes P¨¦rez. Y ¨¦l, que lo sab¨ªa, disfrut¨® de su papel protagonista. Se?al¨® 28 faltas contra el Real Madrid y 21 contra el Atl¨¦tico; pit¨® tres fueras de juego, todos del AtI¨¦tico, y reparti¨® las dudas sobre jugadas claves -?traspas¨® el bal¨®n la l¨ªnea cuando lo detuvo Abel (m. 10)?, ?fue penalti la entrada de Sanch¨ªs a Futre (m.43)?- Ni siquiera las repeticiones televisivas aclararon las cosas.
Aunque pudo equivocarse, demostr¨® ser imparcial, lo que Gil y Clemente quer¨ªan, aunque ni aun as¨ª se sintieron satisfechos. Gil sigui¨® lanzando sapos y culebras por su boca y Clemente se dedic¨® a ironizar sobre la situaci¨®n. Pes P¨¦rez, pese a todo, no dej¨® entrever ning¨²n partidismo. Pero estrope¨® el partido con su parsimonia, su ritmo pausado. ?sa es la gran paradoja.
En Espa?a no existe una educaci¨®n arbitral. En el Reino Unido, donde se invent¨® esta curiosa persecuci¨®n del cuero, el ¨¢rbitro es Dios. Puede equivocarse, pero nadie, absolutamente nadie, pone en duda su imparcialidad. En los peri¨®dicos nunca se punt¨²a a un ¨¢rbitro, son escas¨ªsimos los jugadores que protestan sus decisiones, nadie lanza al p¨²blico contra ellos y casi nunca se exagera una entrada en busca de un mayor castigo para el rival. Es decir, los protagonistas del juego ayudan al ¨¢rbitro.
Culpable
En nuestro pa¨ªs, el ¨¢rbitro suele ser el culpable de todo. Es insultado, vejado y, a veces, si no hay polic¨ªa que lo impida, golpeado. Su parcialidad se da por supuesta. A esa imagen ha contribuido, sin duda, la longevidad en el cargo de Jos¨¦ Plaza, un hombre del pasado que no ha sabido dejar su cargo en el momento oportuno.Los jugadores espa?oles -y los extranjeros, que aprenden muy r¨¢pido- protestan continuamente, levantan los brazos -excitando un poquito m¨¢s al p¨²blico contra el hombre de negro-, tratan de presionarle al m¨¢ximo y se tiran en el ¨¢rea en cuanto ven la posibil¨ªdad de provocar un penalti. Por ejemplo, ?alguien es capaz de acusar a un ¨¢rbitro cuando duda en se?alar un penalti a Futre? ?Cu¨¢ntas veces se ha visto a Futre lanzarse en picado, con los brazos por delante, sin haber sido rozado por un rival? En Espa?a, pues, los futbolistas no suelen ayudar a los ¨¢rbitros.
Ayer fue una buena ocasi¨®n para destacar los dos tipos de reacciones. 1. Butrague?o, una rara avis en el f¨²tbol espa?ol, fue el hombre que remat¨® el bal¨®n en la pol¨¦mica jugada que salv¨® Abel sobre la l¨ªnea: "Desde mi posici¨®n no pude ver si hab¨ªa entrado o no", dijo El Buitre, que estaba apenas a cinco metros. 2. Abel se despidi¨® del partido con esta frase: "El ¨¢rbitro no me ha gustado mucho. Quiero ver el penalti a Futre en televisi¨®n porque a m¨ª me ha parecido que s¨ª lo era". El portero del Atl¨¦tico estaba a unos 95 metros de la jugada.
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