La ley del tr¨¢nsfuga se impone en Galicia
Los constantes cambios de partido provocan la inestabilidad pol¨ªtica de la comunidad
XOS? HERMIDA, Los reiterados episodios de transfuguismo en las filas del centro derecha han sumido a Galicia durante los ¨²ltimos cuatro a?os en una convulsi¨®n pol¨ªtica permanente. Los trasvases de un partido a o han provocado cambios de Gobierno en la propia Xunta, la m¨¢s poderosa de las cuatro diputaciones gallegas, y en dos de las siete principales ciudades de la comunidad aut¨®noma. Ante esta situaci¨®n, la Iglesia ha decidido intervenir, y los obispos reclaman que se revise el sistema electoral de listas cerradas.
La figura del tr¨¢nsfuga se ha introducido de tal modo en la cultura pol¨ªtica de Galicia que dentro de pocos meses tendr¨¢ ya su propio monumento: una efigie de un buitre carro?ero en la ciudad de El Ferrol.El autor de esta iniciativa, costeada a trav¨¦s de una suscripci¨®n popular, es el ex alcalde ferrolano, el conservador Alfonso Couce Doce, que perdi¨® su puesto el pasado mes de septiembre tras una moci¨®n de censura presentada por su primo, el socialista Manuel Couce Pereiro. La moci¨®n prosper¨® con el apoyo del concejal, Juan Santalla, que d¨ªas antes del cambio de alcalde era militante del Partido Popular y responsable de Urbanismo.
Casos parecidos se han producido a decenas en otros peque?os ayuntamientos. Tambi¨¦n en la diputaci¨®n de La Coru?a los socialistas arrebataron el Gobierno el pasado mes de mayo a los populares porque fueron capaces de convencer a tres diputados independientes, coligados hasta entonces con la derecha. Meses antes, el PSOE se hab¨ªa hecho con otro feudo importante, el Ayuntamiento de Orense, donde un concejal del CDS prefiri¨® renunciar a la disciplina suarista, que le impon¨ªa permanecer al margen del equilibrio entre los dos partidos mayoritarios.
En Vigo no hubo moci¨®n de censura, pero otro socialista, el alcalde Manuel Soto, alcanz¨® la mayor¨ªa en la corporaci¨®n cuando dos ediles del PP y uno del CDS prefirieron "anteponer los intereses de la ciudad" a los de sus respectivos partidos. Uno de los ediles que desert¨® de las filas conservadoras no oculta ahora sus simpat¨ªas por Ruiz-Mateos, lo que no es obst¨¢culo para que contin¨²e sustentando el Gobierno del PSOE.
Las mociones de censura se pusieron de moda en Galicia mucho antes de que el PP y el CDS alcanzasen un acuerdo nacional para minar el poder socialista en algunos ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas. El desencadenante fue la ya c¨¦lebre iniciativa tomada por el PSG-PSOE en septiembre de 1987 para desplazar de la Xunta al aliancista Gerardo Fern¨¢ndez Albor y hacer frente a la amenaza, m¨¢s tarde materializada, de la candidatura de Manuel Fraga a la presidencia del Gobierno aut¨®nomo.
Derrocar a Albor
Aquella moci¨®n de censura consagr¨® la m¨¢s famosa operaci¨®n de transfuguismo de la reciente historia de Espa?a. Para derrocar a Albor, el PSOE cont¨® con la ayuda de Xos¨¦ Luis Barreiro, que un a?o antes hab¨ªa dimitido de su cargo de vicepresidente del Gobierno aliancista. Barreiro, que en tan corto espacio de tiempo se hab¨ªa erigido en l¨ªder de otro partido, Coalici¨®n Galega (CG) volvi¨® a ser vicepresidente en el nuevo Ejecutivo de mayor¨ªa socialista.
El Gobierno que sustituy¨® al de Fern¨¢ndez Albor no tard¨® mucho en sufrir en sus propias carnes los efectos de la inestabilidad pol¨ªtica. El Gabinete presidido por el socialista Gonz¨¢lez Laxe perdi¨® la mayor¨ªa al cabo de pocos meses.
En total, 14 de los 71 diputados del Parlamento aut¨®nomo se han cambiado alguna vez de partido a lo largo de los cuatro a?os de legislatura. S¨®lo la izquierda nacionalista logr¨® salvarse de esta plaga, que ha llevado a los obispos gallegos a pedir la revisi¨®n del sistema electoral de listas cerradas en una carta pastoral publicada esta semana coincidiendo con el inicio de la campa?a electoral. Si se repasa el historial de algunos de los candidatos que concurren a los comicios del pr¨®ximo d¨ªa 17 se pueden encontrar casos de hasta cinco cambios de militancia.
A juicio del soci¨®logo Juan Luis Pintos, profesor de la Facultad de Filosof¨ªa de la Universidad de Santiago, el transfugismo en Galicia no tiene nada que ver con casos como el del diputado de la Asamblea de Madrid Nicol¨¢s Pi?eiro. Pintos explica el fen¨®meno como una consecuencia de lo que ¨¦l denomina "transformaci¨®n de la estructura de las redes caciquiles". "Los partidos en Galicia tienen un valor de cambio", se?ala, "son organizaciones de servicios mutuos que tienen sentido cuando sirven como instrumentos para proporcionar al g¨²n tipo de benefici¨®".
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