Bernardo Bertolucci
El t¨¦ en el desierto africano
A un a?o de los nueve oscars de El ¨²ltimo emperador, Bernardo Bertolucci ha regresado a las c¨¢maras con su habitual af¨¢n de hacer cine y de transmitir emociones. Gracias a ¨¦l, El t¨¦ en el desierto, quiz¨¢ el m¨¢s bello de los romances de Paul Bowles, ser¨¢ narrado en una pel¨ªcula. Como h¨¢bil explorador de la naturaleza humana, el cineasta italiano ha guiado recientemente, durante 15 semanas, una larga caravana de actores, comparsas, t¨¦cnicos y autos de la ¨¦poca a trav¨¦s del hedor y del encanto de las ciudades norteafricanas.Qu¨¦ gran contraste entre el Bertolucci de la noche de los oscars, elegant¨ªsimo con su esmoquin italiano, y aquel hombre que, sudoroso y casi siempre de mal humor, ha rodado durante 100 d¨ªas un filme con la arena en los zapatos y las gafas de sol en la frente.
"El trabajo me alza los ¨¢nimos", dice el artista; "desde que realic¨¦ mi primer filmetto, a los 16 a?os, el cine ha sido para m¨ª como una cura: en el set, mis obsesiones, el miedo y el dolor se transforman en fuente de inspiraci¨®n, la raz¨®n de mi cine. Ahora que he culminado la fase de rodaje, regreso al psicoanalista, con el cual estoy bajo tratamiento desde hace 15 a?os. Freud me dir¨ªa: Bertolucci, usted es incurable".
El t¨¦ en el desierto es un kolossal de sentimientos, el drama psicol¨®gico de Port (John Malkovich) y Kit (Debra Winger), que, aunque profundamente enamorados, no logran vivir su amor. "La imposibilidad de ser felices", asegura Bernardo Bertolucci, "la constataci¨®n de que el amor no conduce a la felicidad, es el destino de todas las parejas que conozco. Puedo pensar en una sola excepci¨®n: mis padres".
A pesar de que los dos protagonistas duermen en habitaciones separadas, su pel¨ªcula gira en tomo al erotismo en el que, por supuesto, es decisivo el personaje femenino: como Maria Schneider en ¨²ltimo tango en Par¨ªs, Kit "est¨¢ siempre en una b¨²squeda m¨¢s profunda de s¨ª misma".
En el desierto, junto a Bertolucci, otros dos oscars de El ¨²ltimo emperador el productor brit¨¢nico Jeremy Thomas y Vittorio Storaro, director de la fotograf¨ªa; tambi¨¦n un grupo de comparsas que el artista italiano escogi¨®, una a una, para representar la miseria de ?frica en 1947, un peque?o ej¨¦rcito de gente de la nada", algunos sin un ojo o sin un brazo, ni?os con las cabezas hundidas en jorobas monstruosas y dos leprosos aut¨¦nticos.
En los cuatro meses de rodaje, el cineasta ha tratado de olvidar la noche de los oscars, la tentaci¨®n del triunfo a cualquier precio, "sobre todo porque los americanos saben amarte, pero saben tambi¨¦n darte las espaldas". En Estados Unidos, pel¨ªculas como El conformista y Ultimo tango en Par¨ªs influenciaron fuertemente la cinematograf¨ªa de Francis Ford Coppola, Paul Schraeder, Brian de Palma y Michael Cimino.
Sus grandes ¨¦xitos europeos, La luna, Novecento y Tragedia de un hombre rid¨ªculo, fueron acogidos con frialdad por el p¨²blico y la cr¨ªtica americana. Este hecho hace imposible predecir si el p¨²blico americano y el europeo se sentar¨¢n a tomar juntos El t¨¦ en el desierto del ¨²ltimo Bertolucci.
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