13 cineastas italianos describen en documentales las ciudades anfitrionas del Mundial de f¨²tbol
Mundovisi¨®n ofrecer¨¢ ma?ana los resultados de un proyecto en el que s¨®lo fall¨® Federico Fellini
Al final, Federico Fellini respondi¨®: "No, grazie". Con un telegrama al ministro de la Cultura, Franco Carraro, y una breve llamada telef¨®nica a los responsables del Instituto Luce, el cineasta rechaz¨® la invitaci¨®n a rodar un documental sobre Roma de presentaci¨®n de las grandes manifestaciones futbol¨ªsticas del Mundial 90. Los promotores de la iniciativa recibieron, en cambio, la aprobaci¨®n entusiasta de otros 13 directores de cine: Michelangelo Antonioni, Bernardo y Giuseppe Bertolucci, Mauro Bolognini, Alberto Lattuada, Carlo Lizzani, Marlo Monicelli, Ermanno Olmi, Gillo Pontecorvo, Francesco Rosi, Mario Soldati, Lina Wertm¨¹ller y Franco Zeffirelli.
A cada uno de los artistas se le asign¨® la tarea de describir, en ocho minutos, el arte, el esp¨ªritu, la historia de cada una de las 12 ciudades que, en junio de 1990, ser¨¢n las anfitrionas de los partidos del Mundial: Roma, Bolonia, Verona, G¨¦nova, Cagliari, Palermo, Mil¨¢n, Udine, N¨¢poles, Tur¨ªn, Bari y Florencia.Los documentales ser¨¢n transmitidos en televisi¨®n, antes de las telecr¨®nicas directas. Previamente, los cineastas tendr¨¢n un veredicto del p¨²blico, ya que ser¨¢n ofrecidos ma?ana en Mundovisi¨®n, por la RAI, la televisi¨®n p¨²blica italiana. Despu¨¦s de la presentaci¨®n a la Prensa, y con la ayuda de los artistas, se define a continuaci¨®n el estilo y el contenido de los documentales que el gran cine italiano ha regalado al Mundial de f¨²tbol.
Mil¨¢n, de Ermanno Olmi. Al -director de La leyenda del santo bebedor ha sido confiada la tarea de narrar la capital econ¨®mica de Italia. "M¨¢s que la ciudad de los negocios, he preferido filmar la del arte", dice. "He empezado desde el Naviglio, el principal canal de la ciudad, hasta el Mil¨¢n del seiscientos, dirigi¨¦ndome despu¨¦s hacia la Galer¨ªa y el Centro. De pronto se impone la Scala, con su estilo del ochocientos, que evoca la temporada m¨¢s feliz del melodrama italiano: la que vio el triunfo de Giuseppe Verdi".
Udine, de Gillo Pontecorvo. En el documental de Pontecorvo, Udine es una peque?a Venecia. No posee una laguna, mas la Piazza della Libert¨¤, el Palazzo Arcivescovile, la Loggia del Lionello... han sido escogidos por el director como ejemplos de arte veneciano. Pero Udine es tambi¨¦n "otra Bolonia", el mismo orden, la misma hospitalidad, nuevos ejemplos de arte en com¨²n. "Es una de las ciudades m¨¢s europeas de Italia", asegura el cineasta, de 70 a?os.
Bari, de Lina Wertm¨¹ller. Es a partir de las recchietelle, antigua tradici¨®n gastron¨®mia de la pasta, que la artista romana Lina Wertm¨¹ller comienza a narrar Bari, "la m¨¢s oriental de las ciudades italianas". La gente es vivaz, "molto espa?ola", es la ciudad de las grandes palmas, "recuerda Barcelona o Estambul". Wertm¨¹ller ha filmado las iglesias normanas, el Castello Svevo y a los pescadores.
Admirada y secreta
N¨¢poles, de Francesco Rosi. Con ternura y nostalgia, Rosi recuerda su estrech¨ªsimo v¨ªnculo con N¨¢pol¨¦s. "Viv¨ª all¨ª hasta los 23 a?os y, ahora que tengo 67, la llevo todav¨ªa dentro de m¨ª. La N¨¢poles m¨¢s conocida, aquella del golfo, del mar, del sol, puede satisfacer s¨®lo al turista superficial. Mas al observador atento, N¨¢poles se presenta como una realidad imprevista: he tratado de encontrar, en mi documental, un equilibrio entre la N¨¢poles admirada por todos y aquella m¨¢s secreta".
Verona, de Mario Monicelli. En la Verona de Mario Monicelli los actores protagonistas son las estatuas. "Monumentos serios y pensativos existen una infinidad en el mundo. Hay muchos que, en cambio, sonr¨ªen, enigm¨¢ticos. Pero las dos ¨²nicas estatuas que r¨ªen de veras est¨¢n en Verona: San Zeno, patr¨®n de lapiudad, que ten¨ªa fama de alegr¨®n, y Cangrande della Scala".
G¨¦nova, de Alberto Lattuada. Lattuada ha enfocado los dos extremos de G¨¦nova: por una parte, los pueblos con los callejones estrechos, "con los tejados de las casas que se tocan entre s¨ª para estar, en lo posible, a orillas del mar". Por otra parte, el gran tr¨¢fico, las modernas autopistas, los pasos elevados llenos de autos.
Roma, de Michelangelo Antonioni. Antonioni ha filmado siempre al alba o al ocaso y ha esperado, pacientemente, un aguacero para plasmar en su documental la Loggia di Palazzo Falconeri, en Via Gitilia. Se ha impuesto no filmar "en los 4.800 segundos disponibles" las grandes calles y los grandes monumentos de la capital. La Casina di Pio IX, y no el Pante¨®n, enumera el cineasta; la Chiesetta del Priorato di Malta en vez del Coliseo: "He mostrado las peque?as gemas, en las cuales me he detenido por pocos segundos, dando al documental un ritmo alegre y vivaz".
Palermo, de Mauro Bolognini. A la Palermo de la mafia y de la delincuencia Bolognini contrapone la Palermo viva de las grandes fiestas populares, embellecidas por los mosaicos de los griegos, de los normandos y de los espa?oles. "He filmado tambi¨¦n", dice, "la casa en donde Wagner compuso el Parsifal y aquella, bell¨ªsima, que hosped¨® a Goethe; su amor por Palermo le llev¨® a decir: 'In¨²til visitar Italia si no se tiene el tiempo de sentir el olor de esta ciudad".
Florencia, de Franco Zeffirelli. "Nos han permitido hacer de todo, hasta jugar a pelota bajo el David de Donatello, una cosa que temo no ser¨¢ posible repetir", dice con voz emocionada el director florentino Franco Zeffirelli, para quien su ciudad es la patria del f¨²tbol.
Bolonia, de Giuseppe Bertolucci. "Con mi hermano Bernardo, hemos buscado un caballo de Troya, un pasaje secreto que nos permitiera alcanzar el coraz¨®n de Bolonia. Y lo hemos encontrado en el escondite, este juego antiguo, lleno de miedo y suspenso. S¨ª, la ciudad la hemos narrado as¨ª, lanzando r¨¢pidos vistazos y despu¨¦s escondi¨¦ndonos en rincones oscuros y reservados".
Cagliari, de Carlo Lizzani. Lizzani ha escogido la ciudad que menos conoc¨ªa de todas, "porque me gustaba la idea de explorarla y de narrarla contempor¨¢neamente". Especialista en filmes de investigaci¨®n, el cineasta romano ha rodado, antes que nada, el matrimonio en h¨¢bitos t¨ªpicos de Assemini, un peque?o centro cerca de Cagliari. "Es una antiqu¨ªsima tradici¨®n, un aut¨¦ntico espect¨¢culo".
Tur¨ªn, de Madrio Soldati. A diferencia de Antonioni, Mario Soldati busca con insistencia el gran Tur¨ªn, las construcciones m¨¢s majestuosas: "Desde el Duomo hasta la catedral, que custodia la Sacra Sindone". "Incluso la enorme f¨¢brica automovil¨ªstica de Mirafiori", dice, "pero no es f¨¢cil filmarla; Tur¨ªn esconde sus bellezas, no las muestra f¨¢cilmente".
Babelia
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