Cervantes por dos veces

J. C., Tanto se aprendio la lecci¨®n del ensayo previo el Nobel espa?ol que fue el ¨²nico que en el solemne acto de la entrega no le dio la espalda al rey, cumpliendo lo preceptivo, y s¨®lo se permiti¨® hacer un gesto de triunfo: cuando ya ten¨ªa en sus manos la medalla del Nobel, Cela junt¨® el dedo gordo y el dedo ¨ªndlice y se?al¨® a la primera fila, donde estaba su compa?era Marina Casta?o.

Por la noche, en el banquete, Cela fue uno de los que brindaron por el Nobel, y lo hizo en una fiesta en la que los suecos combinaron de manera ins¨®lita a Rostropovich, que interpret¨® con su violonchelo la Zarabanda de Bach con la m¨²sica de una especie de tuna universitaria jocosa y con un coro que hizo buena m¨²sica, aunque tambi¨¦n de broma. La combinaci¨®n de estos sonidos, y, el tono general de la fiesta, desenfadado y vibrante hasta el baile final, sorprendi¨® a los propios suecos, que comprenden que desde hace al menos tres a?os la fiesta del Nobel trata de desempolvarse de viejas rutinas tradicionales.

En el banquete, Cela estuvo al lado de la reina Silvia, que sabe castellano, y luego, el Nobel espa?ol -"cansado, Jodido pero contento"- departi¨® con los Reyes suecos y con los otros Nobel. Al final de la noche pregunt¨®: "?Y qu¨¦ tal ha estado todo?". Cuando se le dijo que muy bien, ¨¦l repuso, en referencia al texto que pronunci¨® en el brindis: "Y Cervantes ha salido dos veces".