Ceaucescu, a sus jueces: "Sois unos golpistas"
"Sois unos golpistas que est¨¢is destruyendo la independencia rumana", dijo el dictador rumano al tribunal que termin¨® conden¨¢ndole a muerte por genocidio, al igual que a su esposa y n¨²mero dos de su derribado r¨¦gimen, Elena.La retransmisi¨®n por televisi¨®n de parte del proceso sumar¨ªsimo contra el conducator muestra a un matrimonio Ceaucescu desafiante y que se neg¨® en todo momento a reconocer la competencia de sus jueces.
"S¨®lo contestar¨¦ al Parlamento del pueblo", afirm¨® Nicolae Ceaucescu, "en relaci¨®n con la traici¨®n y el golpe de Estado, y vosotros tendr¨¦is que responder". La esposa del derrocado dictador lleg¨® a decir a su marido: "?C¨®mo permites que te hablen de ese modo?".
Al terminar el interrogatorio, ante un gesto de levantarse de su marido, Elena le dijo: "No, querido. Nosotros no nos levantaremos. Somos seres humanos".
Poco despu¨¦s se pronunci¨® la doble sentencia de muerte.
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M¨¢s informaci¨®n en las p¨¢ginas 2 y 4
"Esto es una provocaci¨®n"
Viene de la primera p¨¢ginaEl v¨ªdeo sobre las horas finales del matrimonio Ceaucescu, que gobern¨® Ruman¨ªa, con mano de hierro durante 24 a?os, mostr¨® a Ceaucescu, de 71 a?os, discutiendo de mal genio con el tribunal militar y diciendo con voz entrecortada: no reconozco a este tribunal. Lean la Constituci¨®n".
Elena, de cuando en cuando, sonre¨ªa y mascullaba durante el juicio. Otras veces parec¨ªa ausente, falta de inter¨¦s. En otro momento, despu¨¦s de una pregunta acusatoria, se ri¨®.
"Esa risa lo dice todo", replic¨® desde el tribunal una voz en off. "De acuerdo con su conducta, ustedes deber¨ªan estar en un manicomio".
"Hoy hay m¨¢s de 64.000 muertos en todas las ciudades. Ustedes han llevado la miseria a nuestro pueblo. Intelectuales y cient¨ªficos han tenido que, escapar del pa¨ªs. ?Qui¨¦nes son los mercenarios extranjeros que est¨¢n disparando?, ?qui¨¦n los trajo aqu¨ª?", pregunt¨® el fiscal.
"Esto es una provocaci¨®n", respondi¨® Elena. "Me niego a contestar", dijo Nicolae.
Dirigi¨¦ndose a Elena, el fiscal dijo: "Aqu¨ª est¨¢ la cient¨ªfica analfabeta que no sabe leer ni escribir", mof¨¢ndose del t¨ªtulo de ingeniero qu¨ªmico que la llev¨® a la presidencia de la Academia de Ciencias Rumana.
Elena respondi¨® furiosa: "Imagino lo que dir¨¢n mis colegas cient¨ªficos de este pa¨ªs ante esa acusaci¨®n".
El fiscal hizo una larga intervenci¨®n acusando a la pareja de haber aplicado la violencia durante sus 25 a?os en el poder. "Ni?os inocentes fueron aplastados por los tanques. Ustedes vistieron con uniformes; del Ej¨¦rcito a los miembros de la Securitate [polic¨ªa secreta] para confundir al pueblo. Ustedes ordenaron cortar tubos de ox¨ªgeno en los hospitales. Ustedes ordenaron colocar explosivos en almacenes de plasma sangu¨ªneo en los hospitales".
Ceaucescu escuch¨® con cara de sarcasmo. Elena dijo con iron¨ªa: "S¨ª, s¨ª".
"Y ahora trata de burlarse de este tribunal", le amonest¨® el fiscal.
"Dicen que matamos ni?os. Eso no es verdad!", replic¨® Elena.
"Acusado Nicolae Ceaucescu...", comenz¨® a decir el fiscal, pero fue interrumpido por el derrocado l¨ªder: "Yo no soy un acusado. Yo soy el presidente de Ruman¨ªa y el comandante en jefe de las fuerzas armadas y quiero contestar ante la Asamblea". Lo dijo a gritos, mientras miraba hacia su esposa en busca de apoyo.
"En base a las acciones de los miembros de la familia Ceaucescu, los condenamos a los dos a la pena de muerte", dijo la voz en off. "Y les confiscamos todas sus propiedades".
Entonces hubo una paralizaci¨®n de la imagen y no se vio la reacci¨®n de la pareja.
Cuando les ordenaron que se pusieran de pie, Ceaucescu y su mujer se negaron.
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